Hijos (no deseados) de la ONU
No se sabe cuántos. Al momento, solo es posible afirmar que “muchos” de los pequeños que viven en las zonas más marginadas y conflictivas del mundo son fruto de un intercambio de sexo por dinero, comida, medicamentos y otros bienes.
Este intercambio se da entre el personal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en –supuestas– misiones de paz y mujeres de zonas rurales, hambrientas y sin refugio.
Otros son bebés producto del abuso y explotación sexual contra menores cometidos por los “cascos azules”.
Eugenia Rodríguezhttps://youtu.be/tmdW4rA0a88
No se sabe cuántos. Al momento, solo es posible afirmar que “muchos” de los pequeños que viven en las zonas más marginadas y conflictivas del mundo son fruto de un intercambio de sexo por dinero, comida, medicamentos y otros bienes.
Este intercambio se da entre el personal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en –supuestas– misiones de paz y mujeres de zonas rurales, hambrientas y sin refugio.
Otros son bebés producto del abuso y explotación sexual contra menores cometidos por los “cascos azules”.
El hecho es que, ante un problema que data desde hace décadas, Naciones Unidas comenzó a ofrecer “en silencio” pruebas de ADN para ayudar a comprobar reclamos de paternidad y asegurar el apoyo a los llamados “bebés pacificadores”, reportó The Associated Press (AP).
La agencia estadounidense señaló que aproximadamente 125 mil guardianes de la paz de la ONU se encuentran desplegados en 16 localidades, en su mayoría en África o Medio Oriente.
De acuerdo con AP, de la docena de reclamos de paternidad que se recibieron el año pasado, cuatro de éstos estaban relacionados con el presunto abuso sexual de un menor.
A 10 años de la publicación del primer análisis sobre el problema de explotación sexual y abuso por personal de Naciones Unidas en misiones de paz, este organismo ha decidido hacer un esfuerzo. En el mismo, Zeid Raad al-Hussein, jefe de derechos humanos de la ONU, exhortó a que la Asamblea General “autorice al Secretario General exigir el ADN y otras pruebas para establecer la paternidad en casos apropiados a fin de garantizar que el personal de mantenimiento de la paz pueda ser obligado a proporcionar manutención a los llamados bebés pacificadores que procrean y abandonan”.
Y es que fue hasta el año pasado que la ONU comenzó a ofrecer un protocolo de extracción de ADN y kits para pruebas de paternidad.
De hecho, un cable de la organización obtenido este mes por AP reveló que en enero del 2014, el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de la ONU ofrecía a sus misiones “orientación en la asistencia en casos de reclamaciones de paternidad que involucran a miembros o ex miembros de las misiones de mantenimiento de la paz en términos de pruebas de ADN”.
Paternidad confirmada, ¿y luego?
Pero lo más importante de todo: ¿qué pasará si el resultado de la prueba de paternidad es positivo?
De acuerdo con AP, 14 de 29 reclamos de paternidad reportados desde enero de 2010 fueron de menores que dijeron ser víctimas de abuso sexual.
Sin embargo, aún no se tiene un protocolo de acción para quienes se encargarían de impartir justicia.
Al menos una década atrás, el reporte de la ONU que incluyó recomendaciones para abordar el abuso y explotación sexual dirigidas al Secretario y Estados Miembros de la Organización, indicaba que “si se establecía la paternidad, las Naciones Unidas podría, con un pequeño cambio en su reglamento, deducir del salario de ese miembro del personal (…), una cantidad especificada, por ejemplo el equivalente al salario de un año de un empleado local en la zona de la misión”.
“Esto al menos proporcionará algún apoyo de manutención a la madre. Si se desconoce la identidad del padre, algún tipo de asistencia podría darse del fideicomiso para las víctimas”.
En dicho reporte también se propuso que el miembro del staff de la ONU –que no necesariamente tiene que formar parte de las tropas o la policía– “tendría que o bien reconocer la reclamación (de paternidad) o someterse a una prueba de ADN para demostrar que la alegación fue infundada”.
Como actual Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon también ha señalado su intención de “establecer un fideicomiso para ofrecer apoyo y asistencia a las víctimas, los denunciantes y niños nacidos como resultado de la explotación sexual y el abuso”.
Pero de acuerdo al análisis publicado por AP, se desconoce si la ONU está siguiendo estas recomendaciones.
Tampoco se conoce si algún miembro de las fuerzas de la paz de Naciones Unidas –de los que se haya confirmado la paternidad– está pagando la manutención de los hijos con regularidad.
Y es que aún si la prueba de ADN fuera positiva, se requiere realizar procedimientos judiciales para obtener el reconocimiento legal de la identidad del padre y proporcionar el acuerdo de apoyo que se dará a los niños involucrados, subrayó Ki-moon.
Además, “(…) algunos de los presuntos padres se niegan a someterse a las pruebas”.
¿Funcionará?
A un estado miembro se le pregunta si es capaz de realizar las pruebas de ADN, indicó AP. De no ser así, la ONU debe proceder.
Se toma una muestra de la madre, el bebé y el posible padre, y se comparan los resultados. Pero a la fecha, las pruebas de ADN no son obligatorias.
Y la tasa de respuesta a esta medida solo ha sido del 20 por ciento desde que la ONU comenzara a presionar a los estados para dar un seguimiento a los asuntos de paternidad pendientes.
Además, la organización internacional no puede forzar a un país a llevar a cabo dicho procedimiento ni cuenta con la autoridad para hacer investigaciones criminales.
El impacto de las pruebas de ADN aún está por verse, pero la urgencia de contar con un mecanismo de investigación y acciones contundentes contra el abuso y la explotación sexual es evidente.
Un informe publicado por la Oficina de Servicios de Supervisión Interna de la ONU (OIOS, por su siglas en inglés), estableció que hubo 480 denuncias de explotación y abuso sexual entre 2008 y 2013, de las cuales una tercera parte involucra a niños.
Las misiones de paz en República Democrática del Congo, Liberia, Haití y Sudán del Sur tuvieron el mayor número de denuncias.