El solo de guitarra de Prince que revivió a George Harrison
En 2004, los amigos del ex beatle se reunieron para inducirlo al Salón de la Fama del Rock, sin embargo, fue Prince quien se robó la noche
Roberto TrejoEnfundado en un traje negro, camisa y sombrero escarlata, una guitarra color amarillo y un solo capaz de enchinar la piel hasta del más escéptico de la magia del rock, Prince revivió por unos minutos la memoria de un escarabajo fallecido; George Harrison.
El acto de resurrección sucedió una noche de 2004, tres años después de la muerte de Harrison. El ex guitarrista de The Beatles fue inducido, de manera póstuma, al Salón de la Fama del Rock, por lo que sus amigos subieron al escenario para rendirle tributo.
La canción elegida fue While My Guitar Gently Weeps, unas las piezas más icónicas del repertorio de Harrison.
Aquella presentación comenzó con un tono fúnebre. Petty y Lyne, enfundados en ominosos trajes negros y gafas ligeramente oscuras, comenzaron a cantar una interpretación llena de nostalgia, de viejos recuerdos y el sentimiento de saber que Harrison no volvería más.
Relacionado: TRAVELING WILBURYS; EL SUPERGRUPO QUE UNIÓ A TOM PETTY, GEORGE HARRISON, BOB DYLAN Y ROY ORBISON
Llegó la mitad de la canción y con ella el solo de guitarra, Prince apareció de entre la oscuridad, seguido por un reflector blanco; allí comenzó el acto de resurrección.
Tal y como lo indica el nombre de la canción, Prince hizo que su guitarra llorara suavemente con un virtuosismo digno de un príncipe.
El nacido en Minnesota disipó el ambiente fúnebre al mostrar todo su talento en la guitarra, además de una presentación llena de teatralidad.
Dhani, quien era idéntico a su padre de joven, muestra una expresión sonriente, pero llena de sorpresa por lo que sus ojos acaban de ver.
Petty y Lynne continúan cantando, pero Prince no deja de tocar el sólo; apuntando su guitarra al cielo mientras sostiene un palillo en la boca.
La canción termina, Prince detiene el sólo, se saca la guitarra por arriba de la cabeza, sin desacomodarse el sombre escarlata, y la arroja al aire.
El músico abandona el escenario con desdén y se sumerge nuevamente en las penumbras detrás del escenario; el acto de resurrección había quedado completado.