Hace exactamente una semana, Estados Unidos sufrió tres tiroteos en distintas zonas del país: en El Paso, Texas; Dayton, Ohio y Chicago Illinois, dejando un total de 41 personas muertas, entre ellas varios mexicanos.
Si bien esta cifra de decesos parece alarmante, no se compara con el número de muertes que han dejado varias de estas masacres a lo largo de la historia del país norteamericano.
Y es que no es un secreto que los tiroteos masivos son un problema común en Estados Unidos.
Tan solo en lo que va del año 2019, se han registrado 253 ataques de este tipo contra la población civil, según lo detalla el sitio web de rastreo de tiroteos en EU Gun Violence Archive.
Aunque hay muchos factores que intentan explicar este fenómeno, todavía es una incógnita lo que realmente sucede en territorio estadounidense.
Lo cierto es que los tiroteos masivos se vienen perpetrando desde hace décadas y hasta la fecha, nada ha podido frenarlos.
ESCUELAS, BLANCO DE TIRADORES
Centros comerciales, edificios o bares, son algunos de los lugares más comunes donde los tiradores cometen sus ataques, sin embargo, a lo largo de la historia de los Estados Unidos, estos sucesos han tenido una mayor incidencia en escuelas.
Una de las masacres más antiguas y espantosas de las que se tenga registro, es la ocurrida en la Universidad de Austin, en Texas.
Sucedió el 1 de agosto de 1966. Charles Whitman era un estudiante de ingeniería y un exmarino con entrenamiento de francotirador.
Tenía un coeficiente intelectual de 139 por lo que, al ser un alumno de excelencia, nadie hubiera podido imaginar que ese joven de tan solo 25 años de edad acabaría con la vida de 16 personas.
El motivo que lo orilló a cometer un acto tan atroz, fue la pérdida de su beca de estudios ya que, por alguna razón, Whitman comenzó a tener malas notas, provocando que la escuela le retirara el apoyo.
Esto decepcionó y enfureció al joven exmarino, quien el mismo día en que recibió la noticia, asesinó a su esposa y a su madre para luego dirigirse a la Torre del Reloj del centro universitario desde donde perpetraría el tiroteo.
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Cargado con rifles, pistolas y cientos de municiones, Charles Whitman subió hasta lo más alto de la torre y comenzó a disparar indiscriminadamente.
La gente no sabía de dónde provenían los disparos, de manera que el estudiante pudo alargar su ataque por un lapso de una hora y media, dejando un saldo de 16 personas fallecidas.
La matanza terminó hasta que los policías de Austin lo identificaron y abatieron.
LA MASACRE DE COLUMBINE
Otro de los sucesos que más conmocionó a la sociedad estadounidense, fue la masacre de la Escuela Secundaria de Columbine en abril de 1999.
Este tiroteo no destaca por ser de los más mortíferos, pero sí por ser uno de los más conocidos ya que de él existen innumerables registros como videos, audios, llamadas, testimonios, documentales y hasta películas que se vieron inspiradas por la historia de los autores materiales del crimen.
Eric Harris y Dylan Klebold, de 18 y 17 años de edad, eran dos estudiantes que cursaban su último año de escuela.
Se dice que estos dos jóvenes no eran muy bien aceptados por sus compañeros de clase quienes los consideraban “raritos”, de manera que una de las teorías que versan sobre este terrible hecho, es que los dos estudiantes atacaron su escuela por venganza.
Todo estaba planeado. El objetivo era matar al mayor número de personas, se prepararon con armas de alto calibre y con explosivos que afortunadamente no detonaron, incluso el día no fue elegido al azar. Ellos escogieron el 20 de abril, la fecha en que nació Adolf Hitler.
Comenzaron en los jardines de la escuela secundaria, pasando por los pasillos, cafetería y finalmente la biblioteca. ¿El saldo? 13 personas muertas y 24 heridos, la mayoría estudiantes.
Fue más de una hora de terror. A diferencia del tiroteo en la Universidad de Austin, los responsables no acabaron abatidos por policías. Ellos, los mismos autores, fueron quienes se quitaron la vida.
Hincados en una esquina de la biblioteca, cada uno con sus armas, Eric y Dylan se ponían de acuerdo para dar los disparos finales. One, two, three, go! or one, two, go! era el dilema en ese momento.
Al final one, two, three, bang! fue lo que acabo con ellos.
SAN VALENTÍN NEGRO
Sucedió en el 2018. Los titulares de los diarios estadounidenses calificaron el ataque como “El tiroteo que superó la masacre de Columbine”.
Y es que fue un solo alumno el que dio muerte a 17 estudiantes en la fecha donde se suponía todos festejarían el amor y la amistad.
Nikolas Cruz de 19 años era un exalumno de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas de Florida.
Era un chico tímido y marginado durante su vida escolar. Fue expulsado por amenazar a sus compañeros precisamente con un tiroteo, sin embargo, la única medida que tomó la escuela, además de darlo de baja, fue no volver a dejarlo entrar.
Eso no fue impedimento para Nikolas. Armado con un fusil del tipo AR-15 detonó la alarma de incendios de la escuela y conforme los alumnos iban saliendo al creer que solo se trataba de un simulacro, él les disparaba uno a uno.
MASACRE DE AURORA
A diferencia de los tiroteos anteriores, este no ocurrió en una escuela, sino en una sala de cine en el condado de Aurora, Colorado.
Fue el 20 de julio del 2012. Ese día se estrenaba The Dark Knight Rises o El caballero de la noche asciende, una película de la saga Batman.
James Eagan Holmes de 24 años de edad era un estudiante de medicina de la Universidad de Colorado pero ese día decidió ingresar a una sala de cine por la puerta de emergencia.
Llevaba un chaleco antibalas, una máscara de gas y varias armas además de explosivos.
Primero lanzó una granada, se dio el tiempo para prender un cigarro y luego comenzó a disparar contra los espectadores.
Algunos creyeron que los disparos eran simples efectos especiales de la película e incluso pensaron que el pistolero les estaba jugando una broma. Grave error.
Al quedarse sentados en sus butacas, el atacante logró asesinar a doce personas y herir a 59 hasta que fue detenido por policías.
Con el pelo pintado de anaranjado y una expresión de perplejidad, el responsable recibió su sentencia: cadena perpetua sin derecho a libertad anticipada.
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