Hombres y mujeres no son culpables de la violencia de género… entonces, ¿quién?
Esta antrópologa argentina considera que el empoderamiento de la mujeres no debilita a los hombres, quienes se ven minados por la precariedad de la vida
Indigo StaffUna de las fallas en el pensamiento feminista es creer que la violencia de género es, simplemente, un problema entre hombres y mujeres, más no un síntoma de la historia y del contexto actual de la sociedad; esa es la percepción de Rita Segato, una de las pensadoras feministas más relevantes de los últimos tiempos.
La doctora en antropología plantea que la violencia de género se da un contexto en el que la vida se ha vuelto precaria, en la que cada vez es más complicado subsistir, lo que genera que algunos varones se sientan frustrados al no cumplir con el rol social de proveedor y protector.
Para Segato, el llamado empoderamiento de la mujer no ha hecho que los hombres se debiliten en la sociedad, tal y como dicta la creencia popular.
“No, lo que debilita a los hombres, lo que los precariza y los transforma en sujetos impotentes es la falta de empleo, la inseguridad en el empleo cuando lo tienen, la precariedad de todos los vínculos, el desarraigo de varias formas (…) en fin, el mundo se mueve de una manera que no pueden controlar y los deja en una situación de precariedad”, señaló investigadora en entrevista para el portal argentino ‘Conclusión’.
Segato, quien suele ser malinterpretada por su pensamiento disrruptivo, señala que los hombres son víctimas de la masculinidad imperante, pues los obliga a ser fuertes, tomar el mando, ser quienes proveen y pelean; todo esto es un contexto cada vez más complicado.
La investigadora señala que no todos los hombres recurren a la violencia de género, pese a la precariedad de la vida, porque todas las personas son distintas.
Para Segato, un crimen como la violación es producto de una cantidad de gestos menores que están en la vida cotidiana y que no están catalogados como crímenes, pero son agresiones también.
Finalmente, Segato ha advertido sobre el peligro de conceptos como “cultura de la violación”, pues hablar de algo cultural implica normalizar y esta clase de agresiones pueden ser vistas como algo normal.