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Ellos no saben qué está pasando. Desde pequeños, los niños que viven inmersos en la dinámica de los narcotraficantes solo conocen esa realidad, y están condenados a crecer para perpetuarla, tal como en una reacción en cadena de violencia.
Pero estos no son los únicos hijos del narcotráfico, porque también están aquellos pequeños cuya relación puede ser tangencial, pero que han sido afectados por la lucha contra éste –y entre éste– a través de la muerte de uno de sus padres o del daño a su núcleo familiar.
Y es que casi nunca se habla de ellos. De acuerdo con Juan Martín Pérez García, quien es director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), “no se ven los derechos humanos de los niños y niñas como tal, se ven solo como víctimas (…) pero no se les reconoce como ciudadanos que han sido violentados de sus derechos”, y “las propias organizaciones de derechos humanos no han reconocido el impacto que (el narcotráfico) tiene en la infancia”.
Con esto en mente, la Red presenta hoy su “Informe alternativo sobre la situación de garantía de derechos de niñas, niños y adolescentes en México”, ante el Comité de los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Los olvidados
Las cifras de los muertos durante la guerra contra el narcotráfico son muy mencionadas, como lo son las de los afectados por ella. Pero la población infantil se trata como parte del todo y, para la Red, la distinción es crucial.
Los menores de edad son especialmente vulnerables, sobre todo los que se encontraban en situaciones de riesgo independientes. Según estimaciones del Relator Especial de la ONU Christof Heyns, casi mil niños perdieron la vida entre el 2006 y el 2010, en situaciones relacionadas con el combate al narcotráfico, y 946 fueron víctimas de muertes violentas con arma de fuego solo en el 2012.
Además, en el apartado “Niñas, niños y adolescentes en contexto de violencia armada”, el reporte señala que del 2000 al 2012 las muertes de pequeños entre 0 y 17 años por cada cien mil habitantes paso de 1.7 a 4; esto implica un incremento de más del doble.
Y cuando los menores no fueron víctimas directas de las balas, sus familias fueron tocadas. Las estimaciones apuntan a que por lo menos 50 mil niños de hasta 17 años perdieron a uno o ambos padres en la “guerra”.
Para la Redim, la falta de información es el problema más grande para quienes quieren explorar el impacto del narcotráfico en la infancia, pues hacen falta datos fehacientes sobre los muertos, quiénes pertenecen a qué grupos del crimen organizado y sobre las víctimas de comercio sexual. Los asesinatos efectuados por miembros de fuerzas militares son más complicados de identificar, además de que no existe registro de posibles víctimas de tortura.
Adolescentes en la mira
La muerte de los padres o golpes al núcleo familiar no es la única manera en que los menores de edad sienten los efectos de la lucha contra el narcotráfico. De hecho, en la población adolescente el mayor riesgo se encuentra en ser reclutado por algún cartel para cometer ilícitos.
Entre diciembre del 2006 y octubre del 2011, 142 menores de 18 años fueron procesados por la Procuraduría General de la República (PGR) por delitos relacionados con el crimen organizado.
“El Estado mexicano ha incumplido reiteradamente su obligación de adoptar las medidas necesarias para impedir que niñas, niños y adolescentes se involucren en la producción y el tráfico ilícito de droga, tal como se establece en el artículo 33 de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN)”, señala el reporte.
La CDN, publicada inicialmente en 1989, señala en este artículo que “los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas, incluidas medidas legislativas, administrativas, sociales y educacionales, para proteger a los niños contra el uso ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas enumeradas en los tratados internacionales pertinentes, y para impedir que se utilice a niños en la producción y el tráfico ilícitos de estas sustancias”. México se encuentra entre los países firmantes.
Los efectos son claros. En el 2012, las muertes violentas en jóvenes de 15 a 17 años representaron el 70 por ciento del total de los asesinatos a menores de edad.
Peligro por ser mujer
El reporte que se presentará en la ONU también hace énfasis en la situación especialmente vulnerable de las mujeres. A falta de datos, hace referencia a 77 feminicidios de menores de edad efectuados en Nuevo León entre el 2000 y el 2013, y la mayor parte de las víctimas tenían entre 15 y 17 años.
Otra grave situación de riesgo para los niños