Juguetón, un espacio de magia y solidaridad

La campaña de TV Azteca, que celebra 30 años, busca superar los 19 millones de juguetes recolectados el año pasado, llevando sonrisas a niños y niñas de todo México
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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Desde su inicio hace tres décadas, el Juguetón. Un regalo… Una sonrisa,  se ha convertido en una tradición que simboliza la solidaridad mexicana. A lo largo de los años, esta campaña, impulsada por TV Azteca y dirigida por Jorge Garralda, ha superado desafíos logísticos, climáticos y sociales para cumplir su promesa: ningún niño sin un juguete el Día de Reyes.

“Los Reyes tienen que llegar ese día, nunca llegan tarde. Es un pulpo que hemos diseñado. Una vez, alguien de paquetería me preguntó: ‘¿Pero cómo lo hacen?’ Nosotros aprendimos porque se trata de perfeccionar esta operación”, asegura Garralda en entrevista con Reporte Índigo.

Esta campaña de TV Azteca celebra su 30 aniversario con un objetivo claro: superar los 19 millones de juguetes recolectados el año pasado y llevar alegría a cada rincón de México. Este año, Snoopy y sus amigos se convierten en los embajadores de la campaña, simbolizando, a decir de Garralda, la esperanza y la felicidad que han caracterizado al Juguetón desde su creación.

El alcance de esta iniciativa es vasto, extendiéndose desde las comunidades más remotas hasta las grandes urbes. Gracias a una red de apoyo que incluye empresas, voluntarios y organizaciones, los juguetes llegan a aquellos que más lo necesitan, para así hacer realidad un sueño: regalar sonrisas a las y los niños de México.

“Cubrimos todo, desde el norte hasta el sur. Muchas empresas contribuyen de distintas formas: desde quienes hacen limpieza hasta quienes donan alimentos para el equipo. Todo cuenta para garantizar que esto funcione”, asegura.

“El 24 de diciembre, mientras algunos se preparan para la cena navideña, nuestro equipo estará afinando detalles para que todo esté listo. El 25 nosotros seguiremos en movimiento, porque sabemos que cada esfuerzo vale la pena”

El esfuerzo no se limita a las zonas de fácil acceso. Garralda recuerda las complicaciones que enfrentaron el año pasado para llegar a las comunidades afectadas por huracanes, especialmente en Acapulco. 

“Era imposible llegar por las rutas habituales, pero nos aseguramos de que cada niño recibiera su juguete. Viajamos por caminos alternativos, ajustamos la logística, y cumplimos nuestra misión”, detalla.

La Villa Juguetón: un espacio de esperanza

Parte fundamental del éxito del Juguetón es la Villa Juguetón, un espacio diseñado para reunir a quienes desean aportar y disfrutar del espíritu solidario de la campaña. Este espacio, que estará abierto de 10:00 a 17:00 horas todos los días hasta el 5 de enero de 2025, ofrece a los visitantes un recorrido lleno de actividades. Para entrar, solo se pide donar un juguete nuevo que garantizará una sonrisa para un niño o niña el próximo Día de Reyes.

De esta forma, la Villa, además de ser un centro de acopio, se vuelve un lugar que celebra la magia de dar. Actividades como la pista de hielo, la Ludoteca Juguetón y las presentaciones musicales convierten cada visita en un evento inolvidable para toda la familia.

El impacto del Juguetón trasciende generaciones: “hay niños que hace 30 años recibieron un juguete y ahora vienen con sus hijos. Esa emoción es rica; alguien me dijo: ‘A mí me diste juguetes cuando era niño.’ Esas palabras me llenan, pero también me comprometen. Significan que hay mucho más por hacer”, reflexiona Garralda.

La campaña ha logrado entregar millones de juguetes, beneficiando a millones de niñas y niños de escasos recursos, incluyendo a comunidades migrantes y en zonas afectadas por el terremoto de 2017 y el Huracán Otis, en Guerrero

Aunque la misión principal sigue siendo llevar juguetes, la campaña ha evolucionado para identificar nuevas necesidades en las comunidades que apoya. 

Inventar otras funciones, otras soluciones, es parte del reto, pero sigo pensando que el regalo más valioso sigue siendo la sonrisa de un niño. La mayor satisfacción es que el niño se va sonriendo”, culmina Garralda. 

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