James Blake hace música que nadie más está haciendo. En una era en la que pululan los proyectos electrónicos, no solo es un gran logro tener la habilidad de distanciarse de las corrientes más influyentes y dominantes de la escena musical que más rápido innova, sino ser capaz de estamparle un sello y un estilo tan original que destaca por encima de todos.
Con este antecedente, el músico y productor londinense de apenas 24 años presenta “Overgrown”, su segundo álbum en una selecta discografía que incluye cinco muy buenos EPs y sencillos como “Limit To Your Love”, el “supercover” de Feist que lo catapultó al primer plano a finales de 2010.
Y es precisamente ese James Blake al piano, expandiendo su tímida voz soul entre cuidadosos y espaciosos fragmentos de música electrónica que toca esquina con el post-dubstep, el R&B y un muy particular neo–soul, el que se aparece a lo largo de “Overgrown”.
Para entender el camino musical que ha tomado, el londinense nos dejó pistas del sonido que estaba desarrollando para su segundo álbum con los EPs “Enough Thunder” y “Love What Happened Here”, lanzamientos que exploraron los dos lados de James Blake: su moderna aproximación a la construcción de canciones y la experimentación electrónica.
Desde la colaboración con Bon Iver en “Fall Creek Boys Choir” y el cover de “A Case of You” de Joni Mitchell, hasta el enigmático ritmo de “At Birth”, Blake fue moldeando un sonido que, una vez más, va un paso adelante y al que habrá que ponerle un “post” antes del género.
En “Overgrown” se dio el lujo de invitar a RZA, el legendario rapero y productor de Wu-Tang Clan, para una inusual colaboración. Además, Brian Eno interviene como productor en “Digital Lion”, el track más arriesgado y experimental del álbum junto a “Voyeur”.
Pero es en “Retrograde” donde su talento explota en cámara lenta. No es dubstep, no es soul, no es pop ni R&B, sino una combinación –¿o evolución?– de todas. Atrás del piano, con pistas y ritmos electrónicos que suenan a futuro, James Blake sigue dando pasos hacia adelante, “post género”.