Phil Spector, el excéntrico y revolucionario productor musical estadounidense que transformó el rock con su método “Wall of Sound” y después fue convicto de asesinato, falleció. Tenía 81 años.
El Sistema Penitenciario de California indicó que Spector falleció el sábado de causas naturales en un hospital. Spector fue condenado por asesinar a la actriz Lana Clarkson en 2003 en su mansión en la periferia de Los Ángeles. Después de un juicio en 2009, fue sentenciado a 19 años en prisión.
Aunque la mayoría de las fuentes señalan que Spector nació en 1940, después de su arresto quedó registrado en documentos que fue en 1939. Su abogado confirmó esa fecha a The Associated Press.
Clarkson, protagonista de “Barbarian Queen” y otras películas clase B, fue encontrada baleada a muerte en el vestíbulo de la mansión de Spector en las colinas con vista a Alhambra, el modesto pueblo suburbano en la periferia de Los Ángeles.
Hasta la muerte de la actriz, que Spector afirma que fue un “suicidio accidental”, pocos residentes sabían que la mansión pertenecía al solitario productor, quien pasó el resto de sus años en un hospital de prisión en el occidente de Stockton.
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Décadas antes, Spector había sido elogiado como un visionario por canalizar la ambición wagneriana a la canción de tres minutos de duración, creando la “Wall of Sound” que fusionó animadas armonías vocales con fastuosos arreglos orquestales para producir monumentos del pop como “Da Doo Ron Ron,” “Be My Baby” y “He’s a Rebel”.
Era el inusual artista cohibido en los primeros años del rock y creó una imagen de misterio y poder, con sus sombras oscuras y expresión impasiva. Tom Wolfe lo declaró el “primer magnate de los adolescentes”. Bruce Springsteen y Brian Wilson abiertamente replicaron sus grandiosas técnicas de grabación y romanticismo explícito, y John Lennon lo llamó “el mejor productor de grabación en la historia”.
El secreto de su sonido: una sobreposición de sonidos con una saturación de instrumentos, voces y efectos, que cambió la forma en que se grababan discos pop. Al resultado lo llamó “pequeñas sinfonías para los niños”.
En 1969, le hablaron a Spector para rescatar el álbum “Let It Be” de Los Beatles, una complicada producción que “regresó a los básicos” marcada por desacuerdos en la banda. Aunque Lennon elogió el trabajo de Spector, Paul McCartney estaba furioso, sobre todo cuando Spector agregó cuerdas y un coro a la canción de McCartney “The Long and Winding Road”. Años después, McCarteny supervisaría la remasterización de “Let It Be” quitando las contribuciones de Spector.