Fernando Sampietro, el artista mexicano que amó a Marilyn Monroe y desafío a Marcel Duchamp

La obra de este creador excéntrico y poeta marginal quedó en el olvido tras su suicidio en 1984. 40 años después, su familia recupera su legado en una exposición inédita en el Museo Universitario del Chopo
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Durante mucho tiempo, entre los años 70 y 80´s, en el foyer del Centro Universitario Cultural de Copilco cinéfilos y asiduos a ese espacio tuvieron a la vista un collage de niños huyendo de bombas de napalm en Vietnam con múltiples titulares y recortes de periódicos que describían el horror de esa guerra. El cuadro de grandes dimensiones era como una decoración del lugar y se convirtió para muchos en una especie de “rito iniciático” antes de entrar a ver cine político o independiente, pero pocos se percataron de quién era el autor.

Hoy, ese cuadro reaparece en el Museo Universitario del Chopo, en la primera gran exposición dedicada a su enigmático autor: el artista visual, poeta y cineasta Fernando Sampietro (1951-1984).

La muestra Antenas al vacío abrió el pasado 12 de septiembre y se podrá ver hasta el 24 de noviembre.

Nacido en la Ciudad de México, en una familia de exiliados españoles, estudiante de cine en la primera generación del Centro de Capacitación Cinematográfica, poeta marginal y artista conceptual que recurrió a estrategias apropiacionistas de las obras de Pablo Picasso, Andy Warhol y Marcel Duchamp, Fernando Sampietro creó a lo largo de una década de producción artística un singular acervo conceptual hasta su suicidio en 1984. Estaba por cumplir 33 años.

Tras su muerte, sus padres resguardaron su obra y por 40 años permaneció en una bodega, hasta que el año pasado la familia decidió editar un libro homenaje que da cuenta de su producción completa.

“Muchos de sus cuadros estaban expuestos en las casas de los hermanos y otros, un poco en el olvido en una bodega de sus padres”, contó a Reporte Índigo Ana Sampietro, curadora junto a Cuauhtémoc Medina de la exposición.

Del Guernica en Tlatelolco a la Mona Lisa con Sopas Campbells

La sobrina del artista fue la encargada de poner orden en las cajas y atados resguardados en esa bodega, así como de la elaboración del libro que dio paso a esta muestra que recupera la obra de Sampietro, un artista que Cuauhtemoc Medina describe como un “eslabón perdido de la producción del arte contemporáneo” en el país.

“Es un artista que tiene una trayectoria muy rara porque en su momento no era parte del mundo del arte visible ni de las distintas orientaciones de la época, además exhibió fundamentalmente en pequeños centros culturales, a veces sociales y deportivos, ligados al exilio español en México. Una sola vez uno de sus cuadros entró en un salón de pintura del INBA sin pena ni gloria, pero hoy es muy interesante recuperarlo en la medida en que se percibe como una especie de eslabón perdido de la producción de arte contemporáneo mexicano”, subrayó el crítico e historiador de arte.

En las salas de exhibición se pueden ver desde sus primeros trabajos, como la adaptación del Guernica de Picasso a los eventos de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, un juego de apropiación o una “idea  estética fría e indiferente” con un trasfondo fuertemente político que marcó buena parte de su creación.

Leonardo da Vinci, Picasso,  Andy Warhol, Paul Cézanne fueron algunos de los referentes que el artista mexicano tomó para sus ejercicios de apropiación, una práctica provocativa que Marcel Duchamp había elevado a estatus de arte desde principios del siglo XX, pero que en México, en la época de los 70, seguía siendo inusual.

“En lo local habría que pensar en la obra de Alberto Gironella a fines de los 50 ‘s, pero no era una práctica tan generalizada como hoy, que es una técnica más. Sampietro lo hacía con una clara conciencia del efecto subversivo que implicaba, pero también hay la sensación de que estaba tratando de exprimir un problema serio: ¿Qué se puede hacer después de Picasso,  Warhol y Duchamp? ¿De qué manera podía escapar ante el monumento que representa para él esta constelación donde se había producido un arte de una inteligencia aguda?”, planteó Medina.

Entre esos ejercicios de apropiación se exponen aquí algunas “variaciones” de famosos bodegones de Picasso o Cézanne “contaminados” con latas de Sopa Campbell ‘s, o retratos de Monas Lisas abrazando los icónicos objetos de Warhol.

Fernando Sampietro o el “Marcelo del Campo” mexicano

Sampietro llegó a firmar algunas de sus obras como “Marcelo del Campo”, en clara referencia al artista francés, a quien llegó a poner en jaque al evadir la estricta  prohibición de tomar fotografías del interior de la famosa instalación  Étant donnés (1946-1966) o Dados.., en una exposición de Duchamp en Filadelfia.

“Él no solo toma la fotografía, sino que se la lleva Vicente Rojo, quien, acompañando la malicia de ese gesto, la utilizó para la segunda edición de la Apariencia desnuda de Octavio Paz, cosa que escandalizó a Paz, aunque al final se reconcilió con esa idea”, relató Medina.

Esta operación, añadió, fue un guiño muy peculiar, ya que quienes conocieron a Duchamp a través de los ojos de Paz vieron, antes que nada, la imagen tomada por Sampietro.

En la muestra del Museo Universitario del Chopo, que reúne alrededor de 70 piezas, también se expone su singular serie de pinturas “Paisajes urbanos”, donde Sampietro captura apariencia de muros, tinacos, cables y antenas en azoteas de la Ciudad de México. Obras que retratan el cielo contaminado de la ciudad y que resultan en “un ejercicio de antiestética post-duchampiana:  mirar a un objeto no  interesante para hacerlo interesante”.

También destaca su serie “Rock and Roll” (1981-1982-), que consiste en unos collages sobre espejos con retratos de artistas como David Bowie, Rolling Stones, Bob Dylan, Blondie y Bruce Springsteen, así como una serie de imágenes tomadas de discos de Pink Floyd.

En una de las salas se proyectan también películas en Súper 8, recuperadas y digitalizadas por Ana Sampietro.

Un poema para Marilyn Monroe

Entre las múltiples obsesiones de Sampietro estuvo Marilyn Monroe, a quien dedicó un largo poema publicado en su único libro, editado originalmente por Martín Casilla Editores, en 1983.

En  Marilyn y yo, el artista imagina un escenario totalmente improbable de acompañar a la diva de Hollywood  visitando la Ciudad de México. Es, además, “una especie de reflexión sobre su propio trabajo, sobre las distintas series que llevó a cabo”, según Cuauhtemoc Medina.

La exposición

  • Antenas al vacío se inauguró el pasado 12 de septiembre y se podrá ver hasta el 24 de noviembre
  • Exhibe alrededor de 70 obras, muchas de ellas inéditas.
  • Curaduría: Ana Sampietro y Cuauhtémoc Medina.
  • En la Galería Rampas, del Museo Universitario del Chopo.
  • Dirección: C. Dr. Enrique González Martínez 10-P. B, Sta María la Ribera, Cuauhtémoc, 06400
  • Entrada Libre
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