El contacto visual es clave para determinar el éxito de una interacción. A través de él se entabla intimidad y es preciso en los mensajes que se transmiten mediante la comunicación no verbal. Para las personas socialmente incómodas el contacto visual es incluso temible, ya que si se hace por mucho tiempo puede parecer extraño, mientras que si dura muy poco la persona puede dar la impresión de inseguridad.
En un estudio del libro New Ideas in Psychology que investigó sobre los factores que hacen que alguien le resulte raro o sospechoso a los demás, se descubrió que las personas que “muestran patrones inusuales en su comportamiento no verbal, características emocionales raras o que se distingan mucho a la norma, activan el ‘detector de lo extraño’”. Evitar el contacto visual es uno de estos comportamientos.
El contacto visual prolongado tampoco produce una buena impresión. Por mucho tiempo se promovió la idea de la importancia del contacto visual para ser convincente, pero un estudio de 2013 encontró que mantener la mirada por un largo rato hace que haya más resistencia a lo que dice alguien, puesto que puede dar la impresión de que trata de convencer.
Recomendado: Las mujeres tienen mayor facilidad para leer la mente que los hombres
Según el experimento que realizó el año pasado un grupo de psicólogos británicos, el número mágico de segundos que debe durar un contacto visual para no ser ni demasiado ni muy poco es: 3.3 segundos.
En el estudio participaron 498 personas de 11 a 79 años. Para el experimento tuvieron que mirar directamente a la cámara, para dar la ilusión del contacto visual, durante diferentes periodos de tiempo que se interrumpían con miradas hacia abajo, y se les pidió que presionaran un botón cuando sintieran que el contacto era incómodo. Según los resultados, la percepción que los participantes tenían de quien aparecía en el video no afectó el rango de tiempo.
Además contrario a lo que se nos dice desde niños, ver a los ojos no es una prueba para comprobar si alguien está mintiendo o no. De hecho de acuerdo a un texto publicado en 2014 por Jack Schafer, hay estudios que indican que los mentirosos normalmente mantienen deliberadamente el contacto visual por más tiempo que los que dicen la verdad. Además de aclarar que en realidad no hay ninguna conexión entre decir la verdad y ser capaz de mirar a los ojos.
El contacto visual ayuda a que las personas sientan más confianza y creen un lazo de intimidad. No es por nada que el famoso experimento que el psicólogo Arthur Aron realizó hace unos 20 años, en el que logró que dos extraños se enamoraran, requiera que los dos individuos se miren por exactamente cuatro minutos, además de las preguntas personales que se tienen que responder.
En 1989 Joan Kellerman, publicó su investigación en la que hizo que 72 pareas se miraran a los ojos por dos minutos. En los resultados del experimento, los participantes dijeron haber experimentado un aumento en el amor pasional y el afecto.
Recomendado: Gaslighting: violencia entre pareja que te confunde hasta la locura