Hecho en Libertad, un modelo que cambia vidas
El programa Hecho en Libertad busca empoderar a las personas en situación de cárcel para que cuando salgan puedan tener las herramientas necesarias para reinsertarse en la sociedad teniendo una fuente de ingresos. Su fundador y director asegura que es importante que se prohíba la carta de no antecedentes penales
José Pablo EspíndolaEl programa Hecho en Libertad está dirigido a jóvenes privados de su libertad para que creen y vendan productos, desde piñatas y ropa hasta cremas y bicicletas, y así se empoderen económicamente y sea más fácil su reinserción social cuando salgan de prisión.
Todo comenzó en el centro de internamiento de Tlaxcala, cuando la asociación Interculturalidad, Salud y Derecho A.C. (INSADE) impartió una plática sobre temas de prevención de VIH. Al terminar, los internos se acercaron a ellos para ver si podían regresar y enseñarles a elaborar productos artesanales para que los vendieran y así ayudaran a sus familias.
“A partir de este modelo, que fue identificado y construido de la mano de ellos, estamos generando un 98 por ciento de reinserción de nuestros beneficiarios, porque es un modelo que responde a sus necesidades; es decir, que al salir de la cárcel o del centro de internamiento puedan emprender en libertad y no verse obligados a delinquir ante la falta de oportunidades laborales”, explica Daniel Serrano de Rejil, fundador y director general de INSADE.
Los internos también buscaban tener una propuesta de negocio, de autoempleo, para que pudieran tener ingresos al salir.
“Digamos que surgió a partir de que ellos nos conocieron, nos tuvieron confianza y de la mano fuimos experimentando las cuatro fases del modelo. Nosotros siempre preguntamos por qué generan tanta empatía y éxito nuestros programas y nos dicen que porque nosotros al llegar los miramos de frente, como seres humanos, no los vemos como delincuentes, de abajo hacia arriba, y eso para ellos ya es un voto de confianza”, cuenta el fundador de la A.C.
Hecho en Libertad trabaja con ellos cuando están encerrados, cuando están por salir y les da un seguimiento como de un año. INSADE opera más en centros de internamiento y han decidido enfocarse en mujeres, porque se han dado cuenta que son las que están más abandonadas.
Si bien, existen programas, apoyos y capacitaciones, a quienes les llegan más oportunidades laborales y donativos de materiales son a los hombres, por representar casi al 80 por ciento de la población penitenciaria.
Dentro del programa existen dos opciones de formación: una es para el autoempleo, que es cuando aprenden a elaborar productos artesanales, como árboles de la vida, jabones y cremas de ingredientes naturales, serigrafía en playeras; y la otra tiene que ver con buscar empleo en un centro laboral, como auxiliar de cocina.
“Lo que hemos estado observado es que los beneficiarios están optando más por el autoempleo, para no enfrentarse al estigma y la discriminación de empresas donde todavía se pide la carta de antecedentes no penales. Además, estamos detectando que esa carta la están pidiendo sin la autorización de la persona, lo grave es que la autoridad la está entregando”, acusa Daniel Serrano.
Formando agentes de cambio con Hecho en Libertad
El equipo de INSADE se ha percatado que con su modelo también está formando sin planearlo, emprendedores sociales, ya que a la hora de buscar talleristas, están viendo que si llevan exbeneficiarios que ya están formados y capacitados a dar clase se genera más empatía con las personas privadas de su libertad, porque dan ejemplo de que segundas oportunidades son posibles.
Por otro lado están motivando y formando agentes de cambio, porque tienen unas 100 mujeres en cinco estados que salieron de la cárcel, pasaron por todo su modelo, tienen un micronegocio y están por dar o ya están dando empleo a otras personas que también recuperaron su libertad.
“Eso es súper interesante, porque nosotros no mirábamos que el modelo fuera para eso, solo buscábamos que tuvieran una opción para reinsertarse en la sociedad y ser autónomos, pero lo que estamos viendo es que están surgiendo agentes de cambios, emprendedores sociales”, afirma el fundador.
Voluntarios y donantes, cuenta Daniel, están dándose cuenta que invertir en personas que no van a volver a cometer un delito vale la pena.
“Nosotros empezamos en 2011, y el modelo se formó en 2013, porque antes trabajábamos derechos sexuales y reproductivos, pero ya contamos con más de 4 mil 500 beneficiarios, de los cuales el 85 por ciento son hombres y el resto mujeres. De ese universo, el 10 por ciento se ha vuelto agentes de cambio, emprendedores sociales”, platica.
INSADE está en Yucatán, Nuevo León, Tlaxcala, Estado de México y Ciudad de México, y próximamente, llegarán a Chiapas y Coahuila. Para el 2030, buscan tener presencia en toda la República y que la carta de no antecedentes penales esté prohibida a nivel nacional.
“No solo es prohibir la carta de no antecedentes no penales, es también que cuando las personas salgan es imperativo que sus derechos político-electorales se renueven en automático, que no sea muy tardado y burocrático el que les renueven su credencial de elector, ya que sin este documento no pueden hacer trámites de gobierno, acceder a un empleo o programa social”, explica Daniel.
Hecho en Libertad trabaja con ellos cuando están encerrados, cuando están por salir y les da un seguimiento como de un año
Para INSADE, el reto está afuera de las cárceles, en la construcción de redes de apoyo que ayuden a las personas que recuperan su libertad.
“Quiero dejar muy claro que las cárceles no son una escuela para formar delincuentes, las cárceles son el reflejo de la corrupción y de la injusticia social que impera en México hoy en día”, enfatiza Serrano de Rejil.