En la calle Cascada, número 126, cerca del Metro Portales, de la Ciudad de México, creció Gala Gutiérrez. Ahí vivió su infancia y su adolescencia junto con su padre, su madre y sus hermanos. En ese lugar pasaron fiestas, risas, momentos en familia y una que otra lágrima.
Tristemente, tanto su mamá, como su papá y sus hermanos ya están muertos, así que, a través de todas estas vivencias y con la idea de poder sanar, surge el monólogo Cascada 126.
“Explorando y encontrando la forma de poder expresarme de la mejor manera, a la par de tener una sanación, porque fue una situación en la que yo me desprendo de mi papá, de mi mamá y de mis hermanos, tengo este trabajo interno, que fui desarrollando escénicamente, porque me dedico al arte, al teatro”, cuenta la actriz.
Todo este trabajo comenzó hace nueve años, y hasta ahora pudo aterrizar el texto y obtener un apoyo de la Secretaría de Cultura federal, a través del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, para poder montar el monólogo.
“Encuentro en los rituales una sanación, entonces, es un proyecto escénico en el cual, a través de un ritual amoroso, generoso y bueno, yo le doy la despedida a estos seres, la despedida que no tuvimos la oportunidad de tener, para poderlos soltar.
“Poder decirles que también es su momento, es mi momento, y si al final yo sigo aquí, estoy dispuesta a recibir la vida que me corresponde, para también soltar los lazos de dolor, de miedo y de violencia, que han habitado en Cascada 126 y reeducar, readaptar y resignificar la palabra familia, eso es lo que es Cascada 126”, explica Gala Gutiérrez.
En el monólogo se puede ver sobre el escenario una instalación escénica. La idea era que la gente transitara por ella, pero el equipo creativo se dio cuenta que los objetos que estaban — los cuales va mostrando la actriz durante el monólogo — que yo voy mostrando, se podían romper.
“Son ropajes, accesorios, fotografías, videos y audios, cosas ya muy antiguas que corríamos el riesgo de que la gente las quisiera tocar, quisiera sentirlos, pero se podían destruir. Es una obra documental, autoficcionada, donde el público ve una instalación escénica y conoce a la familia, al padre, a la madre y a los hijos”, comenta la actriz.
Durante el monólogo, hay una parte en la que Gala Gutiérrez dice: “En las primeras experiencias de la vida del güero, a los siete meses, es la experiencia de la muerte de nuestra madre, ella recibió una inyección para bien morir, ayudada por mi papá y por un doctor amigo de los dos; ella se lo pidió a mi papá, ¿qué te puede llevar a tomar la decisión de morir?”.
La actriz asegura que al finalizar el montaje el público se queda sentado, como digiriendo la situación, como queriéndola abrazar y muchos de los asistentes no se quedan con las ganas y la abrazan. Le dicen que la acompañan.
“Al final de cuentas no es una historia triste la que yo estoy contando, sino justamente una historia de luz, una historia donde yo encontré las herramientas para sanar y para resolver lo que tenía que resolver, tomar la responsabilidad de las situaciones que se me presentaron en la vida y poder decir ‘sí, pero yo estoy aquí, estoy viva y puedo seguir adelante con estas cicatrices que no se van a borrar, pero que ya no van a volver a sangrar’”, afirma.
Toma nota
Cascada 126 estará hasta el 28 de octubre
Viernes (7, 21, y 28 de octubre), a las 20:00 horas
La Titería (Vicente Guerrero, col. Del Carmen Coyoacán
Sábado 8 de octubre, a las 19:00 horas
Foro La NaBe ( Linares 26, Roma Sur, Cuauhtémoc)
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