Somos adictos, sí, todos somos adictos a Internet. Nos mantenemos conectados durante todo el día –solo exceptuando las horas de sueño–, y cuando se nos “desconecta” solemos experimentar la llamada “nomofobia” (miedo o frustración que se vive cuando no tenemos el celular o dispositivo móvil a la mano o bien, cuando no logramos estar conectados a la Red).
De hecho, en ciudades como Turín, Italia, ya hay clínicas para tratar el trastorno de la adicción a estar conectado a la Red, para curar síntomas como el de abstinencia si no se han verificado las notificaciones de Facebook, por mencionar un ejemplo.
Pero más allá de la “pequeña adicción” de la que somos víctima más de 70 millones de mexicanos (59 por ciento de la población se conecta a Internet, según la Asociación Mexicana de Internet, Amipci), hay otro tipo de dependencia que sí daña a terceros de manera digital y esa es el trolling, actividad con la que las personas publican mensajes provocadores, irrelevantes o fuera de los temas a tratar con el fin de molestar o hacer reaccionar a los usuarios emocional y negativamente.
Como dice Virginia Pelley de Motherboard –perteneciente a Vice–, “actualmente es cada vez más evidente que, para algunas personas, el trolling no es sólo jugar a ser ‘un cadillo’ en Internet”.
Y es que tal vez el trolling aún no está identificado como un trastorno en el “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales” (DSM-5) de la Asociación Americana de Psiquiatría, pero sí contiene los elementos para serlo.
El psicólogo clínico que forma parte de la Universidad Estatal de California, Ramani Durvasula, señaló que un troll adicto a este hábito es aquel que goza “el tener un impulso y no puede detenerse a sí mismo, incluso cuando sabe que puede tener consecuencias dañinas”.
Y, como todo adicto, no aceptará que tiene un problema y debe ser atendido, sobre todo cuando las personas a las que puede dañar pertenecen a una comunidad casi infinita: la Web.
Virginia Pelley dice que, de acuerdo a evidencia científica y psiquiátrica, “aunque el trolling es un problema serio para el que muchas personas deben recibir tratamiento psicológico, es poco probable que algunos trolls lo busquen”.
Ver las notificaciones en redes sociales y estar conectado a Internet genera placer, al igual que tener relaciones sexuales o comer algo que nos gusta.
El trolling puede desencadenar olas de bullying que se traduce a acoso fuera de la Red.
Los trolls se jactan y aprovechan de la democracia en Internet y la libertad de expresión para molestar a otros usuarios.
De acuerdo a un estudio, los trolls son sádicos, narcisistas y psicópatas.
Narcisistas y ‘psicópatas’
El troll no buscará ayuda no sólo porque está inmerso en su adicción, sino porque es un narcisista por excelencia.
Según el estudio “Los trolls sólo quieren divertirse” de los profesores Eric Buckels, Paul Trapnell y Delroy Paulhus, divulgado por Science Direct, “los trolls podrían considerarse sádicos de la vida cotidiana”.
Tanto ellos como los sádicos se regodean en la angustia de los demás. “Los sádicos sólo quieren divertirse… y el Internet es su campo de juego”, aseguran.
Estos “reventadores” de Internet se satisfacen del caos que pueden causar en tiempos electorales, por ejemplo, los cuales tienden a crear comunidades en la Red.
La doctora Dr. Patricia Wallace, autora de “The Psychology of the Internet”, subraya que “con el paso del tiempo, el trolling se ha asociado con cosas mucho más negativas como el odio, la discriminación, el acoso y el acoso cibernético, de modo que lo que los medios llaman ‘trolling’ ahora es una especie de mezcla negativa”.
Para los expertos, los trolls no pueden dejar su vicio, así como algunos pueden probar la droga y dejarla, hay quienes no. En el caso del trolleo, simplemente no pueden discutir o debatir en línea y alejarse, pues la adrenalina y la pasión por seguir les genera placer.
Mexicanos adictos
Hasta la estimación hecha en 2011 por la Asociación Psicoanalítica Mexicana, en el país había 2 millones de personas adictas a Internet. Pero ese año sólo había 40 millones de internautas, según Amipci, por lo que es muy probable que la cantidad de adictos también se haya incrementado en este lapso de tiempo (actualmente hay 70 millones de usuarios mexicanos).