Una nueva discusión surge alrededor de la utilización de los cigarros electrónicos, conocidos como “vapeadores” o “E-cigarettes”, un informe detalla que estos dispositivos alientan a los jóvenes a probar cigarros tradicionales.
Desde hace una década, los cigarros electrónicos son comercializados en Estados Unidos, sin embargo, la lentitud de las enfermedades ocasionadas por el tabaquismo han impedido que los estudios sean certeros para considerarlos dañinos.
Por una parte, se ha mencionado que estos dispositivos son de de gran ayuda para que personas adictas al cigarro dejen de fumar. Y, por otra, científicos han cuestionado su uso, por argumentar que contienen más de 80 compuestos químicos nocivos para la salud, lo que provocaría daños equiparables a los cigarros tradicionales.
“En algunas circunstancias, como su uso por adolescentes no fumadores y adultos jóvenes, sus efectos adversos claramente justifican preocupación”, dijo David Eaton, de la Universidad de Washington, quien dirigió el comité de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina que estudió la cuestión. “En otros casos, como cuando los fumadores adultos los usan para dejar de fumar, ofrecen la oportunidad de reducir las enfermedades relacionadas con el tabaquismo”.
En México ha aumentado la comercialización de estos dispositivos; no obstante, se hace sin una regulación gubernamental al respecto, debido a que no existe un marco legal en torno a su utilización. En diciembre de 2017, Reporte Índigo documentó opiniones de expertos y legisladores inmersos en el tema.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que los vapeadores ocasionan daños similares a las del tabaco común en las personas.
Algo que preocupa aún más es que esta industria tiene como objetivo a los más jóvenes que no han consumido tabaco, detalla Erick Antonio Ochoa, director de iniciativas en Salud Pública de la Fundación InterAmericana del Corazón.
La falta de marco legal ha llevado a que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) haya emitido alertas, asegurando que este producto es legal; no obstante, el órgano se enfrenta a su venta indiscriminada incluso mediante páginas de internet.
Débil regulación para vapeadores en EU
En Estados Unidos la agencia responsable de la administración de alimentos y medicamentos, la FDA (pos sus siglas en inglés) obtuvo autoridad para regular los dispositivos en 2016 después de años de retroceso de la industria. Pero el año pasado la agencia dijo que retrasaría la fecha límite para que los fabricantes presenten sus dispositivos para revisión hasta el 2022. La decisión fue criticada por los defensores del tabaco que dicen que algunos fabricantes de cigarrillos electrónicos se enfocan en los niños con dulces y sabores de frutas.
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La FDA ha señalado su intención de comenzar a alejar a los consumidores estadounidenses de los cigarrillos tradicionales hacia productos alternativos, como los cigarrillos electrónicos. La demora regulatoria fue pensada, en parte, para dar a las empresas más tiempo para investigar sus productos.
El comisionado de la FDA, Scott Gottlieb, calificó de “preocupante” el vínculo entre el consumo de cigarrillos electrónicos y el intento de fumar en los jóvenes.
Algunos otros puntos clave y preguntas del informe:
- Las sustancias químicas presentes en el vapor del cigarrillo electrónico, como el formaldehído, son capaces de dañar el ADN en los seres humanos. Sin embargo, no está claro si los productos químicos existen en niveles lo suficientemente altos como para causar cáncer.
- Cambiar completamente de los cigarrillos tradicionales a los cigarrillos electrónicos reduce significativamente la exposición a numerosos productos químicos que causan cáncer.
- Los cigarrillos electrónicos a veces pueden explotar y causar quemaduras y lesiones. El riesgo de tales accidentes es mayor con dispositivos que están almacenados incorrectamente o que contienen baterías de baja calidad.
- Existe evidencia sustancial de que el vapor del E-cigarette contiene rastros de metal, posiblemente debido a las bobinas metálicas usadas para calentar el líquido que los dispositivos vaporizan.