Hipsters bajo la lupa
La comunidad hipster atrajo el interés de la ciencia, que lo estudia en base a su comportamiento y sus preferencias.
Rasgos como su personalidad, sus hábitos o gustos fueron recientemente objeto de análisis de investigadores de dos instituciones académicas.
Los expertos del Departamento de Negocios de Alimentos y Desarrollo, de la Universidad College de Cork, en Irlanda, estudiaron la forma en la que los hipsters, al forjar su identidad, practican estrategias de resistencia a lo mainstream a través de la alimentación.
Eugenia RodríguezLa comunidad hipster atrajo el interés de la ciencia, que lo estudia en base a su comportamiento y sus preferencias.
Rasgos como su personalidad, sus hábitos o gustos fueron recientemente objeto de análisis de investigadores de dos instituciones académicas.
Los expertos del Departamento de Negocios de Alimentos y Desarrollo, de la Universidad College de Cork, en Irlanda, estudiaron la forma en la que los hipsters, al forjar su identidad, practican estrategias de resistencia a lo mainstream a través de la alimentación.
Observaron, por ejemplo, que los hipsters tienden a hacer “lo sagrado de lo profano” al mezclar productos cotidianos –chocolate, harina, huevos, colorantes alimentarios– para hornear “artefactos sagrados para el ritual social”, como un pastel en forma de Cookie Monster y cupcakes vegetarianos.
“Para los hipsters, el acto de hornear asegura reverencia para y el estatus sagrado de objetos seculares tales como productos de marca baratos”, escribieron en la revista científica Consumption Markets & Culture.
Otro hallazgo fue que este colectivo suele reforzar su aversión a la mercadotecnia de alimentos mainstream evitando de forma activa las “marcas que sienten no tienen cabida en su comunidad”, particularmente las marcas de líderes globales de productos listos para comer y de conveniencia.
De hecho, el pasado mes de marzo, usuarios en Twitter comenzaron a rechazar, en tono de burla, la forma en la que restaurantes de moda –hipster, según The Telegraph– sirven sus platillos: papas fritas montadas sobre un pequeño carro de supermercado, rebanadas de pan sobre una gorra o papas colgadas en un mini tendedero de ropa, por ejemplo.
Las publicaciones mencionaban la campaña @WeWantPlates (@QueremosPlatos), creada por el fotógrafo británico Ross McGinnes, de la agencia digital Big Number 9.
Por su parte, el sociólogo Bjørn Schiermer, de la Universidad de Copenhagen, en Dinamarca, publicó un análisis en Acta Sociológica en el que identifica dos rasgos sobresalientes de los hipsters: su gusto por los objetos que evocan el pasado “reciente” y su predilección por la ironía.
En entrevista para The Open University, Schiermer explicó que existe una apreciación auténtica de estilos, expresiones, sensibilidades y tecnologías del pasado por parte de los miembros de esta cultura, “y esto es lo que llamo un conservadurismo progresivo”.
Se refiere a que los hipsters no exploran aquello que la generación anterior apreciaba o lo que le complacía, y que no debía, sino lo que la misma debería haber apreciado, pero no lo hizo.