La crisis climática es una realidad. Actualmente el calentamiento global mantiene un crecimiento sostenido y acelerado hacia temperaturas cada vez más altas en todo el mundo. Los últimos años ya hemos visto algunos de sus efectos en la gravedad en los fenómenos climáticos, pero ¿cómo nos afectará el calor en nuestro cuerpo y mente?
Un equipo de investigación de la Universidad de Gales del Sur, en Reino Unido, ya estudia los efectos que un exceso de temperatura tiene en las personas dentro de un ambiente controlado. Para ello se realizan diversas pruebas de desempeño físicas y cognitivas.
El calor reduce el rendimiento físico y mental de las personas
Laura Paddison, de CNN, realizó esta prueba para vivir por ella misma cuáles son las consecuencias a las que podríamos enfrentarnos en apenas unas décadas en el futuro, si es que no se toman las medidas necesarias para reducir de emergencia las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para medir el desempeño de la periodista se le colocaron instrumentos que registraron flujo sanguíneo y su temperatura. Se le monitoreó en todo momento para determinar si el calor afectó en su toma de decisiones.
“Tenemos que entender cómo será vivir en un mundo mucho más caluroso”, explicó Paddison para el medio previamente citado.
Durante las pruebas, la periodista permaneció dentro de un cuarto especialmente diseñado para controlar la temperatura y la humedad que hay en el interior. El calor llegó a los 40 grados y el porcentaje de humedad fue del 20 al 80 por ciento.
En primera instancia, Paddison explicó que el calor comenzó a calentar su cuerpo, pero fue realmente la humedad la que comenzó a dificultar todas sus actividades. “Es muy duro. Mis manos están un poco temblorosas. Todo me cansa, incluso respirar. Se siente raro”, compartió la periodista durante las pruebas.
El calor podría complicar incluso las tareas más simples
Los resultados de la prueba mostraron un fuerte descenso en la cantidad de sangre que llegó al cerebro de la periodista conforme aumentó la temperatura y la humedad. Además, el corazón tuvo que esforzarse un 30 por ciento más sólo por el incremento de calor.
Por la caída en el flujo sanguíneo que llega al cerebro, “potencialmente se tomarían decisiones equivocadas”, explicó el profesor Damian Bailey, director de la cámara de pruebas.
Asimismo, explicó que el incremento en el calor podría representar un problema particularmente para pacientes de problemas del corazón. “Incluso levantarse de una silla, cardiovascularmente hablando, sería demasiado exigente” por las altas temperaturas, detalló.