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El ámbito corporativo es terreno fértil para la falta de empatía, el egocentrismo, la hostilidad y la manipulación, que son características de las conductas psicopáticas de los altos ejecutivos.
Son esos empresarios tóxicos que se valen de su encanto superficial para manipular, calculadamente, a sus subordinados. Son egocéntricos. Su autoestima está por las nubes. Y su capacidad para mentir raya en lo patológico.
Como bien lo define Manifred Kets de Vries, profesor clínico de desarrollo de liderazgo y cambio organizacional de la Escuela de Negocios de Posgrado INSEAD, en un artículo publicado en el sitio Web de dicha institución: “hablan de sí mismos sin cesar; les gusta ser el centro de atención. En cierto modo, son como niños, creyendo que son el centro del universo, incapaces de reconocer las necesidades y los derechos de los demás”.
El académico detalla que el ejecutivo psicópata, a quien denomina como “Seductive Operational Bully” (SOB), “parece ser encantador pero a la vez vez puede ser hostil y dominante encubierto, viendo a sus ‘víctimas’ como meras metas y oportunidades; como maestro y esclavo, tratan de dominarlos y humillarlos”.
Estos son algunos de los rasgos clínicos que el doctor Robert Hare, Profesor Emérito de Psicología de la Universidad de British Columbia enlistó en el Psychopathy Checklist-Revised (PCL-R), una herramienta estandarizada a nivel global para diagnosticar la personalidad psicopática.
Listos para engañar
Si bien las investigaciones de Robert Hare demuestran que los psicópatas representan uno por ciento de la población, el porcentaje es aún mayor entre líderes empresariales con conductas patológicas.
En un estudio de 2011, el psicólogo y coach de negocios Paul Babiak indicó, tras estudiar a 203 ejecutivos estadounidenses a partir del PCL-R de Hare, que uno de cada 25 jefes pueden tener rasgos psicópatas, una tasa que es cuatro veces mayor que en la población general.
De acuerdo a un nuevo estudio, cuyos resultados serán publicados en la revista científica Journal of Forensic Psychiatry and Psychology, los altos índices de personas con rasgos psicópatas que se concentran en el ámbito laboral podrían responder a la capacidad intelectual de los altos ejecutivos.
Encabezado por la psicóloga Carolyn Bate, de la Universidad de Huddersfield, en Reino Unido, el estudio revela, por primera vez, que las personas con tendencias psicópatas que tienen altos niveles de Coeficiente Intelectual (CI) pueden enmascarar sus síntomas mediante la manipulación de las pruebas que se les aplican para revelar su personalidad.
“Pensé que la inteligencia podría ser una explicación para esto y podría ser un problema si hay un aumento de los números de los psicópatas en los puestos empresariales de alto nivel”, dijo Bate en un comunicado. “La cifra podría ser más de tres por ciento, porque si las personas son conscientes de que son psicópatas también pueden mentir —son muy manipuladoras y carecen de empatía. Esto podría tener un efecto perjudicial en nuestra vida cotidiana”.
Para llegar a esta conclusión, Bate aplicó una serie de pruebas a 50 estudiantes, para medir factores como el CI y las tendencias psicopáticas.
Y evaluó los cambios en el calor y la electricidad a través de la piel de los participantes mientras éstos observaban imágenes que mostraban niños llorando, desastres naturales y personas bajo amenaza.
Y encontró que aquellas personas con tendencias psicópatas que puntuaron alto en los niveles de CI tenían “la suficiente inteligencia para fingir sus respuestas emocionales, lo que hacía más difícil detectar su patología”.
Bate agregó que a diferencia de los psicópatas criminales cuyas conductas erráticas los llevan a terminar tras las rejas, los psicópatas corporativos al mando de los negocios suelen ser encantadores e inteligentes, pero tienen déficits emocionales.
Y es que se suele confundir el comportamiento psicópata con el de tipo psicótico. Pero, como explica Hare en su libro “Sin Conciencia: el inquietante mundo de los psicópatas que nos rodean”: “los psicópatas no están desorientados ni viven en otro mundo (…) A diferencia de los sujetos psicóticos, los psicópatas son racionales y se dan cuenta de lo que hacen y por qué. Su conducta es el resultado de una elección libremente ejercida”.
El ‘mal’ de la economía
El psicópata corporativo no matará a sangre fría, pero se involucra en actos delictivos de cuello blanco que pueden llegar a tener serias repercusiones en el sector económico.
“Los psicópatas saquean corporaciones enteras. Juegan con nuestro dinero y luego acuden al Estado para que los rescaten”, dijo a la BBC el psicólogo y locutor Oliver James.
“Casi todos los recientes cataclismos (financieros)” pueden atribuirse a personas que muestran conductas psicopáticas.
Ahí está el caso de exejecutivo de Wall Street Bernard Madoff, responsable del mayor fraude financiero en la historia de Estados Unidos: una estafa piramidal de 50 mil millones de dólares a particulares, bancos e instituciones de beneficencias, que le valió una condena a 150 años de cárcel.
Para los líderes empresariales que muestran rasgos psicopáticos “el fin siempre justifica los medios”, asegura Manifred Kets de Vries, académico del INSEAD. “(…) no dudan en comprar empresas, destruirlas, despedir a todos los empleados y vender partes de éstas obtener un buen beneficio. Se les hace fácil ‘reestructurar’. No se preocupan por el bienestar de sus empleados o su salud mental”.
Madoff, quien en entrevista para New York Magazine, en 2011, expresó frases como “soy una buena persona” y “no soy el monstruo que todos creen”, encarna al psicópata corporativo por excelencia.
“El delincuente de cuello blanco es un tipo frío sin ningún remordimiento”, dijo a El Mundo el psiquiatra y forense español José Antonio García-Andrade. “Para él no hay hijos, ni amigos ni nadie. Solo repara en el éxito, en el dominio sobre los demás. Es una peligrosa patología del poder. Esa frialdad, esa ausencia de remordimiento, esa insensibilidad hacia las víctimas son propias de un psicópata, de una persona con una estructura disarmónica de la personalidad”.