El Tribunal Supremo británico determinó ayer que el servicio estatal de salud es responsable de pagar por un fármaco de prevención del VIH, descrito como un “punto de inflexión” en la lucha contra el sida.
La organización benéfica National AIDS Trust había alegado que las autoridades sanitarias tienen un deber ético de financiar el medicamento de profilaxis previo a la exposición, que reduce el riesgo de contagiarse del virus del VIH.
El servicio de salud alegaba que prevenir enfermedades de transmisión sexual no es su responsabilidad porque las medidas de salud pública corresponden al gobierno local.
El juez Nicholas Green concluyó el martes que el servicio sanitario “erró al decidir que no tiene el poder ni el deber” de encargar ese tratamiento.
Ese tratamiento “aumentaría de forma significativa el impulso en nuestra lucha contra el virus”, afirmó el médico Michael Brady, director médico de la organización benéfica.