El Palacio de Bellas Artes es uno de los recintos culturales más emblemáticos de México. Desde su inauguración en 1934, se pensó como el espacio natural para que la alta cultura pudiera exhibirse, desde pintura, hasta ópera y ballet.
Sin embargo, fue en mayo 1990 cuando un acontecimiento cambió para siempre la percepción del Palacio de Bellas Artes: un cantante popular pisó por primera vez su escenario, no sin verse envuelto en críticas, y logró llenar cuatro fechas consecutivas.
Este hecho no sólo marcó un hito para su carrera, si no la para la música popular mexicana. Se trata del concierto de Juan Gabriel acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional.
Alberto Aguilera Valadez, mejor conocido como Juan Gabriel, es una de las figuras más queridas y respetadas en el mundo de la música mexicana.
Sus composiciones siguen siendo hasta el día de hoy coreadas por miles de mexicanos en bodas, bautizos y otras fiestas. Sus composiciones son ‘covereadas’ por otros artistas.
Éxitos como “Amor Eterno”, “Querida”, y “Hasta que te conocí” son himnos populares no sólo en México, sino en toda Latinoamérica.
Aquí te contaremos algunas cosas que quizás no conocías sobre sus presentaciones en Bellas Artes.
El primer concierto en Bellas Artes: el más polémico
En mayo de 1990, Juan Gabriel se convirtió en el primer cantante de música popular en presentarse en el Palacio de Bellas Artes.
Poco antes de su concierto, ciertos grupos de intelectuales se pronunciaron en su contra y enviaron cartas a los medios de comunicación y al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Primero, estaban las críticas clasistas: Bellas Artes debía reservarse para la alta cultura, no para los cantantes populares.
Después, las críticas al gobierno por permitir que lo recaudado en el concierto fuera para la Orquesta Sinfónica Nacional. ¿Cómo podían permitirse pedirle a un cantante popular juntar dinero para la orquesta más importante del país?
Y finalmente, la homofobia: Juan Gabriel “con sus modos, ropas y costumbres” no debía, según ellos, pisar el prístino escenario de Bellas Artes, como si la capacidad de un artista dependiera de sus preferencias.
En una crónica del concierto, Carlos Monsiváis indicó que “tramoyistas y utileros, archivistas y dirigentes sindicales, que se ríen y gozan: Juan Gabriel en Bellas Artes es el acontecimiento del año (la visita papal no se puede regir por criterios competitivos)”.
Aseguró, en su crónica, que “los cantantes de la ópera se han opuesto, no desprecian a lo popular, pero este no es su sitio, y para el caso ni importa que los conciertos sean en beneficio de la Orquesta Sinfónica Nacional, es vergonzoso (murmuran) que para comprar instrumentos el Señor Gobierno depende de la buena voluntad de un cantante y a la ira de los defensores de la buena música se une la explosión de homofobia, ese escudo de fe machista, ese sello de intolerancia como aureola de integridad”.
Sin embargo, el público recibió a Juan Gabriel con los brazos abiertos, llenando el recinto en cuatro noches consecutivas, del 9 al 12 de mayo, de conciertos inolvidables.
Ese último concierto se convirtió también en el primer disco en vivo del Divo de Juárez, que acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional y el Mariachi de América de Jesús Rodríguez de Híjar, creó un espectáculo majestuoso.
Éxito comercial
No sólo fueron los “sold out” de esos conciertos, después Ariola y BMG comercializaron en discos y videocassetes uno de los shows de casi tres horas del Divo, que se convirtieron en un éxito de ventas.
Juan Gabriel y su relación con Salinas de Gortari y el PRI
Aunque poco se habla de este aspecto político del cantante, Juan Gabriel siempre se pronunció a favor del PRI. En buena medida, el gobierno de Carlos Salinas de Gortari apoyó la presentación del Divo de Juárez en Bellas Artes.
En los periódicos de la época se recogió que el cantante era uno de los favoritos de la entonces primera dama Cecilia Occelli, razón por la que se reportó que tanto ella como el expresidente acudieron a ver a “Juanga” a Bellas Artes.
Ya desde 1988, Juan Gabriel se había pronunciado a favor de Salinas de Gortari en los periódicos, destacando su educación y buenos modales.
El cantante dio su apoyo en el 2000 al candidato presidencial priista, Francisco Labastida, con un spot que tenía un jingle pegajoso: “Ni Temo, ni Chente, Francisco va a ser presidente”.
Se refería al candidato del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, y al candidato del PAN, quien finalmente fue el ganador, Vicente Fox.
El regreso a Bellas Artes: 1997
Aunque el primer concierto es sin dudas el más famoso, no fue el único que el Divo de Juárez dio en Bellas Artes. El 22 de agosto de 1997 el Palacio recibió nuevamente a Juan Gabriel.
Ese concierto también se convirtió en otro álbum en directo: “Celebrando 25 años de Juan Gabriel: En concierto en el Palacio de Bellas Artes“.
Con ese concierto, de dos horas y 15 minutos, el cantante celebró su trayectoria y fue nominado a un Premio Lo Nuestro.
El regreso en 2013: el último tributo
En 2013, Juan Gabriel regresó al Palacio de Bellas Artes, esta vez para celebrar sus 40 años de carrera. Concierto que se convertiría en otro disco en vivo del cantante.
El concierto “Juan Gabriel: Mis 40 en Bellas Artes” se grabó el 31 de agosto de 2013, con un público más reducido, pero nuevamente acompañado por una orquesta sinfónica y mariachi.
Juan Gabriel por siempre ligado a Bellas Artes
El Divo de Juárez murió el 26 de agosto de 2016, conmocionando a sus miles de fans de todas las edades, pues a lo largo de su carrera, si algo supo hacer bien Juan Gabriel fue llegar a todos los públicos.
Sus restos fueron incinerados en California, donde residía, y sus cenizas llevadas a Bellas Artes días después, para que el pueblo mexicano pudiera despedir a uno de sus ídolos musicales.
El funeral y homenaje a Juan Gabriel fue realizado el día 5 de septiembre en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.
Cantantes, políticos, intelectuales, todos acudieron a montar guardias de honor, mientras que afuera del Palacio, miles de mexicanos hicieron fila durante dos días (con todo y la noche) para pasar frente a las cenizas del cantante, aunque fuera sólo unos segundos y presentarle sus respetos.
En su momento, las autoridades calcularon que cerca de un millón de personas hizo fila para despedirse de Juanga en ese recinto que él abrió para la música popular, el Palacio de Bellas Artes.