Las mujeres han estado forjando su propio camino en la escena musical, desafiando estereotipos y superando obstáculos en busca de equidad y reconocimiento. La historia de la música está impregnada de talento femenino que ha resistido contra estructuras patriarcales. Desde las pioneras que desafiaron las expectativas en décadas pasadas como Cecila Toussaint hasta las artistas contemporáneas que continúan rompiendo barreras como Vivir Quintana o Natalia Lafourcade, la lucha de las mujeres en la escena musical es un relato de resiliencia, creatividad y empoderamiento.
Sin embargo, no es un secreto que la presencia y visibilidad de las músicas en la programación de festivales y conciertos es inferior a la de los hombres. Tan sólo en el año 2023, según datos proporcionados por la plataforma Sonoridad MX, se reveló que en festivales mexicanos, 25 de cada 100 actos anunciados estaban liderados por mujeres.
Esta plataforma, impulsada por Karina Cabrera, investigadora y periodista musical, opera de manera independiente con el objetivo de transformar los escenarios y espacios para la música.
“Noté que los parámetros establecidos no reflejan la verdadera contribución de las mujeres. A pesar de afirmaciones sobre la falta de producción femenina, registré más de 150 discos el año pasado, evidenciando que el registro actual tiene sesgos y una narrativa defectuosa”, explica Karina Cabrera a Reporte Índigo.
En su búsqueda por abordar la falta de representación, Karina emprende un levantamiento de datos de manera orgánica y detallada, examinando cada cartel de festivales. Su enfoque incluye la revisión y análisis exhaustivos para verificar indicadores como representación, presencia y patrocinios.
Destaca la importancia de este proceso al señalar que la falta de nombramiento y visibilización impide problematizar y abordar las desigualdades en la industria musical.
“El INEGI tiene estudios y levantamiento de datos, pero no responde precisamente a la realidad de las músicas en México. Esta labor es necesaria porque como no nos están nombrando, enumerando y visibilizando, no podemos problematizar.
“Mi interés inicial era buscar legislación que asegurara el espacio y derechos laborales y culturales en estos escenarios. Para lograr esto, me propuse crear datos sólidos y concretos a través de un estudio, sin sesgos ni juicios de valor. La idea era obtener información que respaldara movimientos, prácticas e incluso cambios en la industria”, abunda Cabrera.
Con dos años de trabajo en este estudio, ha registrado festivales y analizado datos para visibilizar la desigualdad en la escena musical.
Karina destaca la coyuntura actual como un momento propicio para impulsar un cambio, fomentar la conciencia en consumidores, trabajadores del sector y artistas, y exigir rendición de cuentas a quienes programan eventos. Su trabajo apunta a crear una conciencia colectiva que impulse la igualdad en la industria musical mexicana.
“Es un muy buen momento de coyuntura porque ya podemos visibilizar esta desigualdad, empezar a problematizar, a pedir rendición de cuentas, realizar muchas actividades que impulsan un cambio y crear una conciencia en quienes consumimos música, en quienes trabajan en el sector y en quienes suben a los escenarios y eso pues obliga también a crear una serie de cuestionamientos a quienes programan los festivales”, asevera.
Desafíos para las mujeres en la industria
En la industria musical, las mujeres enfrentan numerosos obstáculos que obstaculizan su acceso a los escenarios y su reconocimiento. Algunas de las respuestas simplistas arraigadas en generaciones pasadas perpetúan estereotipos, desde la idea de que las mujeres no estudian música hasta la falta de continuidad.
Sin embargo, de acuerdo con Karina Cabrera, la realidad es mucho más compleja, marcada por la violencia sistémica, acoso y estructuras excluyentes. Y justo, para desafiar estos prejuicios, SonoridadMX reveló la existencia de numerosos proyectos liderados por mujeres en todas las áreas musicales.
“Hice un mapa de mexicanas para comprobar si verdaderamente había pocas mujeres y tengo ahorita 70 proyectos registrados en todas las áreas, de chicas realizando un nuevo proyecto, colectivas, sellos discográficos, entonces sí hay muchas mujeres haciendo música.
“Sin embargo, lo que persevera son estas ideas de que las músicas no lo hacen con calidad, esta exigencia de excelencia que no se exige para los otros proyectos y que no permite la profesionalización”, cuenta.
La meritocracia, a menudo esgrimida como justificación, se revela como un sistema excluyente que no se aplica de manera equitativa. Además, la falta de obligación y desinterés del público en conocer a las mujeres músicas contribuye a la perpetuación de estereotipos.
La cadena de obstáculos se extiende más allá de la música misma, abarcando la programación de medios de comunicación, entrevistas, festivales y más. La falta de visibilización y el conformismo del público refuerzan la idea de que la música femenina carece de calidad.
“Esto es una cadena y estamos hablando de una de las industrias más importantes en México, de las que mayores ingresos generan. Somos parte de toda una cadena de difusión y divulgación que está cortada en todas las áreas, Como medios si no impulsamos, no programamos, no entrevistamos y luego como público si compramos la idea de que la música de mujeres, que es un peyorativo, no tiene calidad, estamos siendo parte de esta invisibilización”, revela.
Los datos presentados son el punto de partida para cuestionar las relaciones en la industria musical, desde programadores hasta productores y festivales. Se plantea la necesidad de asignar espacios emergentes y locales, desafiando la colonización cultural y fomentando la diversidad cultural y lingüística en la escena musical mexicana.