A lo largo de los años se ha hablado de la esquizofrenia como una enfermedad cerebral. Investigaciones, estudios y patentes la han relacionado con el cerebro, genética o locura.
A pesar de que se han analizado imágenes MRI (Resonancia Magnética, en inglés) o PET (Tomografía por Emisión de Positrones, en inglés) hechas a cerebros de personas con esta condición, y que supuestamente avala la idea de que se trata de una enfermedad cerebral, surge una voz que lo contradice y cuestiona.
Paris Williams, doctor en Psicología Clínica de la Saybrook University, sostiene que la causa de este trastorno es aún incierta, según afirma en el multipremiado blog BrainBlogger (sobre ciencia y salud) y en su libro, “Rethinking Madness”.
Ni locura, ni perder la cordura
Williams afirma en BrainBlogger que decir que la esquizofrenia es cerebral, es una hipótesis no probada.
Incluso, dice, hallazgos establecidos después de investigaciones realizadas en la etapa de recuperación lo reafirman.
“(Además) es altamente rentable para las industrias farmacéutica y psiquiátrica” y plantea que “el entendimiento popular sobre la esquizofrenia está profundamente equivocado”. Hay una delgada línea entre la locura y la cordura, dice.
Williams señala que sabe perfectamente que su postura contradice en su totalidad a la visión y perspectiva general que se tiene sobre la esquizofrenia desde “siempre”.
Puede sonar muy descabellado desacreditar –por decirlo de una forma– todo el trabajo y hallazgos médicos de esta patología, pero el análisis del psicólogo es valioso.
Paris remarca el contraste entre lo que dice el National Institute of Mental Health en su página oficial sobre esta enfermedad: “la esquizofrenia es un desorden del cerebro severo y crónico que incapacita”, eso te plantea una perspectiva e idea sobre la patología, pero a decir de Williams, si se profundiza en el archivo del instituto, se encuentra lo siguiente: “las causas de la esquizofrenia siguen siendo inciertas”.
El psicólogo también hace referencia a lo planteado por la American Psychiatric Association: “(la esquizofrenia) es un desorden crónico del cerebro”, pero después agrega que “la ciencia no sabe qué factores producen esta enfermedad (…) su origen no está identificado”.
En esta edición te presentamos la propuesta que sustenta su postura y que rompe con tres hipótesis que señalan a la esquizofrenia como una enfermedad cerebral, a pesar de todos los estudios e investigaciones que se han realizado durante décadas.
1. La esquizofrenia es causada por un desequilibrio químico en el cerebro
Esta hipótesis está respaldada por la creencia de que si los síntomas de los esquizofrénicos disminuían cuando se les suministraba antipsicóticos que bloqueaban la dopamina (un neurotransmisor en el cerebro), era porque, entonces, la esquizofrenia aparece cuando hay un exceso de dopamina.
Y como era de esperarse –y de reiterarse por Williams– se ha desacreditado esta hipótesis, alegando que los receptores de dopamina de cada persona se bloquean durante las horas siguientes al consumo y los efectos de los antipsicóticos no aparecen hasta dentro de semanas.
Por lo tanto, Williams lo cuestiona diciendo que si la esquizofrenia es causada por exceso de dopamina, ¿por qué no se ve disminución inmediatamente, una vez que se redujeron sus niveles de manera efectiva?
A su vez, desacredita la idea que señala que con los resultados de escaneos PET y MRI que reflejaban dopamina excesiva en cerebros de esquizofrénicos, se tenga una relación directa con la patología, dado que esos cerebros habían estado, considerablemente, expuestos a antipsicóticos.
2. La esquizofrenia es causada por una anomalía en las estructuras del cerebro
Esta teoría apunta a que es causada por algún problema en el tamaño de la corteza cerebral y otras regiones. Esta idea nació cuando se encontraron anomalías en cerebros diagnosticados con dicha enfermedad.
Pero, eso no significa que vayan “de la mano”, pues hay muchos factores que influyen y afectan la estructura cerebral, entre algunos de ellos se encuentran alcoholismo, depresión, retención de líquidos, embarazo, etnia y hasta el tamaño de la cabeza.
Además, destaca una ironía pura: el uso de antipsicóticos también son un factor que puede causar anomalías en la estructura cerebral.
La mayoría de los pacientes esquizofrénicos no han mostrado una anomalía obvia.
