¿Se puede empacar toda una vida dentro de unas cuantas maletas? Esa pregunta plantea la obra de teatro El maletazzo, un espectáculo de clown creado a partir de una invitación del Théâtre de l’Opprime-Paris.
“Es una obra de teatro con una dramaturgia, pero contamos la historia haciendo números en estilo clown”, explica François Durègne, autor y director de la puesta en escena. Además, cuenta con la intervención musical de Fernando López (Fores), integrante de la agrupación Orquesta Basura.
Los personajes, interpretados por Durègne (Pancho Durango) y Fores (Fernandovich), son dos curiosos viajeros que revelarán los secretos que esconden en su equipaje. Su mundo se reduce a unas maletas que llevarán al espectador hasta un universo absurdo, poético, cómico y original.
“Somos dos vagabundos, migrantes, en una estación esperando un tren, básicamente de eso va la obra. La locura empieza cuando los personajes tienen una idea genial, se trata de construir, de montar, un circo de calcetines”, narra Durègne.
En escena, cada maleta es un número que ayudará a cantar no sólo la historia de los vagabundos, sino una más profunda, una de amor, que el público podrá ir descubriendo. “Esta es una historia de amor con un personaje que obviamente no está y que se va armando maleta tras maleta. Es como un rompecabezas que el público va construyendo poco a poco y entendemos que todo este circo es para revivir los recuerdos”, asegura el autor.
Entre el amor y la locura que invaden la obra, también se encuentra el tema de la pérdida, pero desde un punto de vista humorístico.
“Es un espectáculo que trata con mucho humor la pérdida, pues son tipos que obviamente lo han perdido todo, son vagabundos, lo único que tienen está en sus maletas, aunque puede parecer loco o patético. Y poco a poco, con esas maletas y gracias a ese circo, se tratan un poquito de sobreponer a la pérdida”, resalta François Durègne.
El arte ayuda a sanar
Para el director teatral, todas las personas han experimentado algún tipo de pérdida, ya sea en el amor, en el trabajo o en lo económico. Esa sensación es parte importante de las experiencias de la vida que van formando el camino, por lo que es importante, en ocasiones, verlo con un poquito de humor, de distancia, es necesario reírnos de nosotros mismos, porque “después de la desgracia siempre viene una luz”.
“Pancho Durango y Fernandovich han decidido transformar la desgracia en algo hermoso y eso es la verdadera magia. No vamos a enseñar nada nuevo: para que exista una buena comedia, se necesita algo de tragedia… ¡Y viceversa!”, señala Durègne.
Una de las cualidades del clown, de acuerdo con el director, es que permite hablar de emoción a través de la locura que siempre es universal. “Este es un espectáculo loco por cómo funciona, es sorprendente, la gente se ríe mucho”.
Además, reconoce que este tipo de espectáculos son de utilidad pública, porque “si de algo sirve la cultura, es para poder pasar las etapas difíciles”.
François Durègne enfatiza que parte de la dinámica del montaje es jugar con los asistentes para compartir un momento de felicidad, complicidad e intimidad y así provocar risa y emoción. “Es un teatro directo, el riesgo absoluto y permanente. Ninguna pared puede separar al clown y al público, o sólo un instante, pero es mejor destruirla. Todo con la risa o mágico o patético”, comenta el autor.
Por lo que invita a la gente a un momento de poesía, de risa, de humor, a pasar un momento de sana locura, porque “creo que el teatro es una fiesta en la que podemos vivir otras experiencias”, dice.
El montaje además de contar con la actuación de François Durègne, la creación e intervención musical de Fores, tiene la co-dirección de Mauricio Pimentel y la producción ejecutiva de Janett Landín. Es una producción general de Cocodrilo Produxión.