Entender que las escuelas, las casas, las oficinas o cualquier espacio que se habita influye de manera positiva o negativa en el estado de ánimo y en el bienestar de las personas se está empezando a entender y a darle la relevancia que merece; sin embargo, falta mucho por hacer.
Desde hace 15 años, el arquitecto y diseñador mexicano Juan Carlos Baumgartner ha impulsado la importancia de la relación de felicidad con el entorno construido y en los últimos 10 años se ha adentrado en temas de neurociencia cognitiva para entender desde una visión científica cómo el espacio influye en las personas.
“Creo que muchas de estas cosas a nuestros clientes y a los usuarios les quedaron claro en la pandemia, les quedó claro que la arquitectura y el espacio en tu casa influyen mucho en tus emociones”, explica el arquitecto, en entrevista con Reporte Índigo.
Por otro lado, también comprendieron que el concepto de oficina tradicional es obsoleto, que es necesario reinventar la manera de trabajar, pero sobre todo construir espacios más humanizados.
“Muchas de las cosas que veníamos hablando sobre cómo se tendrían que diseñar, de alguna manera, la pandemia ayudó a que muchas personas se alinearan con esos pensamientos que ya traíamos desde hace años”, comenta.
Baumgartner, quien está al frente de la firma internacional de arquitectura SpAce, y su equipo —ante el final del confinamiento y el inminente regreso a las oficinas— empezaron a cuestionarse cómo tendrían que ayudarle a sus clientes a diseñar sus espacios de trabajo.
Este proceso les tomó dos años en los que realizaron investigación sobre cómo iba a cambiar el mundo, cómo el trabajo remoto influiría en las oficinas y en cómo las organizaciones se iban a dar cuenta que podían tratar a sus empleados como adultos.
“Cosas que ya llevábamos mucho tiempo insistiendo, pero que a muchas organizaciones les costaba trabajo y, en algún punto, empezamos a desarrollar esta metodología en la que dijimos: qué pasa si hacemos un análisis de cuáles han sido las cosas que el ser humano ha hecho muy bien por miles de años y cuáles han sido las herramientas que ha tenido el ser humano para generar un sentido de identidad, de pertenencia, para contar historias a través de una fogata, para hacer todas esas cosas que hoy nos urge hacer de nuevo”, comparte el arquitecto egresado de la UNAM.
Lo interesante fue que el equipo de SpAce llegó a la conclusión de que la tribu fue una herramienta súper potente que ha utilizado el ser humano para lograr grandes objetivos; entonces, empezaron a hacer el análisis de cómo funcionaban los espacios y los objetos en las tribus y cómo podían hacer una reinterpretación contemporánea y aplicarlo en las oficinas.
Así nació el libro Office As A Tribe: sobre el futuro (más humano) de las oficinas, que en realidad es una metodología. En este material también participan el filósofo Fernando Bustos y la ilustradora Pastora Tomás (La Santa Patrona).
La importancia de la oficina
Office As A Tribe: sobre el futuro (más humano) de las oficinas hace un análisis de la necesidad de construir sociedad, cuestionando la importancia de la oficina desde una perspectiva que va más allá de las organizaciones nada más.
“La humanización del espacio”, “La pandemia: El dislocamiento del trabajo”, “Office as a tribe”, “¿Para qué la tribu?” y “Espacio y tipos de trabajadores” son algunos de los nueve capítulos que forman este libro publicado por Arkhé Ediciones.
Uno de los cuestionamientos que lanza el libro es si es hoy la oficina es el espacio público por excelencia, ya que la gran mayoría de los países no cuentan con espacios públicos a donde la gente vaya a construir sociedad, a hacer amigos, porque los centros comerciales han sustituido la gran mayoría de ellos.
“Estoy convencido de que uno de los espacios públicos que nos quedaban antes de la pandemia y que tenemos que cuidar es el espacio de las oficinas. Cerca del 70 por ciento de las personas que se casan lo hacen con alguien que conocieron en la oficina, ¿qué vamos a hacer si de repente dejamos de tener oficinas o dejamos de trabajar? La gente va a dejar de tener con quién casarse”, se pregunta Juan Carlos Baumgartner.
Por ella, la idea es destacar el rol que tiene la oficina en la sociedad y tomarlo en serio, porque no se hacía antes, ya que estaba muy limitada la visión que se tenía sobre ellas; se creía que sólo eran un espacio que le servía y le funcionaba a una empresa, pero no necesariamente a la sociedad.
Office As A Tribe: sobre el futuro (más humano) de las oficinas está escrito de una manera “no compleja”, con un lenguaje relativamente sencillo, con la intención de que prácticamente lo pudiera leer cualquier persona.
“Lo que nos hemos topado hoy en día es que prácticamente cualquier director de recursos humanos o cualquier director de una empresa está preocupado por cómo traer de regreso a la gente, cuántos días sí y cuántos no, qué es un modelo híbrido y cuál es el propósito de tener una oficina, porque cuestan mucho dinero. Deberíamos tener un cuestionamiento serio de saber cuál es el nuevo rol después de la pandemia de estos espacios”, señala el arquitecto.
Por fortuna, dice, en México cada vez más la mentalidad está cambiando, no necesariamente entendiendo la parte científica, pero sí teniendo una conciencia sobre la importancia del bienestar y la correlación que tiene el espacio con tu cognición.
El sueño de Juan Carlos Baumgartner es ayudar
El arquitecto Juan Carlos Baumgartner asegura que su “sueño guajiro” es lograr hacer arquitectura que pueda, inclusive, prescribirse medicamente, que cure de verdad, porque está convencido de que hay mucho que se puede hacer desde el diseño para ayudar a personas con depresión o déficit de atención.
“Tenemos un par de investigaciones que estamos en proceso de iniciar con un laboratorio de neurociencias en Canadá; una de ellas es tratar de identificar la correlación que hay entre arquitectura y déficit de atención en niños en edades tempranas, para tratar de ver si a través del diseño podemos ayudarles a regular sus emociones y a bajar su ansiedad e hiperactividad”, platica.
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