La producción orgánica es aquella que se basa en el respeto de los procesos ecológicos, la biodiversidad y los ciclos de los ecosistemas locales. Este respeto permite que los alimentos orgánicos tengan mas sabor, sean más nutritivos y no contengan residuos químicos.
La falta de producción 100 por ciento orgánica en México es motivo de miedo y poca información. Miedo porque nadie quiere poner en riesgo su cosecha y el cambio de implementar sistemas nuevos de producción, genera riesgo e incertidumbre.
No se podría tener producción orgánica si no se tiene como prioridad la sustentabilidad en todos los procesos y en la minimización de los recursos no renovables, así como la optimización en el uso de los renovables, encontrados en el campo de forma natural.
Emilio Arizpe es uno de los productores mexicanos que le ha apostado a la producción orgánica. Su rancho está localizado en Coahuila y dice que la clave está en que “solo una tierra sana, produce alimentos sanos”.
En entrevista con Reporte Indigo, explicó qué se requiere para tener producción orgánica y por qué cada día este tipo de producción adquiere mayor importancia y preferencia.
Arizpe afirma que más allá del control de plagas– que comúnmente es lo que las personas creen es lo más importante– el mayor reto es la nutrición orgánica y sustentable del suelo.
Cuando se usan fertilizantes químicos, estos no solo matan las bacterias o plagas, sino que arrasan con todo ese mundo de microorganismos tan importante en el ecosistema.
De tal manera que cuando llegue el contacto con un hongo o bacteria, no hay mecanismos naturales de defensa, esto obliga al productor a recurrir a fertilizantes o antibióticos, haciendo una cadena interminable y costosa, afectando las propiedades y sabor de los frutos.
Aprovechar sin dañar
En un sistema orgánico quedan descartados los fertilizantes químicos, que se producen en plantas industriales y que provienen del petróleo, tales como la urea, el sulfato de amonio y sus derivados. Además, se necesita encontrar una alternativa natural, con elementos que le proporcionen al suelo los alimentos que requiere.
Una opción de esto son los minerales, pero son caros y no renovables. Una medida no sustentable. Otra es la generación en sitio de composta, en la que se utilizan todos los desechos orgánicos generados en el mismo campo. El estiércol de los animales, las ramas y plantas que salen de la poda de los árboles y plantas que se cultivan, y la cáscara de los frutos utilizados en la producción. No solo es una opción de nutrición, sino también una medida sustentable, pues se aprovechan todos los elementos que el mismo campo provee.
Cuando se logra tener una tierra nutrida, el ciclo natural del ecosistema hará el trabajo necesario para proteger su entorno. El mundo microscópico que habita alrededor de las plantas y árboles permite que estos absorban los nutrientes de una manera más efectiva y los protege de bacterias patógenas.
Una forma para controlar plagas indeseables es la siembra deliberada de insectos benéficos.
Estos ayudan comiéndose o atacando las plagas nocivas, dejando así que el ecosistema funcione naturalmente.
Largo camino que recorrer
Es una implementación relativamente nueva en el país, estamos lejos de que se fomente como principal método de producción.
La ley de productos orgánicos en México fue publicada apenas el 7 de febrero de 2006. En ella se contempló la formación del primer Consejo Nacional de Producción Orgánica. El 1 de abril de 2010 se anexó un reglamento a esta ley.
Con la creación de esta ley, el gobierno tendrá que velar para que los organismos independientes que autoricen la certificación de esta producción orgánica, puedan optar por esta opción sustentable.