El cambio climático ya llegó y el mundo está viviendo sus consecuencias. Para muchos investigadores es momento de accionar y frenar a este fenómeno que pone en riesgo la existencia de la humanidad.
Sus efectos han configurado y reconfigurado el espacio y el territorio: se han incrementado las tormentas tropicales y la desertificación, han disminuido los recursos hídricos, se ha registrado una mayor frecuencia de fenómenos climáticos extremos y de pérdida de biodiversidad.
Además, de acuerdo con la Academia Mexicana de las Ciencias, el fenómeno ha provocado cambios en la agricultura, en la cobertura vegetal del territorio y surgido amenazas para los ecosistemas marinos; daños a la salud y fomentando la migración de personas.
El desplazamiento masivo de personas a causa de este fenómeno se sumará a los millones de personas que transitan actualmente dentro de sus países por motivos económicos, sociales, políticos o de otra índole.
De acuerdo con el informe Groundswell: Prepararse para las migraciones internas provocadas por impactos climáticos, realizado por el Grupo Banco Mundial, se esperan para el 2050 los impactos cada vez mayores del cambio climático en tres regiones densamente pobladas del mundo que podrían provocar el desplazamiento de más de 140 millones de personas dentro de sus respectivos países.
Las zonas escogidas fueron Etiopía, Bangladesh y México, tres países con patrones climáticos, demográficos, migratorios, de medios de subsistencia y de desarrollo muy distintos.
La investigación arrojó que es necesario que los gobiernos accionen de manera concreta con iniciativas de alcance mundial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y con una sólida planificación del desarrollo a nivel local.
De hacer eso, el escenario pesimista de más de 140 millones de personas podría reducirse notablemente, hasta en un 80 por ciento, lo que equivale a más de 100 millones de personas.
“Tenemos una pequeña oportunidad ahora, antes de que los efectos del cambio climático se agudicen, para preparar el terreno frente a esta nueva realidad”
Kristalina Georgieva
Directora gerente del Grupo Banco Mundial
Además señaló que “las medidas que adopten las ciudades para encarar la tendencia al alza de la llegada de migrantes de zonas rurales, y para mejorar las oportunidades de educación, capacitación y empleo, producirán dividendos que perdurarán en el tiempo. Igualmente, es importante ayudar a las personas a tomar buenas decisiones sobre si permanecer donde están o trasladarse a otros lugares donde sean menos vulnerables”.
La ciencia ayuda
Los migrantes más que números son personas reales, que tienen sueños, esperanzas y aspiraciones, que se frenarán por culpa del cambio climático y el poco interés que muchos gobiernos y ciudadanos le brindan a este tema.
Conscientes de ello, un equipo de investigación, liderado por la especialista en medio ambiente Kanta Kumari Rigaud e integrado por investigadores en simulación por modelos del Centro para la Red de Información Internacional de Ciencias de la Tierra (CIESIN), de la Universidad de Columbia; el Instituto de Investigación Demográfica, de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), y el Instituto Potsdam para la Investigación del impacto Climático, aplicaron un enfoque de modelos multidimensional para estimar la posible escala de la migración interna por motivos climáticos en las tres regiones.
Los expertos analizaron tres escenarios hipotéticos de cambio climático y compararon los más “pesimistas” con escenarios “inocuos para el clima” y con “un desarrollo más inclusivo” en los cuales las medidas relacionadas con el clima y el desarrollo nacional aumentan a la par.
Para cada escenario, aplicaron datos sobre impacto demográfico, socioeconómico y climático en el nivel de celdas de grilla de 14 kilómetros cuadrados con el fin de simular los cambios posibles en la distribución de la población dentro de los países.
Los especialistas identificaron los principales “puntos críticos” de inmigración y emigración por motivos climáticos, es decir, zonas que, conforme a lo previsto, las personas abandonarán, y zonas urbanas, periurbanas y rurales adonde las personas buscarán desplazarse para recomenzar sus vidas y procurarse nuevos medios de subsistencia.
“Sin la planificación y el apoyo adecuados, las personas que se desplacen de las zonas rurales a las ciudades podrían tener que afrontar nuevos riesgos, incluso más peligrosos”, aseguró Kanta Kumari Rigaud, encargada del proyecto.
Para la investigadora, es probable que aumenten las situaciones de tensión y conflicto como resultado de la presión ejercida sobre los escasos recursos. Pero ese no tiene por qué ser el futuro. Si bien, opinó, la migración interna por motivos climáticos se está volviendo una realidad, se puede evitar que se convierta en una crisis.