Somos orientados gracias a que contamos con nuestro propio sistema de GPS. Pero no se trata de un dispositivo o de una app en nuestro smartphone, sino a un grupo específico de neuronas en nuestro cerebro que nos permiten realizar un seguimiento de nuestra ubicación cuando navegamos en un entorno desconocido. Es decir, son las células que nos ayudan a no vivir “norteados”.
Al movernos en distintas direcciones, estas “células cuadrícula” –grid cells, en inglés– se activan en intervalos regulares, registrando múltiples localizaciones espaciales en nuestro cerebro, a diferencia de las place cells o “células de lugar”, que se activan cuando estamos en un lugar concreto–. Ambas células envían información al hipocampo, área del cerebro implicada en el desarrollo de la memoria.
Por ejemplo, si hoy en la mañana tomaste una ruta diferente para ir al trabajo, se activarán las “células cuadrícula”, pero para ubicar tu casa o restaurante favorito, las “células de lugar” son las que se activan.
Este descubrimiento fue posible luego de que un equipo de científicos de las universidades de Drexel, Pensilvania, Thomas Jefferson y de California, en Los Ángeles, grabaran la actividad cerebral de 14 pacientes epilépticos –sometidos a un tratamiento con electrodos implantados en su cerebro– mientras participaban en un videojuego en el que debían navegar de un punto a otro, recuperar objetos y recordar ciertas ubicaciones.
Joshua Jacobs, de la Universidad de Drexel y autor de la investigación, señaló que el hallazgo abre la posibilidad de estudiar el comportamiento de este tipo de células en personas que padecen Alzheimer. En la etapa temprana de esta enfermedad suelen haber déficits en la región cerebral –corteza entorrinal– en donde se se encuentran estas neuronas.
Al entender cómo funciona este sistema de navegación, se podría ayudar a los investigadores a comprender por qué las personas con Alzheimer tienden a desorientarse y, de paso, demostrar cómo se puede mejorar la función cerebral en quienes sufren esta forma de demencia.
Los resultados fueron publicados este mes en la revista científica Nature Neuroscience.