“Podríamos estar al borde del precipicio de una extinción masiva”, dijo a The New York Times Douglas J. McCauley, ecologista de la Universidad de California, respecto a la inminente amenaza a la que se enfrenta la vida marina.
Y esa amenaza es la actividad humana, reveló una investigación sobre la salud de las poblaciones de vida silvestre en los océanos, basada en un cúmulo de fuentes científicas, y cuyos resultados fueron publicados en la revista científica Science.
El estudio, encabezado por McCauley, comparó los patrones de defaunación terrestre y marina, que “ayuda a colocar el impacto humano sobre la fauna marina en contexto y buscar el camino hacia la recuperación”, señaló Science. Y concluyó que pese a que la defaunación marina –que comenzó decenas de miles de años después que la terrestre– ha sido menos severa que en la tierra, nuestros efectos sobre los animales marinos están aumentando en ritmo y el impacto.
“A pesar de nuestro comienzo tardío, los humanos han cambiado poderosamente ya prácticamente todos los principales ecosistemas marinos. La experiencia terrestre y las tendencias actuales en el uso del océano sugieren que la destrucción del hábitat es probable que se convierta en una amenaza cada vez más dominante de la fauna marina durante los próximos 150 años”.
El ecólogo marino Stephen Palumbi, de la Universidad de Standford y coautor del estudio, aludió a las granjas industriales en el mar como una de las amenazas emergentes que enfrentan los océanos.
“Las granjas camaroneras se están comiendo los manglares con un apetito similar al de la agricultura terrestre, que consumió praderas nativas y bosques”, apuntó.
Según los autores, el aumento del uso industrial de los océanos y la globalización de la explotación de los mismos amenazan con dañar la salud de las poblaciones de fauna marina, haciendo la situación en el ecosistema marino tan sombría como en la tierra, indicó el comunicado de Palumbi.
Y como señaló McCauley, “ahora se pesca con helicópteros, súper barcos de arrastre guiados por satélite y largas hileras que se extienden desde Nueva York a Filadelfia”.
“Estamos preparando los océanos para reproducir el proceso ‘Armaggedon’ de la vida silvestre que hemos diseñado en la tierra”, advirtió el especialista.
Pero los científicos sugieren que no todo está perdido. Podemos revertir los daños a través de programas efectivos que limiten la explotación marina y comenzar por apartar más y mayores áreas del océano que están a salvo del desarrollo industrial y la pesca.