El gran terremoto pendiente

La idea de que el siguiente gran sismo que afectará a la CDMX puede provenir de la Brecha de Guerrero está presente hace más de tres décadas; desde 1911 no ocurre un sismo de consideración en esa zona
José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
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En Guerrero, específicamente entre Acapulco y Papanoa, se extiende la famosa Brecha Sísmica de Guerrero, un segmento de la zona de subducción mexicana donde no ha ocurrido un sismo superior a magnitud 7, desde hace 106 años.

Además, al este de este segmento existe otro igualmente grande, donde se generó el sismo de 1957 que tiró al Ángel de la Independencia; por lo que está latente la posibilidad de que ocurra un sismo mucho más grande de los que se tiene conocimiento.

Un temblor en esa zona del país tardaría en sentirse en la Ciudad de México menos de 80 segundos y sería más foto destructivo que el de 1985

Esa situación hace que científicos estén realizando esfuerzos muy grandes para entender cómo se comporta ese segmento y así poder postular escenarios de ruptura plausibles que pudieran ocurrir en un futuro y estimar el peligro asociado.

“Si este terremoto ocurriera, las sacudidas podrían ser de dos a tres veces más intensas que las del 85. El peligro ahí está y no nos debe de sorprender”, aseguró Víctor Cruz Atienza, investigador de la UNAM.

Otras teorías

Expertos mexicanos y del mundo han desarrollado diversas teorías para explicar la falta de sismos en esa zona.

Por ejemplo, investigadores del Centro de Geociencias (CGeo) y del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM explicaron que la capa de gabro en la base de la placa Norteamericana es poco permeable y no permite el paso constante de agua.

Entonces, cuando la placa de Cocos entra por debajo de ella, libera fluidos que quedan atrapados, lo que genera menor fricción y evita la acumulación de energía.

Por su parte, el doctor Víctor Hugo Espíndola, responsable de análisis del Servicio Sismológico Nacional (SSN), comentó que la falta de sismos en esa zona “no quiere decir que no hayan ocurrido, sino que ha habido desplazamientos mínimos”.

El especialista indicó que la falta de movimientos telúricos fuertes puede deberse a que no se ha acumulado la suficiente energía en la zona, porque las placas se han movido poco y muy lentamente.

“Recordemos que un terremoto es cuando una falla se desliza súbitamente, pero si esa fallita se va moviendo muy lentamente como tortuguita, a lo largo de varios meses, por poner un ejemplo, pues va a pasar desapercibida”, aseguró el experto.

Víctor Hugo Espíndola señaló que varios estudios recientes hacen ver viable la posibilidad de que la ocurrencia de esos movimientos lentos estén pasando en la Brecha Sísmica de Guerrero. “Sin embargo, no hay que descartar la probabilidad, recordemos que los sismos no son predecibles, sólo son teorías”.

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