Evento supersónico

El domingo se hizo historia y más de 8 millones de personas tuvimos la oportunidad de verlo en vivo. 

En una época en la que la exploración y los avances en materia espacial ya no son exclusivos de gobiernos y agencias estatales como la NASA, un austriaco ha acaparado los temas de conversación luego de convertirse en el primer ser humano que rompe la barrera del sonido sin la ayuda de un vehículo. 

Juan Antonio Zertuche Juan Antonio Zertuche Publicado el
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El objetivo que se cumplió y con creces fue el publicitario. Gracias al éxito de esta misión, Red Bull se nos ha metido al subconsciente en tan solo un fin de semana.
"Todo el mundo está mirando y yo desearía que ustedes pudieran ver lo que estoy viendo. A veces necesitas estar en lo más alto para darte cuenta qué tan pequeños somos”
Felix Baumgartner

El domingo se hizo historia y más de 8 millones de personas tuvimos la oportunidad de verlo en vivo. 

En una época en la que la exploración y los avances en materia espacial ya no son exclusivos de gobiernos y agencias estatales como la NASA, un austriaco ha acaparado los temas de conversación luego de convertirse en el primer ser humano que rompe la barrera del sonido sin la ayuda de un vehículo. 

Impulsado por el ingenioso patrocinio de la bebida energizante Red Bull, Felix Baumgartner saltó desde una altura de 39 kilómetros por la compuerta de una cápsula que fue levantada por un globo aerostático.

¿Suena a ciencia ficción? Ahora imagínate ese mismo salto desde una altura menor –unos 8km menos– hace 52 años, sin la misma tecnología de hoy. Esa primera hazaña fue lograda por el estadounidense Joe Kittinger, el 16 de agosto de 1960. 

Kittinger no solo vivió para ver cómo Felix rompió su récord, a sus 84 años participó en esta nueva misión ahora desde la sala de control para darle todas las indicaciones de seguridad al austriaco. 

En uno de los momentos más emotivos, justo antes de que Felix saltara desde la cápsula suspendida a más de 39 mil metros de altura, Joe le da su última indicación: “Que el ángel de la guarda se ocupe de ti”.

Baumgartner logró lo que nunca nadie había podido: subir a esa altura desde una cápsula impulsada por un globo aerostático, saltar al vacío a 39km del suelo, alcanzar una velocidad de 1,343km/h  para poder romper la barrera del sonido y juntar a la mayor cantidad de gente viendo en stream la transmisión en vivo a través de YouTube. 

Con todos los saltos que ha intentado (pero sobre todo éste), Felix puede presumir que tiene más vidas que un gato y, por si fuera poco, que puede aterrizar mejor que cualquier astuto felino en caída libre. 

Caída que levanta

En la escena clímax de “Condorman” (1981), una de las películas más olvidadas de la filmografía de Walt Disney Productions, Woodrow “Woody” Wilkins, personificado por el actor británico Michael Crawford, decide brincar  desde la Torre Eiffel para probar que puede volar. 

La escena es una de las más emocionantes que tengo grabadas de mi niñez. Sin querer, Disney  nos introdujo al salto BASE, la modalidad del paracaidismo en la que se salta desde un sitio fijo. 

Quizá no haya mejor paracaidista de BASE en el mundo que el austriaco Felix Baumgartner. Por si quedaba duda, este fin de semana se encargó de dejarlo en claro cuando se asomó en su cápsula desde la estratósfera, para saltar al vacío ataviado con un traje espacial de cuatro capas que le permitió sobrevivir para contarlo. 

Baumgartner no es ningún improvisado. El austriaco es un profesional del peligro y la adrenalina, por algo se ganó el mote de ser “el paracaidista BASE más loco del mundo”.

¿Los 452 m de las Torres Petronas de Kuala Lumpur, Malasia? Hecho. ¿Los 509.2 m del edificio Taipei 101 en Taiwán (el más alto del mundo? También. 

Y cuando Felix se aburrió de romper récords hacia arriba, lo intentó hacia abajo, lanzándose desde la estatua Cristo Redentor en Brasil. Para que un salto BASE sea seguro, se necesitan por lo menos 50 o 60 metros de altura; la simbólica estatua brasileña mide apenas 38 metros.

Baumgartner tenía todo el tipo de atleta extremo con el que había soñado Red Bull, la popular bebida energizante del también austriaco y multimillonario Dietrich Mateschitz.

