Exploradores del cielo
Volar es sinónimo de libertad, es el sueño de cualquier niño que imagina abrir los brazos como alas, viajar por los cielos y sentir el aire en la cara. Si bien para el humano volar sin equipo no es posible, lo que si podemos es planear con la ayuda de algunos fierros y una poco de tela plástica.
La magia del ala delta es que te permite vivir la experiencia de volar por ti mismo, ya que no solo es un deporte extremo, sino también todo un arte aéreo.
Alejandra Nájera Mora
Volar es sinónimo de libertad, es el sueño de cualquier niño que imagina abrir los brazos como alas, viajar por los cielos y sentir el aire en la cara. Si bien para el humano volar sin equipo no es posible, lo que si podemos es planear con la ayuda de algunos fierros y una poco de tela plástica.
La magia del ala delta es que te permite vivir la experiencia de volar por ti mismo, ya que no solo es un deporte extremo, sino también todo un arte aéreo.
Esta forma de volar es la más libre y se asemeja al vuelo de las aves que utilizan las corrientes cálidas (termales) para subir y planear en el aire. Y es precisamente la sensación de libertad e inmensidad la que motiva a estos intrépidos deportistas a correr por una ladera, subir los pies y dejarse levantar por el aire para planear por el cielo y unirse al ritmo de las aves.
El psicólogo clínico Jorge Díaz, nos comenta sobre la conexión entre el vuelo y la libertad: “el volador encuentra libertad en el aire y se convierte en uno con el entorno y con sí mismo, el vuelo le otorga una sensación de claridad y lucidez, así como la oportunidad de conectarse con su individualidad sin ninguna atadura”.
El conectarnos con nuestro mundo interior nos otorga una sensación de libertad y así como las alturas pueden causarnos vértigo, el explorar la inmensidad que llevamos dentro puede causarlo también; este deporte va más allá del vuelo y genera cambios profundos a nivel subconsciente.
El deporte nació en la década de los 60 y fue creciendo principalmente en Australia, Europa y Estados Unidos. En México llegó en la década de los 70. Entre los expertos voladores se dice que México es para el ala delta lo que Hawai para el surf, en este país se viven las mejores condiciones para el deporte. Aquí se puede volar prácticamente en todo el territorio nacional, siendo Valle de Bravo en el Estado de México, Tapalpa en Jalisco y El Mirador en Nuevo León, sitios populares para la práctica. En estos lugares se puede volar durante todo el año mientras las condiciones climáticas lo permitan; además cuentan con espectaculares vistas y suaves planicies para aterrizar.
El premio nacional del Circuito Nacional de Ala Delta Mexicano, Rodrigo de Obeso asegura que el clima es parte fundamental de este deporte.
“Antes de convertirte en un buen piloto de ala delta, tienes que convertirte en un buen meteorólogo… el vuelo se planea pero no hay garantía de que se valla a realizar, cada que se despega hay una lucha constante por mantenerte en el aire, poder encontrar las corrientes y aprovecharlas eficientemente para tomar buena altura”, afirma Obeso.
Y es que este deporte requiere de amplios conocimientos del clima, especialmente del comportamiento de las corrientes de aire y de las nubes, pues éstas últimas son el límite de un volador ya que cargadas con agua, pueden tener hielo en el interior, así como electricidad, condiciones que no favorecen el vuelo.
Técnica de vuelo
Para la práctica del deporte no se requiere despegar necesariamente de un monte o un peñasco en lo alto. En lugares planos, se utiliza un método de despegue llamado “aero-towing”. Se trata de un remolque aéreo realizado con un ultraligero con motor y se une a la parte delantera del ala delta. Una vez que el motorizado y el ala delta llegan a la altura deseada, el piloto libera el papalote y comienza el vuelo libre.
Un vuelo de este tipo puede durar minutos o varias horas, depende de las corrientes de aire y de la destreza del piloto; se pueden recorrer distancias de hasta 700km solo con la energía que nos proporciona la naturaleza.
Las alas para principiantes e intermedios pueden volar de 30 a 65km por hora, mientras que las alas para avanzados alcanzan hasta los 120km por hora; con un peso aproximado de 35kg del ala más el peso del piloto.
El ala delta se compone de una vela sostenida en una estructura de aluminio o titanio en cuyo centro va suspendido el piloto por medio de un arnés; adoptando una posición de tendido, dirigiendo el ala delta por medio de cambios de posición pendular con lo cual desplaza el centro de gravedad.
Si bien la práctica de este deporte suele realizarse de forma individual, hay un sentido de equipo y comunidad, cada quién arma su propia ala, pero se requiere ayuda durante el despegue y que algún compañero esté en el sitio de aterrizaje para cargar las alas al término del vuelo. La comunidad de deportistas de ala delta realiza convivencias llamados “Fly Inn”, dónde se reúnen voladores de distintas regiones en un día de vuelo y fiesta en el aire, también se realizan competencias a nivel local e internacional avaladas por la Federación Mexicana de Aeronáutica (FEMEDA) y la Asociación Nacional de Papalotes y Parapentes (ANPYP).
Aún con las vicisitudes que se viven al realizar este deporte, Rodrigo nos comparte la pasión que siente al estar por los aires: “Lo que más me apasiona de volar es sentir la libertad, estar allá arriba viviendo el momento, conviviendo con las aves, aprovechando esas corrientes de energía que nos llevan hasta las nubes y poder contemplar los valles y las montañas como un jardín de juegos gigante”.
— Vuelo Libre México
Ubicada en Valle de Bravo
Una de las escuelas de vuelo libre más populares en México, con 30 años de experiencia, la trayectoria de sus instructores son su mejor carta de presentación.
Contacto: Rudy Cortés
Valle de Bravo, Estado de México
Teléfono: (cel.) (722)366-8846
[email protected]
Aunque esta escuela se especializa en el vuelo en Parapente, también tienen experiencia en vuelos en ala delta.
Fray Gregorio Jimenez de la Cuenca s/n Plaza Valle local 22, Valle de Bravo, Estado de México.
Teléfonos (726) 2626382, (726) 2626580
Pedro Kordich
Carretera Los Pozos-San Marcos, Km. 14, San Marcos, Jalisco.
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