De hecho, tienen el cerebro normal hasta donde se ha establecido por investigadores. Incluso, hay personas sin esquizofrenia que tienen anomalías en la estructura cerebral.
3. La esquizofrenia es un desorden genético
Esta hipótesis es en la que más enfatiza Williams y en donde asegura que tiene una intrínseca relación con las primeras dos hipótesis.
Después de leer esta última hipótesis quedé un poco más convencida de adoptar la postura de Paris, pues ésta está basada en estudios realizados hace muchos años y a decir del psicólogo la única conclusión que se puede sacar de esos estudios es que “puede haber un componente hereditario en la susceptibilidad de una persona que pudiera desatar psicosis”.
Sin embargo, en “Rethinking Madness” se asevera que de igual manera puede haber un componente en el que se herede inteligencia, vergüenza o cualquier factor psicológico que conlleven un desorden psiquiátrico.
Para reforzar su postura en contra de que la esquizofrenia tiene una relación con características genéticas, es la relación de esta patología con factores ambientales –que no son hereditarios, por cierto– y menciona un estudio en el que se encontró que el 46 por ciento de las mujeres que estaban diagnosticas y hospitalizadas habían sufrido de incesto, en otro estudio se descubrió que el 77 por ciento de niños que habían sido abusados sexualmente, desencadenaron psicosis, en comparación con el 10 por ciento que no había sido víctima de abuso sexual.
De igual manera, en otro estudio que menciona Williams, el 83 por ciento de hombres y mujeres esquizofrénicos habían sufrido abuso sexual, físico y emocional.
De hecho, el doctor cita a Bertram Karon, psicoterapeuta e investigadora que encontró algo fundamental sobre la correlación entre esquizofrenia y factores ambientales o ajenos a la persona: la soledad y/o el terror en la infancia, pueden llegar a causarla cuando la persona llega a la adolescencia o adultez.
No se sabe puntualmente la causa, pero sí algunos factores que influyen para que se desencadene esta enfermedad.
Sigue siendo alarmante
Podrá sonarte un poco ajena- si no tienes algún familiar o amigo que la padezca- pero lo cierto es que esta enfermedad es de las más lúgubres de la psicología y aún sigue siendo un padecimiento que alarma actualmente.
Simplemente, en México hasta 2010, se estimaba que 1 de cada 100 habitantes del país la padecen y más del 50 por ciento no tiene ni el diagnóstico adecuado, ni el tratamiento, según estableció en ese año, apuntó Alejandro Díaz Anzaldúa, coordinador de consulta externa de la dirección de servicios clínicos del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente.
En la última hipótesis, Williams comprueba con ejemplos que no hay –necesariamente– una relación directa entre la esquizofrenia y la genética, y que los factores ambientales sí influyen como causal de este trastorno.
En el Foro Internacional Nuevos Abordajes en el Tratamiento de la Esquizofrenia se demostró que se sigue considerando que esta patología se debe a un factor genético.
Además, se estableció que la esperanza de vida de los pacientes que la padecen se reduce de 10 a 20 años, en comparación con la del resto de las personas.
Algunas de las causas a las que se le relaciona son urbanismo, exclusión social y ambientales.
Según los datos expuestos en el foro, entre el 60 y el 80 por ciento de los casos, se le asocia a factores genéticos.
Las consecuencias de un paciente esquizofrénico pueden ser fatales: aproximadamente tienen de 10 a 15 por ciento más de posibilidades de quitarse la vida que las personas que no la padecen.
La calidad de vida de los pacientes también se ve sumamente afectada, solo imagina que este trastorno impide que su mente establezca la diferencia entre lo real de lo que no lo es. No pueden pensar clara y tranquilamente, tampoco pueden tener respuestas emocionales como cualquier ser humano.
Expertos en este padecimiento no saben con certeza la causa, pero sí corroboran que algunos factores ambientales pueden desatarla en las personas que estén en riesgo de padecerla debido a su carga genética.
Algunos de los síntomas que desencadena son ansiedad, depresión, pensamientos y comportamiento suicida, alucinaciones, delirios, falta de emoción y capacidad de atención, entre otros.
Aún queda mucho por analizar esta enfermedad cuyo tratamiento es caro y que afecta, como la mayoría, a la familia y las personas que rodean al paciente. Es uno de los padecimientos más tristes que pueden alterar la mente humana y el raciocinio.