Por qué amamos que ‘Game of Thrones’ mate a nuestros personajes favoritos

Los seguidores de Game of Thrones (GOT) son un montón de masoquistas, sólo así se puede explicar que tras haber matado a varios de los personajes más populares, la afamada producción de HBO siga atrayendo a millones de espectadores temporada tras temporada desde 2011.

Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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“No se puede escribir sobre la guerra y la violencia sin tener en cuenta a la muerte, si quieres ser honesto, también debe de afectar a tus personajes principales. Todos hemos leído un millón de veces esa historia cuando el héroe, su mejor amigo y su novia se lanzan a la aventura, tienen episodios espeluznantes y ninguno de ellos muere. Los únicos que mueren son extras. ¡Eso es una gran engaño!”

George RR MartinEscritor

Los seguidores de Game of Thrones (GOT) son un montón de masoquistas, sólo así se puede explicar que tras haber matado a varios de los personajes más populares, la afamada producción de HBO siga atrayendo a millones de espectadores temporada tras temporada desde 2011.

El fandom de la historia creada por George R. R. Martín ama ver morir a sus personajes favoritos, de lo contrario la serie no tendría los increíbles índices de audiencia, por ejemplo, el final de la sexta temporada logró congregar a 8.9 millones de personas frente a una pantalla.

Valar Morghulis (todos los hombres deben morir)”, es la frase que engloba perfectamente la dinámica de GOT, una serie en la que nadie está a salvo del frío metal de la espada, así lo aprendieron los espectadores desde la primera temporada, cuando el protagonista, Ned Stark, contra todos los pronósticos, literalmente, perdió la cabeza.

“No se puede escribir sobre la guerra y la violencia sin tener en cuenta a la muerte, si quieres ser honesto, también debe de afectar a tus personajes principales. Todos hemos leído un millón de veces esa historia cuando el héroe, su mejor amigo y su novia se lanzan a la aventura, tienen episodios espeluznantes y ninguno de ellos muere. Los únicos que mueren son extras. ¡Eso es una gran engaño!”, señaló en una entrevista Martín el año pasado.

El método funciona, y lo hace muy bien, incluso la narratología tiene una explicación para este fenómeno, el cual es denominado como ruptura de los paseos inferenciales que, en resumen, consiste en que dentro de un relato ocurra todo lo contrario a lo que público está acostumbrado a ver, leer o escuchar.

Por ejemplo, la muerte de Ned Stark, el gran señor de Winterfell está a punto de ser decapitado, una multitud lo abuchea por un crimen que no cometió, entre el mar de gente se encuentra su hija Arya, así como uno de sus viejos amigos, el escenario es perfecto para un espectacular escape al estilo Hollywood. Arya, espada en mano, comienza a acercarse, pero es detenida por el compañero de Ned, quien evita que la niña cometa una locura, instantes después, la cabeza del jefe de la casa Stark yace en el suelo.

El filósofo Umberto Eco definió estas situaciones como ruptura de los paseos inferenciales, es decir, de las suposiciones que el público construye conforme avanza un relato, dichas suposiciones se basan en experiencias previas, por lo que para un asiduo consumidor de Hollywood probablemente la muerte de Ned Stark y otros personajes parezca imposible de creer.

El hecho de que todos los personajes de GOT caminen con la muerte al hombre, es lo que genera que la serie mantenga en todo momento altas expectativas sobre lo que pasará en el siguiente capítulo, es una forma, un tanto cruel, de mantener alertas y enganchados a los millones de espectadores.

Los vídeos que recopilan las reacciones del público ante la ruptura de un paseo inferencial permiten observar la incredulidad y el asombro de las personas, justo en el momento, cuando el relato toma un camino distinto al que el lugar común supondría. Por ejemplo, la recopilación de reacciones de la llamada Boda Roja, una de las matanzas de personajes más grandes de esta historia.

Pocas personas lo saben, pero GOT es en sí mismo la ruptura de un paseo inferencial. En The Lord of the Rings, la obra cúspide del género de fantasía, Aragorn, el tipo bueno y admirado por todos, al final de una gran guerra se convierte en rey, la historia termina y sólo se indica que él fue un sabio gobernante.

La historia de Martin comienza justo en ese punto. Robert Baratheon, el tipo bueno y admirado por todos, llega al poder y resulta ser un pésimo rey, no una mala persona, pero sí un gobernante que se emborracha, engendra hijos bastardos por doquier y gasta el dinero del reino de manera escandalosa, al grado de llevarlo a la bancarrota.

“En el mundo real ser un buen tipo no es suficiente. ¿Cuál era la política de impuestos de Aragorn? ¿Cómo lidiaba cuando había una sequía y la gente se moría de hambre? ¿Confiscaba la comida de los ricos para dársela a los pobres? No lo sé, nunca escuchamos sobre decisiones de gobierno que Aragorn tuviera que tomar”, indicó Martín en entrevista para la BBC hace un par de años.

Esto demuestra porque la historia de Martin se ha convertido en un éxito mundial gracias a la honestidad y el realismo con el que aborda el tema de la muerte, así como la delgada línea entre el bien y mal. Este domingo, HBO estrena la nueva temporada de la afamada serie, por lo que habrá que poner atención a las nuevas rupturas de paseos inferenciales.

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