Julieta Fierro invita a rebelarse y luchar por los sueños
En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la astrónoma Julieta Fierro platica que su profesión le permitió ejercer su libertad y creatividad, algo que desea se promueva en las jóvenes que quieran iniciar una carrera en esta área
Karina CoronaDesde muy pequeña, la astrónoma, física e investigadora mexicana Julieta Fierro Gossman tuvo la certeza de que se iba a dedicar a la ciencia. En el librero de su casa se encontraban enciclopedias con las que podía maravillarse sobre los grandes misterios del Universo, así fue su primer acercamiento a un mundo que, al día de hoy, no deja de sorprenderla.
Sin embargo, su camino, como el de muchas mujeres, no fue fácil. De acuerdo con el Sistema Nacional de Investigación (SNI) de México, de todos los científicos que conforman su padrón, sólo 37 por ciento son mujeres; además, sólo tres de cada 10 profesionistas eligieron carreras relacionadas con las ciencias, tecnología, ingeniería o matemáticas, conocidas también como STEM.
“Yo iba a un colegio francés, porque estaba cerca de la casa. Saqué cero en francés, pero 10 en matemáticas. Mi hermana, quien era más grande, me dijo que era muy lista, que estudiara Física, pero a mí no me gustaba mucho, al final, le hice caso”, platica Fierro.
En entrevista con Reporte Índigo, la astrónoma confiesa que pasó por un momento complejo cuando estudió Física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, además de que no era su materia favorita, la situación en su casa no ayudaba a sus estudios.
Fierro decidió escaparse de su casa con su hermana para estudiar astronomía, mientras trabajaba de intérprete.
“Cuando se murió mi mamá, mis hermanos tenían un año y el otro de 11 meses con Síndrome de Down; mi papá quería que sus hijas se quedaran en la casa, nos enseñaba enciclopedias donde se veía que el cerebro de las mujeres era más chico que el de los hombres. Fue médico, debe haber estado muy desesperado, quedarse viudo con adolescentes y dos bebés”, comparte.
Julieta Fierro, contra el sistema
Julieta Fierro decidió rebelarse para ser científica. En ciencias, como en muchos aspectos de la vida en sociedad, las mujeres han sido relegadas a un lugar secundario, incluso, cuando su aporte es equivalente o superior al de sus colegas hombres.
En la actualidad, aún existen múltiples factores que frenan el desarrollo de las mujeres dentro de la ciencia, como la desigualdad económica, la cual conlleva a que menos personas accedan a carreras científicas.
La brecha salarial es menor en las carreras STEM, por cada 100 pesos que ingresan los hombres, las mujeres reciben 82 pesos en contraste con otras carreras donde las mujeres llegan a recibir 78 pesos, aunque sus responsabilidades sean las mismas.
“La oposición para que yo avanzara en el ámbito de las ciencias siempre fue social, nunca fue por la comunidad científica, en ningún país donde he viajado me han hecho menos. Me invitan, por ejemplo, al mundo árabe y siempre digo que sí, con todo gusto, ahí sí siento que los hombres son un poquito encimosos, por decirlo de manera sencilla, pero voy porque sé que se necesitan más mujeres científicas”, narra.
Por ello, la divulgadora impera que es necesario que las mujeres luchen, aunque el propio sistema ponga frenos. Ejemplo de ello es la nueva Ley de Ciencia y Tecnología, con la cual, Fierro admite no se está tomando en cuenta a las científicas.
Uno de los problemas que visualiza surge a partir de la cultura en México y por la falta de acciones cuando una mujer quiere ser madre y científica.
“La nueva Ley de Ciencia decidió desdoblar el lenguaje, pero no hay ni una sola medida para facilitar que las mujeres sean científicas. Cuando una es joven y tiene que hacer una licenciatura, maestría, estancia posdoctoral y empezar a trabajar, algunas también quieren tener hijos, ¿por qué no se pueden tomar unos meses para estar en paz y disfrutar a su bebé?”.
“Una alumna puede dejar a su bebé en la guardería, puede ir a amamantarlo, porque nosotras tenemos derecho a hacer todo lo que queramos, pero muchas renuncian a las carreras largas, pues quieren tener niños, renuncian a eso porque no hay becas y eso es una gran injusticia”, opina.
Además, se suma el hecho de que actualmente hay pocas plazas en México para la comunidad científica, existe un déficit de investigadores e investigadoras: “La ley establece que todas las decisiones deben ser de manera popular, todos los científicos tienen voz, pero no voto”, agrega.
Por un apoyo a la maternidad
La investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM revela que hay problemas que tienen las mujeres, pero que la ciencia no ha resuelto, algo que ni siquiera los hombres tienen idea, no porque “sean malos”, sino porque no se les ocurre.
“Por ejemplo, la prueba de cáncer de mama, si se las hicieran a los hombres en los testículos, ¿tú crees que no hubieran mejorado el sistema? No piensan que es importante, hay mil cosas que se pueden resolver con la ciencia y haría que todos estuviéramos felices. Necesitamos garantizar que se tenga apoyo en la maternidad y por desgracia en nuestra cultura, los hombres no están habituados a entrarle al quite.”, reflexiona.
Y aunque Fierro considera que muchos proyectos en pro de la ciencia son una utopía, no deja de luchar y divulgarla para que más mujeres no echen de lado su sueño, pues la ciencia permite descubrir lo desconocido, ser libre y no dejar de soñar.
Parte de sus esfuerzos ha sido gracias a la colaboración con la Unesco, para que las y los jóvenes mexicanos tengan acceso a una educación gratuita e híbrida, es decir, de manera presencial y virtual.
“Cuando me entra la depre, leo un libro de matemáticas recreativas, veo que la mente humana es capaz de idear estas cosas y explicarlas de manera tan elegante y simplificada, dices ‘qué maravilla’ y se me va la tristeza. Si se dedican a la ciencia van a tener una vida a todo dar, se van a despertar contentas, con ganas de trabajar, desarrollar su curiosidad, inteligencia y se van a divertir”, puntualiza Fierro Gossman.