Al mediodía del 16 de diciembre, el Palacio de Bellas Artes recibió las cenizas de Alejandro Luna, escenógrafo mexicano, que falleció el 13 de diciembre a los 83 años de edad, en compañía de su familia, encabezada por el actor Diego Luna, que fue recibido entre aplausos y descendió de las escalinatas de mármol negro del segundo piso del inmueble ubicado en el centro histórico de la Ciudad de México.
Una vez puesta la urna al centro del lobby del recinto cultural, el histrión tomó el micrófono para dar unas palabras y agradecer a los asistentes, entre los que se encontraban los actores Marina de Tavira, José Sefami, Roberto Sosa y el diseñador de producción Eugenio Caballero, solo por mencionar algunos.
“Queremos despedir a mi papá con la familia que él escogió, que son ustedes. La colaboración para mi papá era quizá el tipo de relación más compleja y profunda (fueron) relaciones que le duraron toda la vida, hoy está por ejemplo alguien muy importante con quien trabajó por décadas e hizo la última puesta, el maestro Luis de Tavira, y también estuvo en su última fiesta de cumpleaños (…) El teatro se volvió casa, y ustedes, familia”, fue parte de lo que expresó Luna a los asistentes.
El actor continuó leyendo un texto que su padre escribió, en el que describía su oficio como escenógrafo, en este, Alejandro Luna se muestra modesto, el artista escénico explicaba que la “escenografía no existe”.
“Hoy que mi padre aparentemente no existe, existe el teatro y eso lo contradice, porque si el teatro existe, si ustedes siguen haciendo teatro, mi papá existe, así que siganlo haciendo por favor”, concluyó Luna el texto de su padre, mientras los aplausos inundaban el lugar.
A esto, le siguieron las breves palabras de su hermana María, para después continuar con el discurso de la crítica teatral Luz Emilia Aguilar quien repasó la trayectoria de Luna, quien también fue arquitecto de profesión.
Posteriormente llegó la intervención protocolaria de la subsecretaría de cultura María Núñez, que también aportó palabras de recuerdo de cómo era el escenógrafo en vida.
Cuando tocó el turno para Jorge Ballina, escenógrafo y que alguna vez asistió y fue alumno de Luna, recordó momentos personales de su colega y mentor, a lo que Diego Luna, sonreía en momentos, mientras abrazaba a sus hijos, quienes no dejaban de demostrar su cariño.
David Gaytán, director y dramaturgo, también subió al estrado para comunicar sus sentimientos de pérdida a la familia Luna, pero el momento cumbre llegó cuando Luis de Tavira tomó el micrófono, para ahondar a profundidad en la vida del escenógrafo, durante 20 minutos.
“Alejandro Luna, el maestro de la luz oscura, sabía que lo oculto, se oculta más, conforme más se adentra en la oscuridad (…) Su obra no ha sido escenografía ni iluminación escénica, ha sido teatro y el teatro es justamente esa luz que inventa el mundo. Ha muerto Alejandro Luna, le sobrevive el teatro”, puntualizó el dramaturgo y ensayista.
Mientras transcurría el homenaje, turistas nacionales y extranjeros se paseaban por los pasillos y salas del Coloso de Mármol, visitándolo como cualquier otro día, extrañados e intrigados por el acto solemne en el corazón del inmueble.
El evento concluyó con guardias alrededor de la urna, primero la familia directa, encabezada por el actor, y posteriormente por amigos y familiares.
Una vez terminado el momento de resguardo, Diego Luna se paró frente a las cenizas nuevamente y comenzó una lluvia de aplausos que duró más de tres minutos, el histrión procedió a retirar los restos de su padre y se retiró por la escalinata que apareció en un inicio, asediado por la prensa, a la que solamente saludó en silencio con su mano y una sonrisa.