Hollywood a la mexicana
Guillermo del Toro y ‘La forma del agua’ lideran las nominaciones al Oscar con 13 categorías, incluidas Mejor Película y Mejor Director. Si gana sería la cuarta vez que triunfa un realizador mexicano en los últimos cinco años, ¿qué distingue a su generación de cineastas nacionales?
María Alesandra Pámanes¿Qué tienen en común Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón, Alejandro “El Negro” González Iñárritu y Emmanuel “El Chivo” Lubezki? Son mexicanos, sí, pero lo más trascendental y por lo que hoy representan con su obra lo mejor del cine de Hollywood es su pasión por el séptimo arte.
Cada uno en su estilo y con su manera de verlo, los directores mencionados y el fotógrafo (“El Chivo” también dirige) aman el cine y eso se refleja en cada cuadro de sus películas que han resultado ser las más galardonadas durante los últimos años.
“El Negro”, Cuarón y Del Toro, quienes fundaron la productora Cha Cha Cha Films, eran esos jóvenes de su generación que, junto al tímido pero sensible artísticamente hablando “Chivo” Lubezki soñaron en la década de los ‘80 con hacer historia creando y confabulando en la pantalla grande como sólo a ellos se le ocurría.
Y es que esa es otra de las características que los hacen sobresalir entre la marea de propuestas cinematográficas que hay. Ellos hacen lo que quieren y lo hacen bien.
Iñárritu se aferra a su técnica limpia, casi poética, Cuarón es un narrador en sí mismo, cuenta la historia visualmente como ninguno y qué decir de Del Toro, que con sus monstruos ha convertido al horror en obras de arte. Al igual que “El Chivo”, un hombre que captura las escenas en una forma cuya sensibilidad y cadencia bien podría ser una pintura o una escultura.
Si el próximo 4 de marzo, el jalisciense Guillermo del Toro se corona como el triunfador de la noche en los Premios de la Academia en el Teatro Dolby, sería la cuarta vez que triunfa un mexicano como Mejor Director en los últimos cinco años, corroborando una vez más que los directores y el fotógrafo mexicano –Del Toro, Cuarón, Iñárritu y Lubezki– no se adaptaron a Hollywood, esta industria se adaptó a su manera de hacer cine, ¡a mucha honra!
Maestro de los monstruos
No hay amante del cine que se le compare a Guillermo del Toro, es como el eterno niño que creció viendo a los monstruos clásicos y legendarios como El Hombre Lobo o el Monstruo de la Laguna Verde, en aquellos tiempos cuando no existía esa manía de hacer todo por computadora, la cual resta credibilidad, creatividad y esencia a las películas.
Del Toro es el vivo ejemplo de que se puede hacer lo que más nos gusta, que el esfuerzo no es en vano y que por muchas caídas que se tengan, cada una de ellas es un escalón más hacia el reconocimiento merecido.
Eso le está sucediendo tras 34 años de trayectoria y el reflector llega con “La forma del agua”, la bizarra historia de amor que ha conmovido al público y la crítica.
Ver el trabajo de Del Toro es viajar en el tiempo hacia la época dorada del cine que forjó lo que es ésta magnánima industria.
Se vale soñar, se vale ser auténtico a lo que se ama y se tiene que sudar para poder llegar a la cima. Y Guillermo es prueba de ello.
Con 10 cintas y más de 24 guiones en su carrera, el jalisciense podría ser el Mejor Director en los Oscares este año, aumentando preseas a la generación prodigio de la que es miembro, la cual despuntó en un mejor timing que aquellas generaciones más orgánicas –pero igual de destacadas– que fueron encabezadas por los también mexicanos Alfonso Arau, Arturo Ripstein y Felipe Cazals.
Alfonso el narrador
Guionista, productor y director, Alfonso Cuarón siempre soñó con ser astronauta. De hecho, en 1969, cuando el hombre pisó la Luna por primera vez, dijo que en lugar de ver el suceso por la televisión, corrió para ver la Luna desde la terraza en casa de su abuela. Y así es hasta la fecha y lo demuestra con sus películas, él ve lo que sus ojos quieren ver, se centra en mirar lo que otros no perciben para después comunicarlo por medio de imágenes en movimiento.
