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Para toda la vida

Las primeras experiencias de la infancia pueden dejar marcas de por vida y pueden influir en las decisiones y rumbo que se toma en la etapa adulta, pero también pueden cambiar la forma en que funcionan las células del cuerpo, desencadenando enfermedades que van desde un simple malestar general hasta provocarte dolores de cabeza, depresión y padecimientos cardíacos, por ello es recomendable mantener el estrés alejado de los niños.

Niños que sufren estrés podrían transmitir, en un futuro, a sus hijos enfermedades como obesidad o diabetes

Las primeras experiencias de la infancia pueden dejar marcas de por vida y pueden influir en las decisiones y rumbo que se toma en la etapa adulta, pero también pueden cambiar la forma en que funcionan las células del cuerpo, desencadenando enfermedades que van desde un simple malestar general hasta provocarte dolores de cabeza, depresión y padecimientos cardíacos, por ello es recomendable mantener el estrés alejado de los niños.

El entorno familiar, escolar y social en el que un menor crece y se desenvuelve, determina cómo se desarrollará ese ser, y su cerebro, en el futuro. Además de moldear su personalidad.

De acuerdo con el portal invdes.com, una mala alimentación, experiencias traumáticas, ambiente familiar inadecuado (abuso físico y/o emocional, rechazo de los padres y poco o nulo cuidado materno) son factores que pueden contribuir a una disminución de la memoria y al lento o poco aprendizaje de los niños.

Por si esto fuera poco, los episodios de estrés sufridos en la infancia, desencadenan depresión en la etapa adulta, así como otras enfermedades graves tales como diabetes, obesidad y problemas del corazón.

En México, las enfermedades cardíacas son la primera causa de muerte, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras que la obesidad está considerada como una pandemia mundial desde 2016.

Más allá del ‘simple’ trauma

La Revista Biotecnología en Movimiento detalla que la genética juega un rol importantísimo en todo este proceso, ya que dictará lo que se transmite a los nuevos bebés, pues cuando un ser humano es expuesto a grandes cantidades de estrés, en su organismo suelen “apagarse” ciertos genes o “prenderse” otros, dependiendo de los estímulos. Por lo que la “expresión” de los genes dicta qué proteínas se producen, lo cual desencadena una propensión o resistencia a diversos tipos de enfermedades, así como de transmitirlas a su descendencia.

Aunque el amor de mamá resulta ser fundamental, ya que puede influir en uno o varios genes del bebé, lo que podría desencadenar que en etapas posteriores, dicho individuo, sea menos ansioso o miedoso.

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Estrés laboral… hasta parece la letra de una canción que todos nos sabemos a la perfección. La ardua carga de trabajo, la falta de tiempo libre, el ritmo incontrolable en una oficina, una planta, en alguna construcción o en cualquiera que sea tu área de trabajo puede traducirse en estrés.

Las personas que tienen trabajos que les provocan altos niveles de estrés y que tienen poco control sobre la toma de decisiones tienen 23 por ciento más de probabilidades de sufrir un infarto, según un estudio reciente, publicado en el journal The Lancet.