Red Bull ha construido una imagen de marca asociada a deportes extremos, patrocinando a motociclistas, snowboarders y paracaidistas para realizar saltos, movimientos y demás hazañas increíbles dentro de sus disciplinas. 

Durante varios años Shaun White fue la cara visible de la bebida. White es uno de los snowboarders y skaters profesionales más populares del mundo y que además se ha colgado dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Invierno.

Al término del contrato de White, Red Bull no había encontrado un atleta extremo con el carisma, el arrastre y las credenciales para suplirlo. 

Desde 2004, Red Bull planeaba un salto espectacular desde la estratósfera. Sin embargo, el proyecto tuvo que esperar por una disputa legal con otro austriaco, Daniel Hogan, quien sostenía que la idea original era de él (la demanda se resolvió fuera de la corte en junio de 2011). Felix se unió al proyecto multimillonario de Red Bull Stratos (no se sabe la cifra que se ha gastado) en 2010, pero fue hasta febrero de 2012 que se supo públicamente que seguía en pie. 

El objetivo científico de Red Bull Stratos es poder decir, mediante el monitoreo de la salud de Felix, qué le ocurre al cuerpo humano cuando se rompe la barrera del sonido. Por lo pronto, lo único seguro es que sobrevivió. Presumiblemente esta hazaña servirá para situaciones de emergencia que le puedan salvar vidas a astronautas que por alguna razón tengan que salir expulsados de sus cápsulas. 

Pero el objetivo que se cumplió y con creces fue el publicitario. Gracias al éxito de esta misión, Red Bull se nos ha metido al subconsciente en tan solo un fin de semana. 

Ahora que corre el rumor de que podrían rehacer “Condorman” y el nombre de Robert Pattinson suena como posible actor, tal vez Walt Disney pueda ahorrarse unos cuántos millones si se acerca a Felix Baumgartner y Red Bull y planean un nuevo stunt publicitario de cultura pop. Después de todo, ¿qué tan difícil puede ser saltar de la Torre Eiffel?

— Publicidad: Red Bull en todas partes

La bebida energizante se ha caracterizado por patrocinar deportes extremos. Previo al salto de Felix, patrocinaron la realización de “The Art of FLIGHT”, un espectacular video de “snowboarding”. Pero con Red Bull Stratos, sin duda superaron esa exposición de marca. 

— Medios: YouTube está contento

La transmisión en vivo del salto de Felix fue visto por más de 8 millones de personas a través de YouTube. Por mucho, se trata del evento en stream más visto en la historia, superando las 500 mil vistas que alcanzó la transmisión de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. 

— Ciencia: Traje supera la prueba

Las cuatro capas del traje a base de Nomex (material de alta resistencia) que usó Felix resistieron las temperaturas extremas, retuvieron la presión del aire y mantuvieron su forma. Además, un monitor de 36 gramos pegado a su pecho monitoreó en tiempo real sus signos vitales. 

— Tecnología: Espacio privado

Gracias al éxito de Red Bull y de otros proyectos como SpaceX, se confirma que el acceso al espacio, o en este caso a la estratósfera, ya no es exclusivo de agencias espaciales estatales. Con financiamiento privado, se puede empujar la tecnología a pasos a veces más avanzados.

El ave Felix

El nuevo héroe del “paracaidismo  espacial” nació en Salzburgo, Austria, en 1969.   En la década de los 90, Felix Baumgartner dejó el paracaidismo tradicional para incursionar en el salto BASE,  que consistente en saltar desde un objeto fijo. Sus desafiantes saltos desde los edificios más altos del mundo (primero las Torres Petronas y luego Taipei 101), le dieron fama como el “paracaidista BASE más loco del mundo”.  Su motivación es en parte científica, pero también su deseo por ver de lo que es capaz el cuerpo humano. 

El dinero no fue problema

La fortuna de Dietrich Mateschitz está valuada en 5.3 mil millones de dólares, lo que lo coloca en el lugar 193 de la lista de Forbes. El también austriaco de 68 años de edad se ha caracterizado por impulsar, a través de su popular bebida energizante, exóticos patrocinios relacionados a deportes extremos. Además, actualmente su compañía tiene participaciones en dos equipos de fútbol (Red Bull Salzburg de la Bundesliga austriaca y New York Red Bulls de la liga estadounidense MLS) y un equipo de Fórmula Uno. 

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