Las jeringas que se utilizan en la medicina y los laboratorios pueden ser un arma de doble filo, ya que existe el riesgo de exposición a infecciones y a lesiones por las agujas. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS), dio a conocer lineamientos de seguridad para el uso de jeringas al aplicar inyecciones y/o vacunas.
Y no son jeringas cualquiera, la OMS recomienda que se utilicen las que son catalogadas como “inteligentes”, para cuando se apliquen inyecciones intramusculares o de la piel.a vez, pues una pieza en el émbolo haría que se rompa si la persona intenta volver a usar la jeringa.
Mientras que otras tienen una especie de mecanismo de metal que bloquea el émbolo para que no pueda regresarse.
“Implantar el uso de jeringas con mecanismos de seguridad es esencial para proteger a la población de todo el mundo contra la infección por el VIH, la hepatitis y otras enfermedades. Esto debería ser una prioridad urgente para todos los países”, dice el Dr. Gottfried Hirnschall, Director del Departamento de VIH/Sida de la OMS.
“También se está incorporando en las jeringas tecnología concebida para proteger al personal sanitario de pinchazos accidentales con agujas usadas que puedan ser causa de infecciones. Una vez utilizada la jeringa, una funda o cubierta protectora se desliza sobre la aguja impidiendo que el usuario pueda pincharse accidentalmente con la aguja y protegiéndole, así, de cualquier posible riesgo de infección”, afirma un comunicado de la OMS.
Este organismo global insta a los países a que en el año 2020 “ya hayan implantado el uso exclusivo de las nuevas jeringas ‘inteligentes’, salvo en los pocos casos en que el bloqueo de la jeringa tras su primer uso interfiera con el procedimiento llevado a cabo, como por ejemplo cuando el paciente está conectado a una bomba intravenosa que utiliza una jeringa”, de acuerdo a su página oficial.
Menos inyecciones
La OMS también señala que se debe reducir el número de inyecciones innecesarias, lo que resulta un factor clave para que disminuyan los riesgos.
Cada año se administran 16 mil millones de inyecciones, de las que casi el 5 por ciento sirven para vacunar a niños y adultos, otro 5 por ciento para transfusiones de sangre y/o administrar anticonceptivos. Mientras que el 90 por ciento que resta “se administra introduciendo la aguja en el tejido muscular o en la piel para administrar medicamentos. En muchos casos, estas inyecciones son innecesarias o podrían sustituirse por medicación oral”, subraya la OMS.