Una exposición prolongada a la contaminación del aire y la falta de acceso a áreas verdes incrementan el riesgo de hospitalización por enfermedades respiratorias, revela un estudio presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Respiración (ERS) en Viena, Austria.
El evento reunió a especialistas de todo el mundo para analizar los impactos de la contaminación ambiental en la salud pública.
Uno de los estudios más destacados, liderado por la investigadora Shanshan Xu de la Universidad de Bergen, Noruega, analizó los efectos de la contaminación en la salud respiratoria de mil 644 personas en cinco países del norte de Europa.
A pesar de que esta región se caracteriza por bajos niveles de contaminación, el estudio encontró que el material particulado, el carbono negro y el dióxido de nitrógeno aumentaron significativamente el riesgo de hospitalización por enfermedades respiratorias.
“Observamos que, por cada aumento en el rango intercuartílico de estos contaminantes, el riesgo de hospitalización se incrementa entre un 30 y un 45 por ciento, dependiendo del tipo de contaminante”, declaró Xu.
Otro dato importante que observaron los investigadores fue que la presencia de vegetación en las cercanías de las viviendas redujo dicho riesgo, lo que demuestra la importancia de los espacios verdes para la salud pública.
La relación entre la vegetación y salud respiratoria es compleja
El estudio también mostró un aumento en las visitas a urgencias relacionadas con condiciones respiratorias en áreas con mayor “verdor”, especialmente entre personas que sufren de fiebre del heno.
“La contaminación del aire causa inflamación persistente y estrés oxidativo en el sistema respiratorio, lo que agrava enfermedades crónicas y puede llevar a episodios graves que requieren hospitalización”, comentó Xu.
Otro estudio presentado en el congreso, liderado por el doctor Samuel Cai de la Universidad de Leicester, Reino Unido, vinculó la exposición a la contaminación del aire con el desarrollo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en personas con asma.
El equipo de Cai analizó a más de 46 mil pacientes asmáticos y descubrió que aquellos expuestos a altos niveles de material particulado y dióxido de nitrógeno tienen un 56 por ciento más de riesgo de desarrollar EPOC.
Además, el riesgo es aún mayor en personas con predisposición genética a desarrollar ambas enfermedades: “Las personas con asma deben ser conscientes de los niveles de contaminación a su alrededor y tomar medidas para proteger su salud”, enfatizó Cai.
Entre las recomendaciones están el uso de mascarillas, purificadores de aire y la reducción de actividades al aire libre cuando la contaminación es alta.
Hacen un llamado a la acción
Las investigaciones presentadas en el congreso destacan la necesidad urgente de políticas efectivas para reducir la contaminación del aire.
“La contaminación afecta a todos, pero la mayoría de las personas tienen muy pocas herramientas para protegerse. Es responsabilidad de los legisladores implementar acciones audaces para reducir la contaminación en nuestras ciudades”, exhortó Zorana J Andersen, presidenta del Comité de Salud y Medio Ambiente de la ERS.
Además, señaló que para promover la reducción de la contaminación es fundamental fomentar la planificación urbana que incluya áreas verdes, pero evitando la plantación de vegetación que pueda desencadenar alergias.
“Debemos prevenir no solo el desarrollo de asma, sino también su progresión hacia otras enfermedades respiratorias crónicas que generan una carga importante tanto para los pacientes como para los sistemas de salud”, concluyó.