México enfrenta una fuerte demanda de plasma para el tratamiento de enfermedades graves y raras, como las hemopatías y las inmunopatías; sin embargo, no cuenta con la infraestructura ni las políticas públicas para garantizar un suministro seguro y suficiente.
Por eso, médicos, especialistas del sector salud y pacientes organizados en el grupo Plasma que Salva hacen un llamado a las autoridades de salud para dialogar en torno a la donación de este componente sanguíneo e impulsar un cambio en la legislación actual para compensar a los donantes.
“Lanzamos a la sociedad nuestra iniciativa, con una invitación a iniciar una conversación con las autoridades de salud, especialmente con el doctor Jorge Alcocer, con el subsecretario de Salud, el doctor Hugo López Gatell, con las personas legisladoras de la Cámara de Diputados y del Senado de la República y otras instituciones que tengan que ver con la materia para poder avanzar en esta propuesta”, anunció ayer en conferencia Mayela García Ramírez, cofundadora y directora de la Fundación Mexicana para Niños y Niñas con Inmunodeficiencia (Fumeni).
#Entérate | Médicos, pacientes y miembros de asociaciones como la Fundación Mexicana para Niños y Niñas con Inmunodeficiencia (@FumeniAC) presentaron “Plasma que Salva”, una alianza que hace un llamado para abrir la conversación sobre la donación de este componente. pic.twitter.com/viaq76adiZ
— Reporte Índigo (@Reporte_Indigo) February 9, 2023
Su propuesta es sensibilizar a la población y a las autoridades mexicanas de la necesidad de que el país incremente su obtención de plasma y que deje de depender de otros países, como Estados Unidos, que suministra 70 por ciento del componente para el mundo.
El también director general del Centro de Inmunología, Alergia y Pediatría del Hospital Ángeles Lomas indicó que se trata de una situación de riesgo, ya que la pandemia de COVID-19 frenó las donaciones en todo el mundo y ha provocado una alerta a nivel internacional.
“Eso hace que la posibilidad de exportar a países como el nuestro disminuya y que estemos en grave riesgo de quedarnos sin los productos para pacientes que lo requieren cotidianamente”, dijo.
Claudia Moreno, integrante de la Fumeni, es una de las pacientes que depende de estos tratamientos. Hace 15 años fue diagnosticada con Inmunodeficiencia Común Variable y actualmente, compartió, requiere unos 208 frascos de plasma al año. “Eso se traduce en 130 donadores, no es fácil”, compartió y lamentó que en México no existan incentivos para compensar a los donantes.
El doctor Juan Manuel Cisneros, médico especialista en Patología Clínica y coordinador de Auxiliares de Diagnóstico y Tratamiento del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), sostuvo que en el país no hay una homologación de las prácticas, procesos y procedimientos en los diversos centros de sangre, lo cual hace que la recuperación y el procesamiento del plasma sea difícil.
Una realidad diferente a la de Estados Unidos o Alemania, donde han logrado ser autosuficientes, gracias a esquemas de cooperación entre los sectores público, privado, académico y científico.
“México tiene una infraestructura tecnológica y de accesibilidad deficientes para la recolección de sangre y sus componentes, y es todavía más limitada para la recolección de plasma, esto no solo vuelve a los procesos más tardados, sino que desincentiva al donador a participar en donaciones”, apuntó.
Por eso, la propuesta es impulsar la legalización de la donación voluntaria y compensada, para lo cual piden modificar la legislación actual.