No es muy común saber que una canción va a ser un éxito cuando la escuchas por primera vez. Sucede tan esporádicamente, que hasta recuerdas dónde estabas.
Me ha pasado dos veces con certeza. La primera, en un salón de prepa con “Eres”: cuando la canción terminó, supe –como yo creo que todos los de Café Tacvba– que nadie se podría resistir a la sinceridad baladista de Meme y a los etéreos gritos de Rubén que cierran la canción. “Eres” dominó la radio por meses.
La segunda fue en la universidad con el estreno en línea de “Vertigo”: supe que sería exitosa en cuanto escuché los primeros 10 segundos y la genial estupidez de cerrar el conteo inicial con un catorce. Esa noche la puse más de 30 veces (pobre de mi roommate). Sin embargo, el poder de la canción era real y se convirtió en el ultimo gran éxito de U2.
Hoy me acaba de pasar otra vez y lo primero que se me ocurrió fue escribir este #Popcast para decirles que “Madness”, de Muse, va a ser un éxito instantáneo.
Tómense cinco minutos para ser más felices y escuchen la canción, que por cierto no es una deconstrucción dubstep como otros tracks de “The 2nd Law”, el nuevo álbum de la banda de Matt Bellamy.
“Madness” es una moderna balada que tiene góspel, electrónica, rock y el lado pop que Muse ya había explorado con su canción “Starlight”.
Quizá sea blasfemia, pero no importa, este track es lo más cercano que tenemos a una nueva canción de Queen en el siglo 21. “Madness” haría que Freddie Mercury estuviera orgulloso. El solo de guitarra es un momento totalmente Brian May, que suena extrañamente familiar al solo de “I Want To Break Free”.
Chris Martin, quien fue telonero de Muse hace 13 años y tiene la tendencia Bonoista a las grandes declaraciones, ha dicho que “Madness” es la mejor canción en la historia de Muse.
Pese a lo que los puristas del rock digan, puede que Martin no esté equivocado. Esta canción es un éxito instantáneo.