Fonca, la incertidumbre del sector cultural
Tras la decisión del gobierno federal de eliminar los fideicomisos públicos que no cuenten con ciertos lineamientos, especialistas plantean que, aunque la extinción de ciertos centros culturales sería devastadora para el país, hace falta que el sector privado también invierta en cultura nacional con el objetivo de que la comunidad artística obtenga un mayor apoyo
Fernanda MuñozGran parte de la comunidad artística del país, entre promotores y gestores culturales, se encuentra preocupada por las más recientes decisiones emitidas por el gobierno federal en temas culturales. El planteamiento de extinguir los fideicomisos públicos sin estructura orgánica, mandatos o análogos de carácter federal, ha ocasionado exigencias e incertidumbre, especialmente si se trata de la eliminación del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).
A través de cartas que diferentes artistas y asociaciones culturales han mandado, como la ANDA y el Movimiento Colectivo por la Cultura y las Artes de México, la comunidad cultural a nivel nacional ha salido a defender a los fideicomisos que no merecen ser extintos.
“Quienes nos dedicamos a las artes consideramos que la posible desaparición del Fonca derrumbaría toda la estructura que durante años hemos construido”, se lee en uno de los oficios dirigidos a la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto.
Al respecto, Damián Cervantes, director de la compañía Vaca 35, colectivo teatral que ha recibido el apoyo del Fondo desde hace 5 años, resalta que en dado caso de que se oficializara la extinción del Fondo, eso sería una catástrofe monumental.
“Si llegara a extinguirse sería una devastación, una especie de carnicería, porque se estaría eliminando de golpe (…) Sería perder un espacio de diálogo y de apertura para el crecimiento de las artes, un lugar crítico y necesario en una sociedad plural”, destaca.
En entrevista con Reporte Índigo, Cervantes plantea que el gobierno no debería ver a los artistas que exigen respuestas como enemigos, sino como aliados, pues, según comparte, quieren aportar un replanteamiento a través de un diálogo, como lo hacen todos los ciudadanos.
Por su parte, Miguel Ángel Quemain, investigador cultural y ensayista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), menciona que, desde su perspectiva, no vale la pena lamentarse por la extinción del Fondo, ya que, sostiene, eso no va a suceder.
Según explica el también crítico, el Fonca tiene una estructura orgánica estable y un mandato de carácter federal con los cuales nadie podrá sacarlo del mapa.
“(El Fonca) es una unidad responsable y autónoma, tiene un presupuesto propio y posee la capacidad de generar convenios con distintas entidades del gobierno, sea federal o estatal, así como con organizaciones internacionales, como la Unesco”, detalla Quemain.
De acuerdo con el Diario Oficial de la Federación, donde se estableció la extinción de fideicomisos públicos sin estructura orgánica, todo mandato que cumpla con los requerimientos establecidos, podrá aclarar su situación hasta el 15 de abril ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
“Si fueran artistas de pacotilla, fingidores, adelante, que los extingan, pero no es así; entonces, ¿por qué humillarlos de esa forma?”, cuestiona Quemain.
Falta de apoyo privado
Una de las características que poseen los fideicomisos públicos es que gran parte de la ayuda económica que tienen para hacer cumplir sus actividades viene del gobierno.
Desde esa perspectiva, el ensayista Miguel Ángel Quemain opina que es primordial el soporte que el sector privado les pueda brindar para que tengan un mayor apoyo ante situaciones como la actual.
Para el investigador, el que el sector privado no apoye como se debería a la cultura nacional sólo habla de que los empresarios no sienten aprecio ni ninguna voluntad por la comunidad artística, pues “sólo se nutren de sus ganancias”.
Según señala Miguel Ángel, la comunidad artística, en lugar de buscar comunicación con las autoridades gubernamentales, deberían ponerse en contacto con los empresarios para que les brinden apoyo económico a través de fideicomisos potentes en los cuales el Estado no sea el mayor aportador.
“Si no hay un gran amor por la cultura, por tener una compañía de ópera potente, por que haya grandes inversionistas en la Compañía Nacional de Teatro y grandes productores de cine y teatro, no hay nada (…) Para mí, los únicos que sí han tomado en cuenta esto son Carlos Slim y Alfredo Harp”, menciona.