“Hay una exotización hacia nuestro ser y hacia nuestro trabajo”. Creadoras y activistas reivindican su raíz afro

Ser una artista mujer afrodescendiente en México significa enfrentar las desigualdades de género y el racismo por origen.

Así lo expresaron artistas, activistas y promotoras en un encuentro organizado por la Dirección General de Culturas Populares Indígenas y Urbanas (DGCPIU), en el marco del Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, que se celebra cada 25 de julio desde 1992.

“Hay una exotización hacia nuestro ser y hacia nuestro trabajo, pareciera que  solo habláramos de lo que significa ser negras o afro, se ve más desde un sentido folklorista, cuando lo que estamos haciendo es todo un proceso, sí atravesado por lo afro, pero no es solo una curiosidad. Esa es una violencia estructural que recibimos sobre la manera en la que creamos y generamos nuestros procesos artísticos”, sostuvo la acordeonista y cantante Jessica Esther Moreno durante su participación en el conversatorio virtual “Afromexicanas, entre la expresión artística y sus luchas”.

Como mujeres, comentó Evelia Estela Catalán Casiano, defensora de los derechos políticos de las mujeres, es difícil entrar al espacio político o de toma de decisiones por los roles que se les asignan desde niñas, como cuidar a los hermanos y ayudar en el sustento de la casa.

“Mi historia, como la de muchas mujeres afromexicanas, es así. Yo decía no, el espacio político no lo quiero. Cuando daba clases, me decían que por qué no participaba para la dirección y yo me negaba, ‘es que tengo que cuidar a mi hijo, mi casa, mis clases’, pero alguien me dijo: ‘si quieren hacer cambios importantes, tienen que estar en los espacios donde se toman las decisiones’”.

“A raíz de eso me di cuenta que tenemos que estar ahí, independientemente de las responsabilidades que tengamos”, dice la activista originaria de Guerrero, quien sufrió desplazamiento forzado en 2021.

En eso coincidió María Candelaria Palma,  documentalista afroindígena egresada de Ambulante y que actualmente continúa su formación cinematográfica en Cuba. Originaria de San Antonio, Acapulco, la creadora contó que viniendo de una comunidad afrodescendiente no tenía mayores aspiraciones artísticas, pues aunque su familia la motivó a estudiar,  jamás pensaron en una carrera artística.

“Siempre me decían que tenía que ser doctora, maestra, pero las artes no entraban a mi casa. Mi mamá me decía que estudiara para algo que me diera de comer y lo intenté, pero lo mío lo descubrí con el taller de  Ambulante. El arte te permite buscarte y encontrarte en esas diversas formas de lenguaje, ahí hallé lo que yo quería contar”, indicó la creadora del documental Rojo.

Un nuevo cimarronaje

Para enfrentar estas  desigualdades y violencias estructurales, coincidieron, es necesario alzar la voz en coro para exigir ser reconocidas como mujeres creadoras y activamente políticas, pero también como una comunidad que históricamente ha sido negada.

Por esa misma razón, Jessica Esther Moreno reconoció la existencia de espacios como este conversatorio porque es una forma de generar redes.

“Ahora nos sabemos presentes y esa es otra forma de hacer un nuevo cimarronaje, de encontrarnos en estos palenques, en estos espacios para poder compartir lo que estamos haciendo en el día a día”, concluyó.

Conoce sus trabajo:

• Jessica Esther Moreno: Acordeonista y cantante, también conocida como La Negra MeXa. Originaria de la Ciudad de México, su propuesta artística es crear un “palenque sonoro”, con narrativas que incluyen ritmos como el rap y otros de origen afro.
• María Candelaria Palma: Egresada de Ambulante Más allá, el área de formación del festival itinerante de cine documental.  Creadora de Rojo y ganadora de la Beca Jenkins-Del Toro para continuar su formación en el extranjero. Vive en Cuba donde estudia cine.
• Evelia Estela Catalán Casiano: Defensora de los derechos de las mujeres e integrante del  colectivo Muafro, que integra a afromexicanas de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca.