Feministas dicen ‘No’ a los vientres de alquiler

La asociación Feministas Mexicanas contra Vientres de Alquiler (Femmva) advierte sobre los riesgos en las mujeres por este tipo de explotación reproductiva y exige que el Congreso prohíba esta práctica que es legal en estados como Tabasco y Sinaloa
Azaneth Cruz Azaneth Cruz Publicado el
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[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_xxhnll8b” responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] En el mundo cada vez es más común saber de parejas que optan por la renta de vientres para lograr el sueño de tener un hijo, sin embargo, este anhelo de convertirse en padres es probable que vulnere los derechos de las mujeres que se someten al embarazo gestacional con fines comerciales.

Actualmente, la maternidad subrogada tiene una exposición que aboga por la libertad de la mujer sobre su cuerpo, pero organizaciones como Feministas Mexicanas contra Vientres de Alquiler (Femmva), aclaran que es precisamente este concepto equivocado de la “libertad” el que provoca que crezca la explotación de la reproducción.

De acuerdo con María del Rocío Fernández, integrante de Femmva, en las leyes mexicanas el cuerpo humano y sus partes no son objeto de comercio, sin embargo, en el caso del embarazo subrogado se le ve al vientre como un ente aparte, sin considerar los riesgos a los que son sometidas las mujeres.

Por una parte se les ve como personas capaces y consientes de alquilar su cuerpo como objeto de procreación, sin embargo no se consideran los fines de estas y la falta de información que lleva a las jóvenes a entrar a un entorno de dinero fácil que podría atentar contra su integridad.

“Para gestar se busca a mujeres que creen que 10 mil euros representan la solución a todos los problemas económicos y, por otra parte, a personas que son capaces de pagar hasta 240 mil euros para cumplir sus deseos de tener un hijo.

Para dimensionar la explotación, las empresas pagan a las mujeres el 10 por ciento de lo En México, sólo los estados de Tabasco y Sinaloa cuentan con leyes que permiten la maternidad subrogada que cobran, en el mejor de los casos el 17 por ciento y la peor situación, como sucedía en la India, sólo el .9 por ciento”, explica Rocío Fernández.

Para las integrantes de Femmva, los vientres de alquiler contradicen los principios más fundamentales feministas, sin embargo, estos mismos son el gancho para impulsar iniciativas que pretenden legalizar esta práctica en el país.

En México, sólo los estados de Tabasco y Sinaloa cuentan con leyes que permiten la maternidad subrogada. Actualmente hay una iniciativa en el congreso para reformar la Ley General de Salud y permitir la maternidad subrogada.

Lo que busca Femmva es la prohibición rotunda de esta modalidad en el país.

“La práctica debe dejar de idealizarse, por eso urgimos al Senado y al Congreso de la República a prohibir la llamada maternidad subrogada”, señala Laura Lecuona, integrante de Femmva.

En México no existe un registro de mujeres que se someten de manera legal o ilegalmente a la renta de vientres con fines de explotación

Las candidatas de las empresas de maternidad subrogada suelen ser mujeres de complicada situación económica, que se exponen a efectos secundarios por los fuertes tratamientos hormonales, hemorragias y contagios de enfermedades mortales como el VIH.

Para Femmva, son mujeres de pobreza extrema, de condiciones precarias económicas y de países del tercer mundo quienes se someten a la explotación reproductiva con fines comerciales.

Cuando la alternativa es la pobreza extrema o la carencia de recursos, la elección no es libre. Quienes buscan que se legalice la renta de vientres no son las mujeres empobrecidas, sino las empresas millonarias quienes encuentran en países del tercer mundo, los más jugosos negocios”, explica Fernández, integrante de Femmva.

Al hablar de efectos a la salud, algunas de las mujeres pueden presentar problemas de salud debido a los procedimientos a los que son sometidos sus cuerpos. La preeclampsia, diabetes gestacional y hemorragia por parto y aborto son sólo algunos de los efectos que se pueden enfrentar en algunos de los casos.

“No existe suficiente información para poder otorgar un auténtico consentimiento informado sobre el vientre de alquiler a la mujer que va a gestar. Uno de los grandes ejemplos sobre esta situación se dio en Delhi y Mumbai, donde el 88 por ciento de las mujeres desconocían los términos del contrato”, explica Atenea Acevedo, integrante de esta agrupación feminista.

“Niños a la carta”

A diferencia de la adopción, en la renta de alquiler no hay análisis serios de las motivaciones de los padres que requieren el servicio, sólo dinero, pues mientras en la primera práctica se busca dar protección a una niña o niño que ha nacido en un entorno poco favorecido, la llamada “gestación subrogada” satisface el deseo de los adultos por tener un hijo, con pocos conocimientos de los compradores.

“El deseo de maternidad o paternidad no es un derecho y la práctica de vientres de alquiler no es una alternativa a la adopción”
Atenea AcevedoIntegrante de Femmva

Una situación cruel que ronda a estos pequeños que nacen desprotegidos lleva el nombre de la “no satisfacción del servicio”, postura que permite a los padres contratantes abandonar a los bebés cuando no son del sexo solicitado, no tienen el color de piel esperado o presentan discapacidades o enfermedades transmitidas directamente del donante.

“Los padres que pagan por un vientre de alquiler pueden abandonar a las criaturas cuando su aspecto o características no corresponden a sus deseos bajo el lema de la “no satisfacción del servicio.

Es por ello, que el mercado de vientre de alquiler se presta al delito de trata de personas, pues el precio del bebé se pue de rebajar por el sexo, o puede ser motivo de abandono si no cumple con el estereotipo solicitado sin que nadie castigue el  acto o garantice a la madre protección sobre esta decisión”, expone Acevedo.

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