La noche del 4 de marzo será una de las más importantes de la vida de Guillermo del Toro, director mexicano, realizador de “The Shape Of Water”, cinta que obtuvo 13 nominaciones a los premios Oscar… pero mientras mexicanos tienen la oportunidad de triunfar en el séptimo arte al dejar la nación en la que nacieron, ¿cuál es el sombrío panorama para el cine nacional?
En primer lugar, hay que señalar que aunque nos sentimos orgullosos de realizadores como Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Emmanuel Lubezki, los trabajados con los que han triunfado en los premios Oscar, no pertenecen a la categoría de cine mexicano, en la que entran los productos realizados por profesionales y con presupuesto que tiene como origen nuestro país… ¿o es que cintas como “The Revenant” y “Gravity” se habrían podido realizar en nuestro país?
El primer gran problema para el cine nacional, es la exhibición.
En 1993, antes de que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entrara en vigor, en México se obligaba a que en los complejos cinematográficos se exhibieran al menos un 30 % de películas mexicanas.
Años después, en 1997, el porcentaje de cintas nacionales exhibidas en los cines bajó a 10 %.
¿Quieres comprobarlo? Hay que recordar que, tan sólo en 2017, las taquillas fueron arrasadas por las películas “Coco” y “Thor: Ragnarok”, las dos realizadas en Estados Unidos.
¿México es un país malinchista?
Mientras trabajos triunfan en festivales internacionales, la falta de difusión de apoyo de las distribuidoras ocasionan que sean poco proyectados en las salas mexicanas.
Por ejemplo, mientras en Venecia la película “La región salvaje” de Amat Escalante” triunfó en 2016, la cadena Cinemex anunciaba que decidieron no incluirla en su cátlogo, por “falta de espacio”.
Realizadores como Alfonso Cuarón y activistas tuvieron que intervenir para que la compañía cambiara de opinión.
Si “The Shape of Water” y Guillermo del Toro se hacen de múltiples estatuillas de La Academia, ¿de verdad es un logro para México?