Instantes de Historia: El legado fotográfico de Santiago Arau llega a Bellas Artes
El fotógrafo Santiago Arau comparte su profundo vínculo con la urbe a través de la exposición Patrimonio, en la que presenta más de 100 fotografías divididas en ocho núcleos temáticos, abarcando desde la época prehispánica hasta eventos contemporáneos
Karina CoronaCuando era niño, Santiago Arau solía escuchar relatos sobre el Popocatépetl, el Cerro de la Estrella y el Xitle. Desde la ventana de su habitación, contemplaba la cumbre cubierta de pinos del Ajusco, sin percatarse en aquel entonces de que eran volcanes.
Estos “guardianes del Valle de México” inspiraron respeto y amor en Arau desde temprana edad. Ahora, a sus 43 años, confiesa que fueron su primer acercamiento para seguir admirando la Ciudad de México. Con orgullo, declara como si fuera una carta de presentación que es un chilango que ha vivido toda su vida en la “caótica, hermosa y sublime” capital de México.
A través de su lente, el fotógrafo se sumerge en una odisea visual, explorando la intrincada red de historia, tradición y símbolos prehispánicos que se entrelazan en la urbe. Su amor por la Ciudad de México se materializa en la exposición titulada Patrimonio, que estará abierta al público desde el 6 de octubre hasta el 31 de marzo de 2024.
“En otras épocas, artistas pintaban en muros y contaban la historia. Ahora cuento mi propia historia. Me siento muy afortunado de que a mis 43 años pueda mostrar mi obra, es el sueño de cualquier fotógrafo y artista”, cuenta Arau a Reporte Índigo sobre su exposición que está en el Museo Nacional de Arquitectura, ubicado en el tercer piso del Palacio de Bellas Artes.
Un recorrido por el Valle de México
La exposición reúne poco más de 100 fotografías divididas en ocho núcleos temáticos: “Volcanes”, “Lagos”, “Prehispánico”, “Conquista”, “Independencia”, “Siglo XX”, “Siglo XXI” y “Memoria”, los cuales reúnen el trabajo de Arau hasta la actualidad; de su paso por la cámara análoga, digital, hasta el uso de drones.
Santiago Arau revela que la muestra Patrimonio es producto de un proceso de dos años, un trabajo de repetición y reflexión profunda, para seleccionar cuidadosamente sus imágenes y así mostrar lo que él define como patrimonio.
En un mundo dominado por la velocidad de las redes sociales, Arau confiesa que le costó detenerse, dejando de postear durante dos años para concentrarse en escribir su propio guión visual. Esta pausa en las redes no fue personal, sino una estrategia consciente para evitar quedarse estancado en un espacio digital.
“Me di cuenta de que el mundo digital me estaba llevando a un lugar donde la concentración caminaba por la sombra; así pude construir algo que para mí tiene un poquito más de carnita”, cuenta el fotógrafo mexicano.
Las intenciones detrás de su obra van más allá de simplemente mostrar el patrimonio; Arau aspira a revelar un territorio completo. Comenzando con el eclipse, un evento astronómico significativo, explorando temas como la fuerza volcánica, la cada vez más escasa representación de los lagos, hasta el impacto de las marchas como la del Día de la Mujer en la Ciudad de México.
El fotógrafo subraya que sus ocho capítulos son una forma fácil de comprender la historia de México, pero también añade su propia perspectiva y experiencias personales a través de su fotografía.
“Los ocho capítulos los estructuré así porque es la configuración más fácil que podemos entender, es la que nos enseñan en la escuela, básicamente. Si tú pones en Google cómo se divide la historia de México, te va a dar seguramente eso. Y creo que para mí eso, ya no me voy a meter en líos. Puede ser como un libro de texto de lo que nos enseñaron con elementos que yo voy viendo y siendo testigo”, añade.
Su lucha en el mundo digital
Santiago Arau, al hablar sobre su exposición, destaca la lucha que enfrentó para liberar su obra del ámbito digital y de las plataformas de redes sociales.
Como parte de una generación que creció a medio camino con internet, el artista mexicano defiende la importancia de preservar espacios donde la obra puede ser mostrada de manera diferente. Aunque agradece la difusión que obtuvo al principio de su carrera a través de plataformas como Instagram, también reconoce la necesidad de explorar otros lugares que a veces se desvanecen.
“De repente, esta parafernalia y locura de estar buscando likes nos lleva a los fotógrafos a perder proyectos. Habrá fotografías que si las pongo en Instagram nadie las va a pelar, porque no tienen un contexto; por eso con mi obra quiero que salgamos un poquito de esos espacios”, indica.
En relación con su obra, Arau revela que, a pesar de tener una naturaleza humana, ha reducido la presencia de personajes en sus fotografías, optando por resaltar más el espacio, los momentos y los edificios para narrar sus historias.
Arau reconoce sus influencias de los grandes muralistas del pasado, pero se distingue como un fotógrafo contemporáneo que construye su propia narrativa, transformando la fotografía de un juego y diversión iniciales en un trabajo más responsable y comprometido con su visión única.
“Cuando salgo a tomar fotos, en los últimos años, voy por algo muy directo. Al inicio de mi carrera salía con la cámara a ver qué me encontraba. Y ahorita soy muy específico, tomo referencias, si me cruzo con algo, lo tomo, pero ahora es un trabajo muy preciso.
“En mi inicio como fotógrafo lo veía todo como un juego, una diversión. Después empecé a construir mi propia narrativa, y la narrativa hace que sea un trabajo y algo más responsable”, comenta.
Lo que impulsa a Santiago Arau ante la lente es la constante búsqueda de sorpresas y la evolución continua en su expresión artística. Se enorgullece de su última exposición, ya que siente que logra reflejar fielmente su visión y mensaje.
Para él, el desafío radica en transmitir su mensaje de manera efectiva, especialmente en un medio como la fotografía, donde la ausencia física del autor dificulta la guía directa.
La renovación del Museo Nacional de Arquitectura
Después de cuatro años de trabajos de restauración en las cúpulas del Palacio de Bellas Artes, el Museo Nacional de Arquitectura, ubicado en el tercer piso, celebra su reapertura con la exposición Patrimonio a través de la lente de Santiago Arau.
Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, informa que esta restauración, con una inversión de más de 40 millones de pesos, permite redescubrir la belleza arquitectónica del icónico recinto.
“Como parte de las colaboraciones que generosamente aportaron para renovar el Munarq, Citibanamex donó en especie la colocación del piso de duela, la cual fue de dos millones de pesos, una acción que apoya al arte y la cultura por parte del sector privado. Para rehabilitar la instalación eléctrica, por un monto de 800 mil pesos, se recibió una donación en especie por parte de Banco Azteca”, indica Jiménez.