Cuarón hipnotiza a la audiencia con sus cintas y si a la fórmula se agrega que suele trabajar con Emmanuel “El Chivo” Lubezki en la fotografía de sus producciones, el resultado es sinónimo de éxtasis para tus ojos.
El realizador, guionista y productor capitalino es un mago en el arte de “engañar al espectador, de sumergirlo en ese mundo de posibilidades, como lo es la vida misma”, como bien lo ha dicho, “los seres humanos somos tan complejos, que, de seguir ciertas líneas de cómo debería ser tal o cual situación, estamos cometiendo un error”.
Alfonso el narrador
Guionista, productor y director, Alfonso Cuarón siempre soñó con ser astronauta. De hecho, en 1969, cuando el hombre pisó la Luna por primera vez, dijo que en lugar de ver el suceso por la televisión, corrió para ver la Luna desde la terraza en casa de su abuela. Y así es hasta la fecha y lo demuestra con sus películas, él ve lo que sus ojos quieren ver, se centra en mirar lo que otros no perciben para después comunicarlo por medio de imágenes en movimiento.
Cuarón hipnotiza a la audiencia con sus cintas y si a la fórmula se agrega que suele trabajar con Emmanuel “El Chivo” Lubezki en la fotografía de sus producciones, el resultado es sinónimo de éxtasis para tus ojos.
El realizador, guionista y productor capitalino es un mago en el arte de “engañar al espectador, de sumergirlo en ese mundo de posibilidades, como lo es la vida misma”, como bien lo ha dicho, “los seres humanos somos tan complejos, que, de seguir ciertas líneas de cómo debería ser tal o cual situación, estamos cometiendo un error”.
Único e irrepetible
Emmanuel “El Chivo” Lubezki no sólo es otro de los cineastas y fotógrafos prodigio de la generación de Cuarón, Del Toro e Iñárritu, es también el mejor fotógrafo de cine en la actualidad.
Las imágenes llamaron su atención desde que era un niño, capta lo que tiene frente a él de una manera única e irrepetible, razón por la que suele trabajar con los realizadores más poéticos y destacados que hay, entre ellos los mexicanos Alfonso Arau, Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón, así como con Tim Burton y Terrence Malick, ambos de Estados Unidos.
Lubezki ha estado nominado en ocho ocasiones a los Premios Oscar en la categoría de Mejor Fotografía y se llevó tres estatuillas a lo más cotizado del cine de manera consecutiva por “Gravity”, “Birdman” y “The Revenant”, en 2014, 2015 y 2016, respectivamente.
“El Chivo” identifica la esencia humana y la plasma a través de la luz. Es egresado del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), al igual que sus amigos, colegas y compatriotas Cuarón e Iñárritu.
Y considera que “el lenguaje del cine está cada vez más lejos del teatro y se acerca más a la música. Es abstracto, pero aún narrativo. Todo se siente menos ensayado. Más experimental que clásico”.
La Academia y la controversia
Este año, el ojo del público, la crítica, los medios, amantes del cine y los no tanto está puesto en los movimientos que han surgido contra el acoso sexual y la inequidad de género en el mundo del entretenimiento, con iniciativas como Time’s Up y campañas como #MeToo.
A su vez en el hecho de que se nominó a Greta Gerwig como Mejor Director por “Lady Bird”, lo que contrarresta a la falta de mujeres en las categorías más destacadas de los premios a lo mejor del cine (en los Globos de Oro solamente se nominó a hombres, por ejemplo).
Y retomando el movimiento #OscarsSoWhite de años anteriores, la diversidad se hace presente con la nominación a dos actores de raza negra, en la categoría de Mejor Actor, Denzel Washington por “Roman J. Israel, Esq.” y Daniel Kaluuya por “Get out”.
Además, en esta ceremonia Meryl Streep rompe su propio récord al ser nominada por 21 ocasión en su carrera, por la cinta “The Post”.