Joan Manuel Serrat ofrece “una fiesta a toda madre”
Como parte de su gira de despedida, el cantante se presentó en la Alhóndiga de Granaditas para festejar los 50 años del Festival Internacional Cervantino. Entre chistes, anécdotas y mucha música, el catalán dijo adiós
José Pablo EspíndolaJoan Manuel Serrat se reunió con amigos. Hubo risas, anécdotas, chistes, música y una que otra lágrima. El lugar fue la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato, como parte de los 50 años del Festival Internacional Cervantino.
Se dice que fue el último concierto del catalán en México, como parte de su gira de despedida, aunque en pleno evento él lo desmintió.
“Me he enterado que hay un cierto murmullo que cuenta que este es un concierto de despedida, no hagan caso; personalmente les confieso que sí me voy a dejar de subir a los escenarios, pero no me voy a despedir de ustedes, como no me voy a despedir de la vida, no me voy a despedir del Sol, no me voy a despedir de lo que amo, o sea, que no hagan caso, esto es una fiesta, una fiesta a toda madre”, dijo Serrat, ante una Alhóndiga a reventar.
Y, efectivamente, fue una fiesta la que se vivió la noche del 23 de octubre. Una fiesta con luces y colores, con gritos y ovaciones, con súplicas por más canciones, porque no acabara, porque no dejara de cantar.
#Galería | La Alhóndiga de Granaditas ambientará el concierto del español Joan Manuel Serrat en un evento que recorre los 57 años de trayectoria del músico en el marco del @cervantino #50FIC#Cervantino#FIC50
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En medio de la multitud que se encontraba en el lugar, una señora gritaba los minutos que faltaban para que iniciara el concierto: “¡faltan nueve minutos!” y la gente gritaba; “¡faltan cinco minutos”, y los aplausos resonaban; “¡Ya son las nueve!” y los presentas pedían que el cantante de 78 años tomara el micrófono.
La primera canción en sonar fue “Dale que dale”. Él vestía de negro y su escenario de rojo. Siete músicos lo arropaban en el escenario y más de 500 personas debajo de él.
“Buenas noches a todos, damas, caballeros e imparciales en la cuestión, es un placer estar aquí en esta Alhóndiga, tan entrañable lugar para México y para todos los que queremos a México, qué gusto que estén aquí y poder así acompañarme esta noche tan especial para mí”, fueron sus primeras palabras de la noche.
La fallecida reina Isabel II y su familia fueron motivo de varios chistes de la noche; su abuelo, su padre y su madre protagonizaron los momentos nostálgicos; y su público los de gratitud, los de entrega, y reconocimiento.
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Sus clásicos adornaron la fiesta. “Lucía”, “Penélope”, “Mediterráneo”, “Cantares”, “Pastillas para no soñar” y “Hoy puede ser un gran día” pasaron lista durante esa noche que, seguramente, pasará a la historia. “Yo estuve ahí, la vez que Serrat brilló en los 50 años del Cervantino y lo grabé”, le decía una mujer a su pareja.
La reina de la noche, sin duda, fue “Caminante no hay camino”, tema que, ante el contexto que se vivía, agarraba más fuerza y un significado más profundo, porque aunque Serrat había dicho que no era la despedida, los presentes sabían que sí.
Aunque en su tema Serrat canta: “nunca perseguí la gloria ni dejar en la memoria de los hombres mi canción”; sin embargo, el catalán lo consiguió y su nombre, al igual que sus canciones, ya forman parte de la historia musical en español.
Con ovación de pie finaliza el concierto de Serrat desde la Alhondiga de granaditas
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“Caminante, son tus huellas el camino y nada más. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”, cantó como nunca, como quien sabe que está en ese punto donde ya no hay vuelta atrás.
El final se acercaba y la gente lo sabía, por ello gritaban “otra, otra, otra. “Subimos al escenario a divertirnos y a pasarla bien, pero todo lo que empieza tiene que acabar…”, les respondió Serrat.
“Esos locos bajitos” fue el último tema que Joan Manuel Serrat cantó. Como padre que le dedica a sus hijos unas palabras de aliento, porque sabe que ahora el camino lo tendrán que recorrer solos, cobijados, tal vez, porque aquellos recuerdos que se formaron durante tantos años de historia.
“Mi gratitud a todos los mexicanos y las mexicanas que me ayudaron a entender, descubrir y querer a esta tierra, a mi México”, así dijo adiós don Joan Manuel Serrat.