Ida Vitale: Dejen que los niños lean, aunque sean cosas que no son para ellos

La poeta uruguaya de 101 años inauguró la Filuni 2024 con un conversatorio junto al escritor Luis García Montero. La autora compartió recuerdos de su infancia e instó a estimular la lectura libre en los pequeños
Abida Ventura Abida Ventura Publicado el
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“No hay nada más necesario que leer cosas que uno no entiende”. Ida Vitale (Montevideo, 1923), la centenaria poeta uruguaya habla firme, rebosante, con una grata lucidez a la hora de compartir recuerdos de su infancia en Uruguay en la década de 1920.

“Yo agradezco muchísimo que en mi casa, que era una casa más bien de literatura aburrida, hubo cosas que me sacaron del marco de la literatura y me llevaron a descubrir otras cosas que, de pronto, suponían que no eran adecuadas a la edad”, compartió la Premio Cervantes 2019 durante el conversatorio “Érase un bosque de palabras”, que inauguró el martes la sexta Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (Filuni).

La FILUNI fue inaugurada el martes con la presencia de los rectores Leonardo Lomelí, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y Rodrigo Arim, de la Universidad de la República de Uruguay (Udelar), invitada de honor de esta edición

La autora estuvo acompañada del poeta español Luis García Montero y la escritora mexicana Rosa Beltrán, coordinadora de Cultura UNAM. Ahí, entre aplausos y risas de una audiencia atenta a lo que pronunciaba, la también traductora instó a no poner límites a los pequeños lectores:  “A las mamás presentes con niños en edad de ser estropeados, les sugiero que dejen que lean, que elijan, que lean aunque sean cosas que no sean para ellos. Yo creo que no hay nada más necesario que leer cosas que uno no entiende, que intuye que no hay que preguntar.  Los niños no son tan tontos, saben cuando hay una frontera por ahí, más o menos irregular, pero frontera. Creo que no hay que prohibir leer nada“.

Una lectora precoz

García Montero aprovechó para recordarle que eso le pasó con el primer poema que ella leyó de Gabriela Mistral: “Que te gustó porque no entendiste nada”.

“No entendí nada, por lo cual me gusta muchísimo”, agregó la poeta entre las risas del público.

“Sentí que había algo que marcaba un límite y ya lo saben, no hay nada más tentador que un límite, entonces me puse a leer cosas que no siempre entendía. Mi padre trabajaba y yo viví más dependiente de un tío muy lector y muy intuitivo, que creo que una sola vez me dijo: ‘bueno, creo que eso no te va a gustar’, pero nunca sentí que hubiera un control de tema que todavía no debía ser flanqueado. Bueno, si la cosa es muy complicada, ya preguntarán y el padre se las arreglará para explicar, a medias o como pueda, lo que  no debía ser leído”, añadió.

“Es la oportunidad de decir que a mí la prosa es lo que más me importa en el mundo. Me llevo más o menos bien con la poesía, pero, con la prosa, siento además que me plantea dificultades más que la poesía. La poesía es cosa de ritmo, de buen o mal gusto, pero la prosa es todo”
Ida VitalePoeta

Evoca su exilio en México

La crítica literaria también leyó algunos de sus poemas. Una lectura que iba intercalando con reflexiones y recuerdos de su pasado, como los años en los que vivió exiliada en México, de 1974 a 1984, debido a la dictadura en Uruguay.

“Fue un choque definitivo, maravilloso. Uno dice ‘un choque’ y tiende a pensar en una catástrofe. No. Fue un choque astral”, expresó la poeta al describir su encuentro la  riqueza literaria de este país.

“Llegué a descubrir una maravilla a la que ya me habían acercado, ese lujo de literatura que es la literatura mexicana. Tenía que comparar todo el tiempo lo que era nuestra historia cortita, pequeña, prolija, limpita, cuidada, pero poca. México era todo, la historia y esa otra historia que no aparece organizada en los libros, pero que es básica y es la que asimilamos por nuestra propia cuenta cuando descubrimos así solos un poeta extraordinario, una prosa de lujo, una historia cultural sorprendente”, dijo.

García Montero, al introducir el conversatorio, describió la obra de Vitale como una prosa rigurosa, elaborada, como un auténtico “campo de operaciones”: “Las palabras no son adornos. Ella lo ha señalado muchas veces: las palabras, más que un adorno, son un esfuerzo de conocimiento del propio yo a la hora de apostar por sus lecturas del mundo y, por eso, el lenguaje es el gran protagonista de la poesía de Ida Vitale”.

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