La creación de Los funerales de papá, obra de teatro que se estrenará del 20 de septiembre al 6 de octubre de 2024 en el Teatro Casa de la Paz, ha sido un proceso tan complejo como revelador para la dramaturga Emma Malacara, quien desde el principio, decidió abordar la herida más profunda que la marcaba: la ausencia de su padre.
En entrevista con Reporte Índigo, la dramaturga explica que la escritura le permitió enfrentarse a sus heridas, y la más significativa fue la del padre. Malacara decidió crear una ficción en la que mataba a su padre. Pero este acto, lejos de ser una despedida definitiva, se convirtió en una herramienta para descubrir quién era realmente esta figura.
“Cuando egresé de la escuela hace unos años y primero descubrí que tenía que hablar de mí, me importaba encontrar en la ficción mis propias heridas. Descubrí que mi primera gran herida era la ausencia paterna, lo que después se convirtió en el desconocimiento y el misterio hacia mi padre; empecé a escribir y sólo así me encontré con procesos bastante reveladores”, narra Emma Malacara.
El proceso de creación de Los funerales de papá, obra dirigida por Micaela Gramajo, la llevó a adentrarse en el misterio que envolvía la figura de su padre. Lo que inició como una búsqueda personal, terminó convirtiéndose en una dramaturgia tanto corporal como textual.
Durante su desarrollo, la autora decidió crear una ficción en la que mataba a su padre. Pero este acto, lejos de ser una despedida definitiva, se convirtió en una herramienta para tratar de descubrir a la figura paterna así como sanar la herida.
“Este descubrimiento ha sido bastante fuerte, pero bello y revelador. Para mí es la gran herida, es hablar de la ausencia, del misterio y decidí hacer una ficción donde yo lo mataba para poder comprender quién es mi papá. Sentía que si lo mataba en la ficción, porque es el único lugar ético para hacerlo, podría mirar hacia atrás sin confundirme con la figura que es en el presente”, menciona.
El padre, la figura ausente en las familias
La obra transita por una relación entre la autora niña y la adulta, ambas tratando de comprender esta figura enigmática. En este juego de tiempos y perspectivas, Los funerales de papá se convierte en una exploración de las diversas capas que componen la imagen paterna. Para la autora, esta figura borrosa y a veces inalcanzable se fue clarificando a medida que la escritura avanzaba.
“Fue escrita para la Emma chiquita, porque ahora veo a mi papá muy diferente al que era. Necesitaba escribirle a ella para descubrir cómo se relacionaba con su papá, pero también como ahora la Emma más grande se relaciona de una manera súper diferente. Aunque ha sido un proceso doloroso, también es bello.
“Yo no lo podía mirar cuando era pequeña, pero ahora noto y resueno con más mujeres y con más hijos e hijas en donde el padre es la figura ausente en muchísimas casas, a diferencia de la madre, el padre es la figura borrosa en las familias, y es doloroso, porque es una parte que nos construye, es un pilar súper importante al igual que la madre”, opina.
De esta manera, la obra es tanto un proceso de exorcismo personal como una forma de darle vida a un papá que, aunque ausente, sigue construyendo su identidad.
Para la dramaturga la escritura se convirtió en su herramienta y refugio para la niña y la adulta que intentan entender lo que nunca pudieron cuando eran pequeñas. La autora encuentra en la ficción el lugar ideal para lidiar con la ausencia y crear una relación que en la realidad le es imposible.
“Entre más he intentado matar a mi papá, más cerca de él me he sentido. Y es precisamente en ese contraste entre la muerte y la vida, entre la ficción y la realidad, donde Los funerales de papá encuentra su fuerza”, puntualiza.