Creo que The Killers solo lanza discos como pretexto para salir de gira. Esto no es un insulto, es la simple conclusión lógica a la que se llega cuando sabes que sus canciones siempre suenan mejor cuando las escuchas acompañado de otras 20 mil personas. El más reciente ejemplo de esto son los tracks que dan forma a “Battle Born”.
Al escuchar “Runaways”, el primer sencillo del álbum, Brandon Flowers parece que sigue obsesionado con escribir la canción perfecta para la carretera. Alguien tiene que avisarle que ya lo hizo en su segundo disco con “When You Where Young”. Aún así, “Runaways” es por mucho la única canción del disco que puede competir de igual a igual con los éxitos pasados de The Killers.
En el nuevo álbum están todos los puntos que han ayudado a definir el sonido de la banda: La obsesión con mencionar al neón, producto de ser hijos de Las Vegas; Las referencias a Springsteen con las “American Highways” como escape, están presentes desde la portada del disco; La necesidad de buscar ser U2, subrayada al usar a Steve Lillywhite –el primer productor de la banda irlandesa– para coordinar el sonido del disco.
Esto en conjunto, pese a ser un disco que habla de escape y rebeldía, hace que todo suene tremendamente familiar.
La influencia británica que la banda demostró en su debut, “Hot Fuss”, es ahora solo un distante recuerdo que se perdió cuando The Killers decidió perseguir el sonido del sueño americano por el desierto.
“Battle Born”, pese a tener un puñado de posibles himnos, incluido el poderoso track homónimo que cierra el disco, se escucha menos ambicioso.
Incluso el impacto visual de la banda parece estar suavizado. No hay epaulettes emplumadas en el vocalista. Tampoco intentos de Brandon por vender el disco como “uno de los mejores álbums de los últimos 20 años”, como lo hizo con “Sam’s Town”. Obviamente no lo era, pero por lo menos había la ambición de intentar serlo.
El problema es que de seguir así, The Killers podría convertirse en la nueva versión de Bon Jovi. Una banda encabezada por un joven extremadamente carismático que es más exitosa que respetada.