Hasta hace poco, a menos que fueras médico, profesor o militar, habría sido necesario indicar tu género.
Situación que, para aquellos cuya identidad no se ajusta al género binario, puede resultar discriminatoria.
Ante ello, y una vez implementado en numerosas organizaciones gubernamentales y privadas en el Reino Unido, se anunció que “Mx” (pronunciado “mux” o “mix”, el título de género neutro más común), fue añadido al Oxford English Dictionary (OED).
El editor del OED, Jonathan Dent, señala que la inclusión de la palabra Mx es un ejemplo de cómo el idioma debe adaptarse a los nuevos tiempos y, sobre todo, a las necesidades de la gente. “Utilizar el lenguaje de manera que les quede, en lugar de dejar que el lenguaje dicte su identidad”.
Si bien esto representa un cambio necesario y un paso en la dirección correcta dentro del debate sobre temas de identidad de género, ¿por qué seguimos necesitando títulos?
El uso del título en el idioma inglés se ha ido eliminado poco a poco. Los títulos Mr, Mrs y Miss –señor, señora y señorita; y Ms, añadiéndose más tarde–, eran mayormente utilizados como un gesto de etiqueta y cortesía, y respondían a la necesidad de delimitar las jerarquías sociales propias de las sociedades occidentales. Pero cada día se vuelven más obsoletos.
Y es que tener que identificarse formalmente como uno u otro sin sentirlo puede ser frustrante para las personas que se definen como transgénero, transexual, agénero, género neutro, intergénero, intersexual, andrógino(e), bigénero, pangénero, etc.
El Child and Adolescent Gender Center en San Francisco, ayuda a los niños que han sido diagnosticados con disforia de género. Niños de tan solo tres años pueden mostrar signos de rechazo hacia el género con el que nacieron, dejando a los padres con un difícil dilema.
No satisfechos con la constante necesidad de etiquetar, la expresión Mx se sugirió a finales de los años 70 por las feministas que no querían hacer referencia a su sexo ni ser reducidas a un título.
Con el Mx, ahora adoptado y abrazado por el libro sagrado de las palabras, el OED, las cosas se están moviendo.
Al ampliar el vocabulario y oficializarlo dentro de los diccionarios, nos ajustamos a una sociedad que está cambiando.
Eso se hace cada vez más evidente, por ejemplo, con las 58 opciones de género que propone Facebook, el enorme éxito que tuvo el documental “Transgender Kids” (2015) de Louis Theroux o bien, el apoyo mundial que tuvo la transición de Bruce Jenner para ser Caitlyn Jenner.
Actualmente, el 94 por ciento de las personas que se somete a tratamientos para cambiarse de género es adulto, es decir, que solo el 6 por ciento son niños que se reconocen como transgénero. Sin embargo, diversos estudios demuestran que la mayoría de estos adultos transexuales se identificaron como tal desde los cinco años.
Al vivir bajo estigmas y obligados a ocultar su “identidad”, el 41 por ciento de los transgénero que no ha recibido apoyo ha intentado suicidarse alguna vez. Por eso, es importante crear herramientas de igualdad y neutralidad, incluso en el uso del lenguaje.
El uso del Ms
El uso más antiguo de Ms data de 1901, cuando se propuso utilizar ese título para referirse a cualquier mujer independientemente de su estado civil, como una alternativa al Miss o Mrs. Y con eso, se logró que las mujeres en el mundo de habla inglesa ya no se vieran obligadas a ser etiquetadas de acuerdo a su situación marital.
Por su parte, la aceptación del Mx es un paso hacia la igualdad humana. Se espera que, tarde o temprano, se pueda llegar a un tiempo y un lugar donde ya no se requiera información de género especifica para la aplicación de un puesto de trabajo o una plaza universitaria, y en todo caso, hablar de una manera más neutral e igualitaria.