Homenajean a pilar de la cultura mexicana
Nuevo León es cuna de hombres ilustres; Fray Servando Teresa de Mier, Alfonso Reyes y Alfonso Rangel Guerra, todos ellos dignos representantes de las letras de su tiempo
José Pablo EspíndolaRodeado de amigos, familiares y colegas, el académico Alfonso Rangel Guerra fue homenajeado en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, como parte de las actividades de la Feria Internacional del Libro (FIL) del Palacio de Minería.
El escritor se mostró agradecido, porque ha tenido una vida plena, llena de actividades y de significación por todo lo que implica la tarea universitaria del quehacer cultural.
Para él, la vida es una tarea siempre por cumplir, por lo que espera no dejar ningún pendiente. “Hace unos pocos años me pude doctorar y mi tesis fue sobre la poesía de Alfonso Reyes, que ya se publicó por el Colegio de México, un libro como de 400 páginas. Ahora está en prensa el segundo libro, que espero salga pronto y está en proceso el tercero; espero que haya vida para cumplir satisfactoriamente esta tarea editorial”, explicó.
El “Recinto de Mármol” fue testigo del recuento de la vida de un hombre que se dedicó a engrandecer la cultura de México. Hombre de letras, figura emblemática del quehacer universitario, constructor de puentes, humanista y hombre ejemplar, fueron algunas de las características que se destacaron de Alfonso Rangel Guerra.
Para el historiador Javier Garciadiego, la vida del escritor es realmente ejemplar, por su esfuerzo, trabajo y dedicación a prácticamente dos temas, por un lado, al humanismo, la literatura, la filosofía y la historia, todas ramas del saber humanístico y por el otro, una vida dedicada a las instituciones de educación superior.
El homenajeado dio testimonio de sus 90 años de vida con entereza. Su voz fue un susurro suave al oído, como un murmullo que logró recorrer toda la sala para agradecer las oportunidades que ha tenido. “Considero que la vida me ha otorgado muchas cosas, entre ellas, haber compartido con Victoria (su esposa) y con mi hijos. Creo que la vida es una oportunidad siempre abyecta para la continuación de la tarea humana”, pronunció Rangel Guerra.
Las obras del regiomontano son pruebas de una vida ejemplar y productiva, de un universitario ligado al servicio de los demás, de espíritu honesto y comprometido con el conocimiento, con la educación y con la universidad.
“Lo caracteriza su vida armoniosa, con equilibrio, disciplina y el cumplimiento de la responsabilidad como fuente de su placer académico e institucional. Es humanista en el sentido clásico del término, porque ha dedicado su vida a la cultura, a la educación, al estudio de la literatura y es el mayor conocedor de la obra de Alfonso Reyes y docto en el conocimiento del sistema educativo mexicano”, refirió Ludivina Cantú García, directora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Rangel Guerra comentó que la vida le ha concedido tres vocaciones: el hábito de la lectura, el ejercicio de la docencia y del servicio público. Garciadiego dijo que hoy la vida de Rangel Guerra alcanza el nivel de la de su paisano Alfonso Reyes, lo que lo hace un hombre afortunado
Entre aplausos de los asistentes al Palacio de Minería, el escritor fue ovacionado por tener un permanente dialogo intelectual y por su preocupación por resolver problemáticas de su pueblo, desde una visión humanística.
“Que la vida le respete la salud, don Alfonso, para que nos pueda seguir ilustrando con sus libros, pues cuando ya no esté, que espero no sea pronto, nos ilustrará con su legado, su ejemplo y su recuerdo”, afirmó el historiador Javier Garciadiego.
En el homenaje también estuvieron presentes Celso José Garza, secretario de Extensión y Cultura de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Adolfo Castañón, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, y el editor Carlos Ruíz Carrera.